jueves, 5 de septiembre de 2019

The Dark Crystal: Age of Resistance - El Legado de Jim Henson - La Columna de Logan


Jim Henson. Un nombre que para muchos millennials no debe significar absolutamente nada pero para quienes contamos con 7 o más lustros en nuestro haber forma parte integral de nuestra infancia. Exitoso productor relacionado con el cine y la televisión, amante de las marionetas, talentoso, creativo y muy entusiasta, fue creador de varios shows para la caja boba, entre ellos The Muppets y Fraggle Rock, y bueno... también se le suele adjudicar el crédito de ser el artífice de la muy famosa por esta región Sesame Street cuando la realidad es que dicho show fue producido por Joan Ganz Cooney y Lloyd Morrisett pero utilizaron personajes de Henson para el mismo, y nuestro homenajeado colaboró con la voz para algunos de esos personajesm entre ellos, Kermit The Frog (conocida en nuestro país como La Rana René), quizás su creación más celebrada. También fue el director del film Labyrinth (1986), aquella inolvidable producción de fantasía que tenía al mismísimo David Bowie dando vida al inolvidable  Jareth, the Goblin King, acompañado por una muy joven Jennifer Connelly de apenas 16 años. Él y su mano derecha durante décadas, Frank Oz (quien entre otras cosas le dio la voz a Yoda en la saga de Star Wars), dirigieron juntos The Dark Crystal (1982), el primer largometraje norteamericano live-action que no contaba con un solo ser humano en escena. El fin de semana Netflix estrenó The Dark Crystal: Age of Resistance, una precuela de esta increíble película clásica en el formato de una serie de T.V. de 10 capítulos, y hoy aquí en Tierra Freak vamos a contarte una fábula genial sobre ambas producciones.



The Dark Crystal (1982)


Tiendo a creer que el único motivo por el cual The Dark Crystal (1982) se transformó en un film de culto que la gran mayoría de los "frikis modernos" desconoce completamente es ni más ni menos porque no tienen la más pálida idea del trabajo que hay detrás de esta producción. Si algún fan de la fantasía y ciencia ficción supone que hay un enorme laburo en efectos prácticos detrás de franquicias como las películas originales de Star Wars o las un poco más modernas Lord of the Rings de principios de siglo debería pegarle una visualización al documental que cubre la enorme labor que llevaron adelante Jim Henson, Frank Oz y sus equipos para poder filmar esta película. En algún punto todo se torna demencialmente complicado y no me asombra que este tipo de proyectos no se haya replicado con regularidad en años posteriores. No basta con diseñar un mundo prácticamente desde cero, incluyendo edificaciones, vegetación y, por supuesto, la fauna y los habitantes inteligentes que lo habitan, no, además, para darle vida a todo esto han necesitado decenas de titiriteros, malabaristas, acróbatas, mimos y hasta contorsionistas manipulando estos muñecos, además de centenares de trajes, muchos de ellos con cabezas repletas de servomotores operados por el mismo titiritero o a la distancia, cuando no tres o cuatro personas trabajando en darle vida a un solo personaje al unísono.

La idea de Jim Henson era plasmar un planeta donde no existiera un solo ser humano, la flora y fauna del mismo fuera completamente única y exótica y la diferencia entre animales y criaturas civilizadas fuera casi indistinguible. Para lograr su cometido recurrió a Brian Froud para el diseño conceptual de todas las criaturas, un diseñador gráfico egresado de la Maidstone College of Art que luego volvería a trabajar con Henson en la misma labor para Labyrinth (1986). De hecho, tal era el trabajo diario y conjunto entre Froud y el departamento de diseño de marionetas que allí conoció a Wendy Midener, con quien meses después se terminaría casando. Los bocetos y dibujos finalizados pasaban al departamento de arte para darles color, luz y vida, y luego este trabajo servía como guía para quienes desarrollaban cada una de las marionetas. El mismo recorrido se realizaba con los escenarios al aire libre, la fauna y las edificaciones fantásticas que se ven en el film, incluido el castillo de los Skeksis donde se encuentra el Dark Crystal que da nombre a la película.


La trama es bastante sencilla y lineal: los Skeksis son una raza malévola de esclavistas que protege el Dark Crystal fracturado de cualquier amenaza y domina el planeta Thra con mano de hierro, pero existe una profecía que anuncia que cuando los 3 soles vuelvan a juntarse un elegido de la raza Gelfling logrará restaurar el Crystal a su forma original y dará por concluida una era de oscuridad. Para evitar que esto suceda los malvados Skeksis se han encargado de exterminar a toda la raza de Gelflings durante los últimos años, pero la realidad es que un grupo de hechiceros pacifistas que se autodenominan urRus logró salvar a uno de ellos, de nombre Jen, y lo han estado preparando para que cumpla con el viaje ritual para devolver la luz al planeta. El sabio y maestro de Jen fallece, y en su lecho de muerte le revela a su protegido la manera en la que puede restaurar el balance, y la misma consiste en encontrar un fragmento del Crystal que está extraviado y devolverlo a su origen. Jen se encaminará hacia esta aventura y conocerá a Kira, otra Gelfling que también logró sobrevivir a la extinción de su raza, y juntos atravesarán varios peligros hasta finalmente ingresar al castillo y plantarles batalla a los últimos Skeksis para cumplir con la profecía.

Y acá hago un pequeño apartado dentro de esta parte de la reseña para lanzar algunas apreciaciones sobre los diseños de personajes, que son en casi todos los casos absolutamente geniales. Los Skeksis son una suerte de horribles pajarracos antropomórficos aristócratas que caminan medio encorvados y son absolutamente desagradables. Soberbios, altaneros, ególatras, egoístas y traicioneros, han encontrado la forma de prolongar su longevidad extrayendo la energía vital de otras criaturas, utilizando el poder del Dark Crystal para este fin. Mientras más noble la criatura, más efectiva es la extracción. Originalmente la criatura idónea para este fin eran los Gelflings, que si bien en su diseño tienen reminiscencias con los Elfos clásicos, por los rasgos de sus rostros, lo estilizado de sus cuerpos y las llamativas orejas puntiagudas, en realidad están más emparentados con los Halflings de Tolkien, dado que son bastante pequeños (los Skeksis son casi el doble de altos), no parecen ser muy sabios ni tampoco demuestran tener habilidades físicas tales como velocidad o una agilidad desmedida. Las hembras que forman parte de la raza Gelflings tienen como característica distintiva un par de alas que les permiten flotar y en ciertos momentos sobrevolar, algo en extremo llamativo para la época y que se adelantaba casi 3 décadas al revisionismo de género en cuanto al lugar que ocupa la mujer dentro del cine de acción y fantasía. Si bien no queda explicitado la historia deja clara una relación directa entre Thra y el Dark Crystal, y el lugar de poder que ocupan los Skeksis está directamente relacionado con su posición como guardianes de este último, pero a su vez queda claroque la utilización de dicha piedra ancestral en la forma en la que esta raza lo hizo durante miles de años fue condenando al planeta a una era de oscurantismo que, si la profecía se cumple, estaría llegando a su fin.



El clima alrededor del film se va nutriendo de un montón de elementos, entre los cuales podemos incluir la música y los sonidos, y la convivencia de la naturaleza con ellos. Trevor Jones fue el compositor de las partituras, las cuales fueron interpretadas por la famosa London Symphony Orchestra, y el departamento de sonido se encargó de trabajar de forma idónea un montón de elementos musicales que son esenciales en la trama en forma de rituales sonoros. Los sets incluían además, como es costumbre en la mayoría de las producciones de Jim Henson, un montón de pequeños animales casi indistinguibles que se pasean de un lado a otro, y extraña vegetación que cobra vida y parece tener un comportamiento casi animal, dotando a cada uno de los lugares con una sensación de maravillosa extrañeza.  

Por supuesto, no va a faltar el tarado que critique la falta de expresividad de absolutamente todos los personajes/marionetas que dan vida a esta producción. Ninguno de esos bobos seguramente se puso a pensar medio minuto la poca expresividad que tienen los animales cuando se los compara con el rostro humano, más vale, y para muestra basta ver la reciente The Lion King (2019), que está a dos pasos de ser un documental de NatGeo, y que deja en evidencia este punto. La idea de Henson fue siempre esa, y más allá de las "limitaciones" que podría darte en esta área el trabajar con marionetas, el objetivo final fue construir un universo antropomórfico verosímil, y para tal fin hubiera sido un error exagerar gestos y expresiones en los rostros de las criaturas que conformaban este extravagante universo.


Volviendo entonces a algunos detalles picantes de la realización de esta película, los Skeksis cuentan con un poderoso brazo armado que les obedece sin titubear, unas monstruosidades muy parecidas a cangrejos oscuros, los personajes quizás mas imponentes del film, denominados Garthims, los cuales estaban conformados por corazas que pesaban 27 kilos y resultaban extenuantes para los pobres titiriteros que tenían que lidiar con ellas, razón por la cual tuvieron que construir unos ganchos en los cuales sostener a toda la criatura, con el titiritero dentro, mientras descansaban o se preparaban para otra toma. Algo muy parecido sucedió con los Landstriders (en el doblaje al castellano los suelen traducir como "zancudos"), unos extraños animales que en el film cumplen la función de ser la cabalgadura de Jen y Kira en parte del viaje, y son ni más ni menos que acróbatas usando 4 zancos enormes, y se movilizaban con un cable de seguridad conectado a una grúa para evitar cualquier incidente. El desplazamiento de los urRus también resultó ser un tema bastante complicado dado que los involucrados en llevar tamaña tarea tenían que movilizarse en cuclillas.

Quien llevó adelante la enorme labor de coreografiar a absolutamente todos los involucrados en cada una de las escenas es ni más ni menos que Gates McFadden, quien sería conocida años después por su papel como la Dra. Beverly Crusher en Star Trek: The Next Generation. Lo aún más raro de esto es que su labor en este film no figura en la ficha de imdb de la película, pero podemos confirmar que esto es así porque aparece en los extras del DVD. Años después seguiría involucrada con la industria de Jim Henson y repetiría la labor también en Labyrinth (1986), igual que Froud, y esta vez la imdb sí se dignaría a reconocerla.

Se calcula que The Dark Crystal (1982) terminó costando entre 15 y 20 U$S millones, un número que hoy resulta ridículo pero en ese momento fue muy importante y un enorme riesgo para la compañía de Henson, teniendo en cuenta que la producción se iba a estrenar en los cines de todo el mundo y no tenía un solo rostro de un actor conocido que ayudara a cortar tickets. Dicho esto, el film fue un éxito, recaudando 41 U$S millones solamente en U.S.A. y transformándose en el film más visto de 1983 en algunos países de Europa y Asia.

The Dark Crystal fue una obra adelantada a su tiempo, a nadie debería quedarle duda de eso. Tan adelantada que la experiencia jamás fue replicada para un estreno análogo en los cines de todo el mundo. Fue el epítome y uno de los puntos más altos de la trayectoria de Jim Henson como narrador de aventuras fantásticas en mundos extraordinarios, y para mí es muy gratificante poder acercarles una pequeña reseña sobre este film que forma parte fundamental de mi niñez y mi temprana "educación" cinematográfica. Ese pequeño Logan San que asistía a este espectáculo audiovisual absolutamente sorprendente tampoco tenía idea del enorme trabajo que había detrás, pero claramente detectaba que lo que estaba viendo no era algo ordinario o común. En una época donde las marionetas en el cine y la televisión pasaron a mejor vida y fueron completamente desplazadas por la animación tradicional, la animación digital e inclusive el stop motion, es genial que una plataforma como Netflix nos permita poder disfrutar de un clásico como este con un solo click.

The Dark Crystal: Age of Resistance


Lamentablemente el maestro Jim Henson nos abandonó en 1990 a la edad de 53 años pero una de sus hijas, Lisa, se mantuvo como CEO de The Jim Henson Company y es una de las productoras ejecutivas de The Dark Crystal: Age of Resistance. Durante años, por no decir décadas, se manejó la posibilidad de una secuela de The Dark Crystal (1982), y promediando el 2012 el realizador francés Louis Leterrier [The Transporter (2002), Unleashed (2005), The Incredible Hulk (2008), Clash of the Titans (2010) y Now You See Me (2013)] se acercó a la familia Henson con la intención de unirse al proyecto como director de este potencial largometraje. Luego de varias reuniones y charlas, revisando las notas que Jim y Oz habían dejado para la producción original, tanto Leterrier como Lisa coincidieron en que quizás el mejor camino para contar una historia realmente impactante era encaminar esto como una precuela, teniendo en cuenta la cantidad de elementos que habían incorporado a la historia previa los creadores originales. Otro punto que los convenció de llevar adelante una precuela era la posibilidad de mostrar la raza de los Garthims en su época de esplendor, conectándolos de manera fuerte con la historia de Thra y elevándolos como una suerte de Druidas. Finalmente, ambos coincidieron en que algo muy interesante de este período era la relación entre esta raza y los Skeksis, y los excitaba poder explicar cómo se llevaban antes de que los malvados pajarrácos encaminaran un genocidio de los pequeños Garthims en pos de preservar sus existencias.

No quedaba más nada por debatir. El mejor formato para esta aventura sería entonces una mini-serie para televisión, probablemente para alguna cadena de servicio streaming teniendo en cuenta lo exótico del proyecto, y siendo así, se pusieron en contacto con Jeff Addiss, Will Matthews y Javier Grillo (tres enormes fanáticos de la Dark Crystal original) para que escribieran un plot que resumiera 10 potenciales capítulos, utilizando como guía las notas antes mencionadas y el maravilloso libro The World of the Dark Crystal (1982), una biblia profusamente ilustrada por Brian Froud que recupera con mucho detalle la historia de Thra. Cuando el proyecto es finalmente vendido a Netflix en mayo del 2017, Leterrier se pone en carrera para armar un equipo de titiriteros y diseñadores de títeres junto con el resto de la producción para comenzar a trabajar, y entre los convocados por supuesto vuelve a estar Froud a la cabeza como el encargado de diseñar el aspecto físico de todos los personajes involucrados.


En la New York Comic Con del 2018 Leterrier vuelve locos a todos los fans en un panel cuando les promete que el 95% del proyecto estará conformado por marionetas reales, sin CGI, y que para lo único que van a usar los efectos digitales es para esconder a los titiriteros o para agregar efectos especiales y recorridos de cámaras que de otro modo serían imposibles de lograr. O sea, algo muy parecido a lo que hace la gente de LAIKA con el stop motion.

Apenas un mes después de cerrado el trato con Netflix se comienzan a fabricar las primeras marionetas en los estudios de Jim Henson's Creature Shop en Los Ángeles y se trasladan a Londres, donde se encuentra el veterano Dave Goelz, maestro titiritero que ha trabajado con Jim Henson en The Muppet Show, Fraggle Rock, Labyrinth (1986) y, como era de esperarse, también en The Dark Crystal (1982), para comenzar las primeras pruebas con ellas, liderando el equipo de titiriteros y colaborando también con Froud en los detalles finales de diseño. Esta primer temporada de The Dark Crystal: Age of Resistance incluye 20 marionetas ocupando roles principales y cerca de 90 en roles secundarios. Esta vez, los Gelflings serán manejados solamente por 2 titiriteros, a diferencia de lo que sucedió en el film original, que llegaban a requerir 4, algo que permite una mayor libertad de movimiento, y los animatronics originales que requerían de cables para hacer funcionar los servomotores ahora fueron reemplazados por controles de Wii adaptados para tal fin.Lisa Henson se pone las pilas en la producción y convoca para las voces a super-estrellas o actores/actrices en ascenso de la talla de Taron Egerton, Anya Taylor-Joy, Nathalie Emmanuel, Simon Pegg, Mark Hamill, Jason Isaacs, Donna Kimball, Caitriona Balfe, Gugu Mbatha-Raw, Andy Samberg, Helena Bonham Carter, Awkwafina, Lena Headey, Benedict Wong e incluso a Sigourney Weaver para que haga las veces de narradora.


¿Y el resultado?

Hola, que tal. Mi nombre es Logan San, y yo formé parte de aquellos que cuando comenzaron a ver las primeras imágenes y el trailer oficial de este proyecto le bajaron el pulgar. Lo lamento mucho pero la realidad es que en ese momento esas imágenes no podían transmitirme la magia del film original, no me trasladaban a aquella Thra que había conocido en mi niñez y por sobre todas las cosas, ¡eso no parecía hecho con marionetas! Parecía un CGI con un cel shading croto tirado encima para aparentar texturas que suelen devolver los muñecos, pero todo tenía un tufillo a que Leterrier y compañía nos habían estafado.

Luego de haber consumido de forma obsesiva los 10 episodios que componen esta entrega en dos tandas debo admitir no solo mi error en la absurda apreciación acerca de la potencial "estafa", tengo que arrodillarme, pedir disculpas públicas y contarles que The Dark Crystal: Age of Resistance es todo lo que está bien en este mundo.

Es imposible concebir una Thra más hermosa y grandilocuente. Sus construcciones fastuosas, extrañas, entreveradas, enormes e infinitas por momentos palidecen ante las vistas panorámicas de preciosas llanuras y gigantescas formaciones montañosas seguidas de enormes conglomerados de vegetación exótica subterránea y en la superficie. La aristocracia de los repugnantes Skeksis cobra por fin sentido cuando se los ve relacionarse con los Gelflings en esta temprana era, y el mundo se torna muchísimo más rico y complejo. Esta aventura épica fantástica es imposible que no se gane ambos públicos, el fan Old School de la Dark Crystal original y los jóvenes que jamás tuvieron contacto con aquella película, es como un espectáculo de magia que se prolonga durante 10 horas, máxime teniendo en cuenta que detrás de toda esta fastuosa producción se encuentra el que probablemente sea el desafío multimedia relacionado con marionetas más ambicioso de la historia.


La nueva historia remite todo el tiempo a pequeños detalles del film original pero se permite crear nuevas mitos y abrir el abanico para desarrollar una epopeya magnánima muy "humana" que gusta de codearse tanto con el mejor Tolkien como con algunos momentos inspirados de George R. R. Martin. Los Gelflings eran muchísimo más complejos de lo que podríamos haber imaginado en un principio, separados en 7 clanes bien distintos entre ellos, conformando la raza espiritual que nutre a Thra de grandeza, vitalidad y diversidad. Uno de estos clanes ahora sí tiene reminiscencias con los Elfos clásicos elitistas y sabios pero otro de los clanes decidió vivir en el interior de Thra y son fotosensibles, otro clan tiene características esotéricas y venera el mar por sobre todas las cosas, y así sucesivamente. Y sin embargo todos están subyugados por los Skeksis, a quienes veneran y obedecen como si se trataran de Dioses, y respetan a rajatabla las órdenes e indicaciones de estos abusivos pajarracos.

No quiero ahondar en muchos más detalles de la historia porque no lo considero necesario para cebarlos con esta nueva producción, basta decir que a mí los capítulos se me hicieron casi adictivos y me costó mucho abandonar luego del 5to episodio para retomar la maratón al día siguiente. Si te gustan las aventuras épicas fantásticas, es muy difícil que no te enganches con un estreno como este, y si encima deliras con el trabajo de marionetas, definitivamente esta va a ser una de las series de T.V. del año para vos. Nos volvemos a leer muy pronto, aquí, en Tierra Freak.