jueves, 19 de septiembre de 2013

RAMBO - La Saga - La Columna de Logan.



Llegó el día, señores. Si, si. Ante la inmensa cantidad de cartas que llegan a nuestra editorial (?), mails, MP por Face y DM por Twitter, he cedido a las súplicas y me dispongo a escribir una reseña que se enmarque en el análisis del cine de acción que estamos llevando adelante en Tierra Freak, y que recupere unos de los estandartes del mismo: la saga de John James Rambo, uno de los personajes más celebrados a los que le ha puesto el cuerpo nuestro amigo Sylvester Gardenzio Stallone, de aquí en adelante solo Sly. Bienvenidos al tendedero de sangre y tripas que será esta reseña.


Nam

Si hablamos de la saga de John Rambo indefectiblemente tenemos que explayarnos un poco en la guerra de Vietnam, al menos si queremos abordar las cintas desde todos los ángulos. Para muchos, esta guerra es “esa que perdieron los yanquies”, y si bien esto es verdad, en su momento fue mucho más que eso. El conflicto armado en tierra Vietnamita que comenzó en 1955 y enfrentó dos facciones, Vietnam del Sur (apoyado por U.S.A.) contra los nort-vietnamitas, o Vietnam del Norte (que recibía apoyo de Rusia y China) fue probablemente el único enfrentamiento en el clímax de la Guerra Fría que llevaban adelante a nivel mundial el bloque occidental-capitalista contra el oriental-comunista que no se manejó bajo los términos de las guerras subsidiarias o guerras por proxy (este formato de guerra se da cuando dos o más potencias utilizan a terceros para definir un conflicto), dado que U.S.A. mandó casi 580.000 norteamericanos a combatir, y Rusia aportó sus 15.000 asesores militares, sumado a China que mandó sus 320.000 soldados. Está bien, también estuvo la Guerra de Corea, pero la diferencia con Vietnam es que… acá U.S.A. perdió. Pumba. Además, lo ocurrido en Vietnam, en cuanto al daño colateral, fue terrible e histórico: para 1975 la guerra habría causado la muerte de entre 3,8 y 5,7 millones de personas, la mayoría de ellas civiles, y graves daños medioambientales. Estas enormes cifras de muerte posicionan a la guerra de Vietnam como el conflicto más sanguinario después de la Primera Guerra Mundial y Segunda Guerra Mundial. Volviendo a la intervención de U.S.A., los avances del comunismo preocupaban a Estados Unidos desde casi el fin de la WWII, ya que países como Malasia, Indonesia o Filipinas habían estado muy cerca de pasar al lado comunista y ya lo habían hecho China, Vietnam del Norte, Birmania, Cuba y todas las naciones europeas bajo la ocupación soviética. U.S.A. temía quedar rodeado de una constelación comunista de la que Vietnam sería una pieza más de una cadena que a su vez haría caer a países como Laos, Camboya, etc. A esto le llamaron la Teoría del dominó, y evitar esta caída los llevó a concentrarse en que Vietnam del Sur no pasara al comunismo. No lo lograron, perdieron, y esto generó algo llamado el síndrome de Vietnam, un sentimiento de derrota e impotencia sufrido por la sociedad estadounidense en los años ‘70 y principios de los ‘80 del siglo XX tras perder esta guerra, mismo que no solo negaban sino que procuraban esconderlo. ¿Cómo? Borrando del mapa a los ex-combatientes que regresaron (sanos o minusválidos) de Nam. Desde ahí parte First Blood.

La Rambo que no se llama Rambo, vieja

First Blood fue, primero, una  novela de David Morrell que fue publicada en 1972 y que sin llegar a ser un Bestseller tuvo suficiente éxito como para llamar la atención de Columbia Pictures y Warner Bros., los cuales adquirieron los derechos para adaptarla al cine. Luego de recibir el guión adaptado escrito por Michael Kozoll y William Sackheim, y con la intención de filmarla en British Columbia, Canadá (salía más barato ahí), convocaron justamente al Canadiense Ted Kotcheff [podemos mencionar entre sus méritos que dirigió la original Fun with Dick and Jane (1977), que tuvo una reciente remake en el 2005 protagonizada por Jim Carrey y Téa Leoni] para la dirección, pero pronto se tiraron atrás con el proyecto, dado que luego de realizar unos estudios de mercado concluyeron en que con la cercanía del fin de la guerra de Vietnam podían herir la sensibilidad norteamericana. El proyecto resucitó solo cuando Mario Kassar, Andrew G. Vajna y Buzz Feitshans se hicieron con los derechos, y volvieron a convocar a Kotcheff para la dirección, muchos años después. En el medio desfilaron un trillar de posibles actores para el rol protagónico, desde Clint Eastwood (sí, leyeron bien) pasando por Al Pacino, Robert De Niro, Paul Newman, Steve McQueen, Nick Nolte, John Travolta, Dustin Hoffman, Kris Kristofferson e incluso Terence Hill, pero Kassar y sus colegas ya tenían en mente a Stallone; luego de haberlo visto en las dos 1ras Rocky estaban convencidos de que era idóneo para el papel. Sly leyó el guión un fin de semana y aceptó, no sin antes sugerir muchos cambios en el mismo. La re-escritura de Stallone es la que termina haciendo de Rambo un personaje más humano, capaz de generar empatía con el espectador, el personaje de la novela de Morrell era casi un psicópata desalmado, una máquina de matar perfecta que incluso asesina a sangre fría a varios personajes, algo que en la versión cinematográfica se cuida de hacer. El film finalmente se estreno en el ’82 y se convirtió en un éxito de taquilla, pero sobre todo en un negocio perfecto: costó U$S 14 millones y recaudó solo en U.S.A. U$S 47 millones, y U$S 127 millones en el mundo. Golazo de media cancha.
La trama es probable que la conozcan todos los que están leyendo la reseña, pero nunca está demás recordarla: un ex-combatiente de Vietnam de nombre John Rambo, vagabundeando por un pequeño poblado se cruza en el camino de un Sheriff de nombre Will Teasle (caracterizado de forma magistral por Brian Dennehy), que lo mete en cana casi sin motivo, y ya atroden recibe los abusos de varios oficiales, entre los cuales estaba uno personificado por un muy joven David Caruso. Cuando colman la paciencia de Rambo, el kía se escapa, no sin antes moler a golpes a todo cana que se le cruza, roba una moto y se refugia en un bosque ubicado en una zona montañosa en las cercanías del pueblo. Los oficiales y el Sheriff van en su búsqueda y se encuentran con que el ex-combatiente se zarpaba en groso, mal, y los termina bajando a todos y cada uno, uno por uno, dejando al Sheriff para el final, y advirtiéndole que cesara con esta persecución gratuita. Por supuesto que eso no sucede, y para amplificar la caza –y los hombres-, Teasle convoca a decenas de miembros de la Guardia Nacional. Es ahí cuando hace su aparición el Coronel Sam Trautman y explica que John Rambo -a quien entrenó- no es un milico cualquiera, es un miembro de elite de la United States Army Special Forces, experto en Guerra de Guerrillas y en armas blancas y que por su participación en Nam incluso obtuvo una medalla de honor. De hecho, Trautman deja bien en claro que no por nada fue el único de su unidad en sobrevivir: es sin dudas el mejor militar que tuvo el gusto de entrenar. Al Sheriff no parece importarle eso, logran arrinconar a Rambo e incluso lo dan por muerto. Unas horas después se enteran que estaba lejos de haber sufrido ese destino, ya que regresa al pueblo para hacerlo arder en llamas, y en un enfrentamiento final termina liquidando al Sheriff. Momentos después se da una de las cosas que realmente termina elevando a First Blood por sobre el resto de la saga: en una charla íntima entre John y Trautman, el 1ro confiesa el dolor que le aqueja, que está directamente relacionado con la pérdida de su mejor amigo en la guerra, a sabiendas de que los sueños que compartían mientras estaban en la guerra se verían frustrados por este hecho, sumado al pequeño detalle de que esa última terrible imagen de las viseras de su compañero desparramadas por su propio cuerpo lo acompaña cada noche en recurrentes pesadillas… y se quiebra, llora y acude al consuelo del Coronel. Aunque parezca mentira esta escena es la mejor actuación de Stallone en toda la saga, y el único momento donde vemos al personaje en este estado crítico. Finalmente, a diferencia de lo que sucede en la novela original (donde Trautman termina matando a Rambo), se entrega a las autoridades locales.

¿Porqué First Blood y no otra?

La pregunta apunta a que me esfuerce por argumentar porqué esta saga, dentro de la cantidad de films de acción que existen y se realizaron –sobre todo en los ’80- amerita ella sola una reseña, porqué consideré, a la hora de sentarme a escribir toneladas de texto, que Sly y su ex-com de poca charla y armas tomar merecía que le dedique mi tiempo, y en consecuencia el de ustedes, leyendo esto.
Bueno, un buen lugar para empezar es el hecho de que las cuatro entregas estrenadas hasta el día de hoy cuentan con un guión co-escrito por Stallone, y eso no es poco. No son muchos los actores que, a tan temprana edad en sus carreras, dediquen tiempo y esfuerzo en pulir diálogos y tramas de algunas de las cintas que pretenden protagonizar, y con tanta efectividad. Teniendo esto en cuenta otro dato que me parece anecdótico y digno de mencionar sobre First Blood y la saga en sí es la ajustada duración de cada una: ninguna supera los 102 minutos, y de hecho la última, Rambo (2008), técnicamente es la más corta de todas ya que cuando comienzan a caer los créditos van 77 minutos de cinta. Esto habla no solo de guiones pulidos al mango sino también de la efectividad con la que fue editada y el equilibrio que las cuatro partes tienen entre la acción, el drama y los momentos de distención.
En el caso de First Blood, la temática que aborda la hace también digna de mención. No fueron pocas las producciones que, luego de finalizada la guerra de Vietnam, de una u otra forma avanzaron sobre esta temática, pero si son pocas las que se meten con el síndrome de Vietnam, y sobre todo que muestren de forma tan cruda y sincera una de las razones por las cuales esto terminó siendo un gigantesco problema cultural norteamericano: el maltrato y desprecio que los ex-combatientes recibían del resto de la sociedad.
La producción del film, además, tuvo muchos puntos altos, pero al menos desde mi lado uno que es más que meritorio mencionar es la música que Jerry Goldsmith compuso para la saga, y es altamente elogiable tanto el main tittle como la incidental usada en todo el largometraje. "It's a Long Road", tal el nombre del tema cabecera, es una preciosa y triste balada que por momentos tiene una fuerza pocas veces vista, y ya sea en su versión pop u orquesta no puede menos que estrujarte el corazón, además de, por supuesto, pasar a ser con los años una melodía que quedó grabada en el inconsciente colectivo de todos los que nos hicimos fans de la saga. Por otro lado, es imposible que pueda mencionar algo de la carrera de este compositor y director californiano sin faltarle el respeto: amerita él solito una reseña que quizás uno de estos días me anime a escribir. Es una bestia, un animal de la composición y un referente para generaciones futuras. Punto.
Finalmente, me parece lógico agregar que Rambo en sí, como personaje, contó en su momento con un carisma cuanto menos difícil de explicar cuando se analiza muy por encima, pero cuando nos esforzamos por encontrarle sentido nos damos cuenta que, a diferencia de otros héroes de acción, tiene un uso de armamento exótico para la época que sin dudas sumó muchísimo para transformarlo en un ícono de este cine, y que hizo escuela. El cuchillo de Rambo -que a medida que la saga fue avanzando se termina transformando en otro personaje más-, es una compleja pieza de ingeniería metalúrgica que incluso a mediados de los '80 se comercializó como "juguete" pero también en locales comerciales de Caza y Pesca. Pero hay un dato que es aún más exquisito que esto: este legendario cuchillo no existe en la novela original de Morrell, la introducción del mismo en el 1er film fue otro de los aportes de Stallone al guión, quien es un entusiasta coleccionista de exóticos cuchillos, y que para First Blood mandó diseñar y construir una pieza única a un experto en la materia de nombre Jimmy Lile. Siguiendo con este tema pero desviándonos dos grados a la derecha, algo que siempre me pareció peculiar fue que la imagen más recurrente de John Rambo, la que se suele utilizar para promocionar la franquicia, la que aparece por ejemplo en los posters de sus películas, es del personaje de Stallone portando una ametralladora o un lanzamisiles… cuando en realidad el arma que lo hace distintivo por sobre otros personajes análogos es claramente el arco y la flecha: casi 20 años antes de que Legolas y Hawkeye se hicieran famosos con esa arma en el cine el muchacho de Bowie, Arizona bajaba pibes y helicópteros de forma rápida, silenciosa y con una precisión que asustaba al más diestro.
Todo esto en su conjunto hizo de First Blood una película que terminó marcando una época, e incluso abrió puertas para explotar el género desde ese lado hasta saturar el mercado con esta temática. Un ejemplo de una característica distintiva de First Blood que termino dejando un legado es la ya clásica escena de Rambo camuflado con el entorno bajando muñecos, misma que se repite en los 2 films posteriores y que terminó siendo un sello de la saga, pero que en Hollywood años después se cansaron de emular con disímiles resultados.

Regreso a Vietnam

Rambo: First Blood Part II (1985) fue la oportunidad para que el personaje pudiera encontrar una forma de reconciliarse con su pasado, y aligerara así el peso que cargaba sobre sus hombros producto de la derrota en Vietnam. Dirigida por George P. Cosmatos [quien se re-encontraría con Stallone en Cobra (1986)] y con un guión de Sly Stallone y James Cameron (?), la secuela del celebrado film del ’82 nos muestra un Trautman arrebatando a Rambo de una prisión para ofrecerle la oportunidad de rescatar unos prisioneros yanquies en Vietnam, y con esta operación, simbólicamente, ganar la guerra, y de paso anotarse un indulto por parte del gobierno. Lamentablemente ambos son víctimas de una operación de prensa orquestada por un burócrata de nombre Marshal Murdock, que no tenía la más mínima intención de que la misión de rescate  fuera exitosa. Por suerte para nosotros Rambo tiene más huevos que Susana Trimarco y aún con todo en contra, y con Vietnamitas y Rusos encima, logra su objetivo y regresa con los prisioneros a la base norteamericana, no sin antes robarse un helicóptero, hacer concha el campamento donde los tenían cautivos, y tener un duelo con un temible Mil Mi-24 Hind (ese imponente helicóptero ruso que es casi una fortaleza voladora destructora de planetas y lunas) del cual logra salir airoso destruyéndolo con un lanzamisiles . A todo esto podemos sumarle, además, el agregado de las puntas explosivas para las flechas, lo que le dio pie a John para usar el arco con mucha más frecuencia, y claramente con resultados mucho más destructivos y divertidos.
Esta secuela es grandiosa, y los motivos son muchos. Por fin vemos a John manejarse en un entorno realmente hostil y que esté a su altura, con enemigos a los cuales tiene que matar sin contemplación porque sino es boleta, utilizando sus capacidades adquiridas en Vietman y aplicando la Guerra de Guerrillas a fondo. O sea, el concepto O.M.A.C. (One-Man Army Corps, una licencia que le pido prestado al genio de Kirby y que le calza como guante a Rambo), que ya un poco lo habíamos visto en la 1er parte, se consolida en este film. De hecho, O.M.A.C. ES Rambo II: en solo 1/2 hora de película se carga a todo el ejército Vietnamita y a sus aliados Rusos, él solo, solito, solo… No mercy, no witness, no nada, vieja.
Y esto es tan evidente que, por ejemplo, el supuesto interés romántico de John, una agente local que trabaja de incógnito de nombre Co-Bao, lo besa por 1ra y única vez y 30 segundos después muere de un balazo. La a-sexualidad de Rambo no hace más que resaltar el género al que el film pertenece: en la saga no hay lugar para el romance, solo cabe la acción y el drama, que en el caso particular de Co-Bao se traduce en un colgante que John hereda de ella, para seguir al pie de la letra el último deseo enunciado en su lecho de muerte: el pedido de que no sea olvidada por su circunstancial “amante”.
La canción que escuchamos al final de la película, cuando los créditos aparecen, está escrita e interpretada nada menos que por Frank Stallone, el hermano de Sly, que además de actor es músico, y tiene una versión levemente modificada del main tittle original de la saga, compuesto, como no, por Jerry Goldsmith. Y ya que hablamos de él, la música incidental aquí, incluso más que en la 1er entrega, está perfectamente sincronizada con la acción, de tal forma que uno llega a creer que fue compuesta con la cinta ya terminada y editada. Uno más de los detalles que en el cine actual de este género no abundan. Y ya que comparamos: 16 minutos de película y nada de acción, la primer bala se dispara arañando los 60 minutos de cinta. Un detalle narrativo propio del cine de los ’80 donde el espectador era mucho más paciente y menos ansioso, pero sobre todo confiaba en que la acción llegaría en el momento justo, no se desesperaba por la ausencia de la misma en el comienzo del film.
Para el final del repaso de este film, otra joya: Tuve la oportunidad de leer la novela de Rambo II, que no es otra cosa que una adaptación del guión llevada a la literatura, escrita por Morrell, el mismo que dio a luz la novela original First Blood, y en la introducción pone: "en mi novela Rambo muere al final, en la película no. Por eso escribí este libro". Casi un mercenario literario sin escrúpulos el Morrell este, ¿no? Que lindo es el mundo.

El Terror Rojo

Rambo III (1988) fue, durante 2 décadas, la última entrega de la saga, hasta la aparición de Rambo (2008), y si terminaba todo ahí, hubiera sido un más que digno final. El film, dirigido por Peter MacDonald [The NeverEnding Story III (1994), Legionnaire (1998)] y con guión de Stallone y Sheldon Lettich, aborda la guerra soviética en Afganistán. Esto, para los fans, era Rambo contra los Rusos, Rambo contra el Comunismo, la guerra fría en su modalidad más básica y cruda. Y Sly, con Rocky IV (1985) ya estrenada era un profesional a la hora de tocar la fibra sensible del norteamericano promedio con este tema. La trama no podía ser más sencilla: Trautman y un misterioso personaje de nombre Robert Griggs, caracterizado por Kurtwood Smith [el villano de Robocop (1987), el padre cabrón pero buena onda en That ’70s Show] viajan a Tailandia para reclutar a John para una misión, pero este, viviendo en un Templo budista, se niega. Trautman se lanza solo y lo terminan capturando, lo cual lleva a Rambo a tener que rescatarlo de una fortaleza Rusa en tierras Afganas.
Aún siendo el 3er film de la saga, es este el que tiene una carga socio-política más obvia y evidente, que se vislumbra no solo en la trama sino también en tajantes diálogos, como por ejemplo el que tiene Trautman con un coronel Ruso, al cual le dice: “La verdad es que subestimaron al enemigo. Si estudiaran historia, verían que esta gente nunca se
ha rendido ante nadie. Prefieren estar muertos antes que ser esclavos de un ejército invasor. No se puede derrotar a gente así. Nosotros lo intentamos, ya tuvimos nuestro Vietnam... Ahora ustedes tendrán el suyo.” ¡¡¡Shoooooooooooooooooooooryuken!!! ¡Tremendo! Ni hablar del goce que es ver esta película hoy, ¿no? Después de verificar que claramente el ex-presidente Bush tampoco era muy fan de la historia. xD
Además, esta producción era funcional a la propaganda del modelo americano y a la propagación del neo-liberalismo capitalista: yo miraba estas películas cuando era un niño y aún estaba en la escuela primaria, y los Rusos, para mí, eran un pueblo guerrero sádico hijoputa que competían para ver si ellos o los Nazis eran más soretes. Eran como los Khundios de D.C. Comics o los Klingons de Star Trek pero en la vida real: un pueblo guerrero que vive por y para la Guerra. Esa idea en mi cabeza no se comenzó a diluir hasta que, una vez más, gracias al cine, vi películas como The Russia House (1990) o The Hunt for Red October (1990), ambas con Sean Connery y en donde podía caer en la cuenta de que no todos los Rusos eran unos soretes, e incluso muchos de ellos eran admirables y tenían valores más que rescatables. Nunca un broli, el pibe, The Cable Guy me decían de chico. xD
Volviendo a algunos detalles exquisitos de la trama, John tiene que infiltrarse en Peshawar, Pakistán, para contactarse con un guía para que lo lleve a una aldea de Afganistán, y así él pueda socializar con una tribu de rebeldes muyahidines, quienes están librando la Yihad, esto es, la guerra por la permanencia de la fe islámica. Durante los preparativos de la intromisión a la fortaleza Rusa, Rambo aprende algunas cosas del pueblo islámico, reflexiona un poco e incluso se da el gusto de jugar a un bizarro deporte que consiste en, montados todos a caballos en dos equipos, recoger una cabra muerta de un círculo, dar una vuelta, y regresar para lanzar el animal a otro círculo cercano. ¡Incluso vemos a Sly levantando la cabra del suelo montado a caballo! ¡Sin dobles! Una maza.
Otra línea de diálogo memorable:
Masoud, Líder Muyahidín Afgano - Have you not seen enough death? Go! Go while you can! This isn't your war.
Rambo - It is now.
Precioso.


Esta producción, además de volver a contar con la preciosa música incidental de Goldsmith, raya en lo ridículo con la cantidad de preciosas escenas de acción y drama memorables que tiene, desde el inolvidable duelo final entre la fortaleza voladora MIL Mi-24 Hind piloteada por el Coronel Zaysen contra el tanque soviético T-62 piloteado por Rambo, hasta la escena que todos amamos y recordamos, y que probablemente sea la mayor muestra de testosterona de la historia del cine: John extrae con sus dedos una astilla a un costado de la zona abdominal y con la pólvora de una bala cicatriza su herida. Game Over. It's too much. Debo haber visto unas 10 veces esa escena y siempre grito (?) Y, por supuesto, no nos olvidemos de que Rambo es el único tipo que baja helicópteros con una flecha… Bueno, también está John McClane, que los baja con patrullas de policías, pero ese es otro tema.
En una de las escenas de acción más rambescas de todo el film, aprendemos una valiosa lección que podemos incluso utilizar en la vida real: que no importa que haya sigo criado en Afganistán, rodeado de tragedia, sangre y muerte, y que su familia haya sido acribillada por los Rusos y se haya forjado con los mejores guerreros muyahidines: un pibe siempre te caga la existencia. Siempre. Xd
Algo para destacar de esta entrega es que, a diferencia de las anteriores, y supongo que un poco para relajar y equilibrar ante la elevada dosis de violencia y muerte que tiene, la misma tiene mucho humor, sobre todo en algunos diálogos entre Trautman y Rambo. En un momento el coronel le pregunta si le jode la herida, a lo cual Rambo le contesta que él le enseñó a obviar el dolor... Trautman entonces le pregunta: ¿y funciona?, y Rambo responde: No mucho. No te lo tomes como algo personal. Momentos después John sobrevive a una de las 14.000 explosiones que ocurren a sus espaldas, Trautman le pregunta como está, a lo cual responde: "bien cocido". Otra: Trautman le dice “lamento haberte metido en esto, John”. Rambo: mentira, no lo lamentas...
Tremendo. Sin embargo, a la distancia, la mejor anécdota política nos espera al final del film: el agradecimiento final de la película, impreso encima de la escena final, cuando Rambo y Trautman parten en un jeep del poblado Afgano, decía "This film is dedicated to the brave Mujahideen fighters of Afghanistan". Sin embargo, luego del 9/11, esta dedicatoria fue levemente cambiada, y ahora podemos ver una que dice "This film is dedicated to the gallant people of Afghanistan". Rambo shot first, jeje.
They are brave only when we are supporting them, I guess… diría un paisano amigo mío (?)

El regreso

Rambo (2008) es la 4ta y última producción de esta saga, la cual se estrena 20 años después de la anterior, y tiene algunas características que la hacen distintiva y la despegan de la saga. Lo más importante: es la 1ra que es escrita, producida y dirigida por Stallone. Cuando comenzaron a correr los rumores del estreno de esta entrega, muchos se preguntaron: ¿Una Rambo sin Trautman?  Si, así sería: tendríamos un capítulo más de la saga pero prescindiríamos tanto del personaje de Trautman -debido a que el actor que lo caracterizaba falleció de cáncer en el 2003-, como también de nuevas partituras compuestas y dirigidas por Jerry Goldsmith, dado que el músico tuvo un destino similar, y por idénticos motivos (también falleció por cáncer) un año después, en el 2004. Sería, sin dudas, solo por estos detalles, una secuela distinta, máxime si a eso le sumamos que dejaría de estar producida por Mario Kassar y Andrew G. Vajna, lo cual nos mostraría violentos cambios estéticos en el film.
Stallone, para bien o para mal, se adueña del relato, pero tiene la suficiente cabeza como para hacerlo respetando algunas premisas de la saga y respondiendo a algunas tendencias del cine de acción de este nuevo siglo. Los créditos bien al inicio, justo después de la antigua presentación en letras bien visibles de Mario Kassar, no están... y el relato comienza con un compilado de noticias sobre la crisis en Burma (hoy conocida como Myanmar), un recurso que no se había utilizado en toda la saga en los '80.  Pero el fan acérrimo, además de tener ya en los 1ros minutos una escena de acción, se tranquiliza al 3:21 al escuchar la clásica banda de sonido de la saga, en su versión acústica con una guitarrita muy protagonista de la misma. Unos minutos después lo vemos a John cazando peces con arco y flecha y todo cierra: tranquilos, es nuestro querido Rambo de siempre.
La trama nos muestra a unos evangelistas de cuarta en plan ONU-Save-The-World que se quieren meter en la mismísima boca del lobo para curar unas heridas, predicar la palabra del señor a unos asiáticos desnutridos que viven una vida de mierda, y así poder sacarse unas fotos para levantar a Instagram y que mucha gente "de bien" como ellos le encaje unos likes muy copados. John Rambo tiene un bote y conoce la zona, y lo convencen de que los lleve hasta una Villa, y a 20 minutos de comenzado el film tienen, todos, una dosis de lo que es la real life en esa zona, cuando son abordados por unos Piratas Birmanos y John se tiene que cargar a todos con una rápida y eficaz balacera, ante la mirada atónita de los incrédulos predicadores. Aún con esta experiencia sobre sus hombros, convencidos por Sarah (la única mujer de la misión, que en un principio parecía que podía llegar a ser el interés romántico de John), de todos modos van a la Villa, solo para ser abordados por el ejército en cuestión, en una escena que nos da cuenta de la capacidad de Stallone para la dirección. Un detalle simpático solo para entendidos de la saga es el regalo que Sarah le da a Rambo antes de que este regrese a su lugar de laburo: un colgante con una cruz... una referencia directa a Rambo 2, con el colgante-buda que le regaló Co-Bao, mismo que usó durante el resto del film y en toda la Rambo III. Luego de 10 días de no tener noticias del grupo, otro Pastor contrata un grupo de mercenarios para ir a rescatarlos, y es, una vez más, John quien los guía.
En la anterior entrega de la saga, Trautman dialogando con John lo hace reflexionar sobre la idea de cerrar el círculo, aquí es Sarah el personaje que lo hace cuestionarse su existencia, y jugar con la idea de regresar a su país.
Los miedos de que esta 4ta lejana parte no estuviera a la altura de la saga son rápidamente dispersados cuando vemos las decisiones inteligentes que se tomaron para producir la misma: la película está enteramente filmada en un entorno selvático, lo que le un aspecto sucio, y mas "de guerrilla" que nunca. Un acierto, sin dudas. El villano, aún con poco diálogo y casi nula interacción con Rambo, es sádico y despiadado, a niveles que nunca se vieron en la saga, con detalles como el disfrute de un deporte tan perverso como increíble: largar un puñado de desnutridos civiles a correr por un sector donde hay minas escondidas. Pumba. Y como si le faltara algo para ser un personaje absolutamente desagradable, es pedófilo. El cuchillo, otro componente importante de la saga, acá pierde un poco de protagonismo (?), pero en contraposición tenemos algunas de las escenas más violentas de la saga, como cuando John le arranca la tráquea con sus manos a un militar asiático, o la detonación de una pseudo-ojiva pseudo-nuclear, o el tremendo cruce final, que incluye decapitaciones con un machete, amputaciones varias y fuego a quemarropa por parte de John con una machine gun M2 calibre 50 montada en una torreta de un Jeep.
En el final, ya casi con los créditos encima (y el main tittle de Goldsmith reversionado de fondo), nos damos cuenta que las palabras de Sarah lograron traspasar la armadura de Rambo, y lo vemos finalmente regresando a sus tierras, quizás incluso con la posibilidad de reunirse con su padre. ¿Cerrará el círculo de esta forma? Ni en pedo: se viene una serie de T.V. con Stallone mismo protagonizando la misma.
Gracias, una vez más, por llegar al final de esta reseña. Espero, de corazón, que la hayan disfrutado tanto como yo al confeccionarla, y nos reencontramos de nuevo la semana que viene, en Tierra Freak.