jueves, 3 de enero de 2019

Black Mirror: Bandersnatch Aventura interactiva en Netflix - La Columna de Logan.



Luego de casi todo un año donde prácticamente no tuvimos novedades acerca del regreso de Black Mirror con una nueva temporada, nuestro querido Charlie Brooker aterrizó, apenas unos días después de navidad, el 28 de diciembre, con Black Mirror: Bandersnatch, el primer film interactivo para adultos que nos ofrece Netflix, estrenado por la señal de streaming con muy poca publicidad pero a sabiendas de que las características únicas del producto iban a ser lo suficientemente llamativas como para que toda la prensa especializada le dedique algunos párrafos. Hoy, en Tierra Freak, vamos a profundizar un poco en el valor de producción de un estreno como este, y sobre todo vamos a sopesarlo con el historial que Brooker tiene construyendo historias relacionadas con la tecnología que funcionen como una suerte de alarma para los caminos que la humanidad está transitando.



Un formato con múltiples opciones




Black Mirror: Bandersnatch, entonces, se separa levemente del resto de los episodios de esta serie no solo por su duración (la cual puede variar dependiendo de la experiencia de cada usuario) sino también por una característica distintiva: el televidente tiene una participación fundamental en el desarrollo de la historia ya que en ciertos tramos de la misma se le pedirá que elija entre dos opciones que están directamente relacionadas con la vida del personaje protagonista, Stefan Butler (muy bien caracterizado por Fionn Whitehead), y siendo así, podrá ser responsable directo no solo del éxito o el fracaso en su misión sino inclusive de la supervivencia del muchacho.

La trama nos traslada, una vez más, a una década con la cual esta señal streaming parece estar obsesionada, los sobrevalorados ochentas, más específicamente 1984, momento en el cual un introvertido y antisocial Stefan, obsesionado con un libro de fantasía y ciencia ficción que heredó de su madre fallecida llamado Bandersnatch, intenta programar una adaptación del mismo en formato video-juego, para poder ofrecerlo a una empresa del medio. Cuando finalmente logra tener una entrevista con Mohan Thakur (en la piel de Asim Chaudhry), productor y CEO de una compañía que tiene anexado al famoso desarrollador Colin Ritman (interpretado tibiamente por Will Poulter), su sueño húmedo nerd estará a unos pasos de volverse realidad… y esto será, por supuesto, el comienzo de un camino que podrá ser una montaña rusa frenética hacia el éxito o un endemoniado tobogán depresivo que lo enterrará en lo más profundo de sus miedos y miserias. Y el televidente, por primera vez, no solo será testigo del viaje, además será participe activo del mismo.
 
Todos podemos convenir que el formato, dentro del medio, es novedoso, y está a la vista el esfuerzo de producción que hicieron tanto Netflix como los productores para presentar un producto que, desde el lado técnico, es casi inobjetable. La dirección de David Slade es no solo digna de mencionar, yo incluso agregaría que es meritoria de recibir algunos aplausos, ya que las transiciones entre los segundos de espera que tenemos para tomar una decisión son absolutamente naturales y están empalmados de tal manera que todo el paso resulta natural a la vista. Como experiencia audiovisual, desde ese lado, no podemos objetar nada. Los que saben un poco de tecnología tienen claro que para poner en marcha un experimento como éste se requiere un refuerzo en el hardware porque el contenido va a necesitar mayor uso del caché de memoria de la plataforma, y le hecho de que lo hayan trabajado tan bien que ninguna de las transiciones “traba” o descoloca la experiencia, hace que uno se sienta agradecido con un estreno así. 

Brooker y Annabel Jones (la productora ejecutiva) no solo pensaron y ejecutaron esto con el máximo cuidado puesto en la experiencia inicial, también jugaron un poco con las facilidades que ofrecía el formato en la clásica colección de libros Choose Your Own Adventure, que en nuestro país fue conocida como “Elige tu propia Aventura”, en el sentido de que al finalizar uno de los finales, Netflix automáticamente nos propone regresar a alguna de las últimas decisiones críticas que tomamos, para retomar la experiencia desde otra perspectiva, facilitando así la posibilidad de disfrutar de varios de los finales que la producción ofrece.

Lo terriblemente negativo desde el apartado técnico es la falta de compatibilidad del formato con un montón de reproductores multi-media. Tengo amigos que tienen un Smart-T.V. que tiene apenas 4 años y no pudieron hacer correr Black Mirror: Bandersnatch, y también les ha pasado a ciertos colegas con algunas notebooks determinadas. Netflix promocionó la película advirtiendo que esto podía suceder, pero está muy claro que las excepciones que ellos señalaron no conforman la totalidad de sistemas operativos o dispositivos en los cuales este experimente no va a poder funcionar correctamente. Una lástima, porque el valor agregado de producción desciende considerablemente cuando comenzás a leer y escuchar la cantidad de gente frustrada y decepcionada por este tema.

Detrás de toda novedad…



La realidad es que la “experiencia” de usuario es una absoluta novedad solo para aquellos surfistas de Netflix que tienen cero contacto con el mundo gamer, porque lo cierto es que este tipo de interactividad es muy habitual en usuarios de P.C. y consolas que invierten horas de sus vidas en distintos tipos de videojuegos. Pero por supuesto que este tema no era ajeno para Brooker y su equipo cuando acercaron la propuesta a esta plataforma, y de hecho el leitmotiv de la trama de Bandersnatch es la vida de un desarrollador de videojuegos obsesionado con implementar un formato de juego muchísimo más exigente para las consolas de ese momento. Por eso los productores pusieron especial énfasis en pulir al máximo la experiencia, dotando en todo momento al producto de un clima y un ambiente “fílmico”, alejándolo lo más posible de las interfaces y los tiempos de experiencias análogas relacionadas con videojuegos.


El otro factor que identifica a Bandersnatch del resto de los episodios de Black Mirror, y quizás también de la gran mayoría de los videojuegos con un sistema de opciones similares es el mensaje final que la película deja, el cual nos habla del supuesto libre albedrío del cual somos dueños, nuestra relación con el “sistema” y la condena de tener que vivir siendo esclavos de nuestros sueños y anhelos. Si uno se lo permite, la historia invita a la reflexión, como suele suceder en esta franquicia, y lo que podemos descubrir de nosotros mismos durante la experiencia del consumo de Black Mirror: Bandersnatch podría llegar a asustarnos un poco. 


Brooker y su equipo han jugado muy bien sus fichas, y nos han entregado un producto sólido que es muy fiel al estigma de la saga. En mi caso particular me pasé la primer media hora tomando decisiones que me parecían bastante intrascendentes, y la gran mayoría de ellas predecibles, y de repente, casi sin darme cuenta, descubrí que estaba muy excitado tirando de los hilos de la vida del pobre Stefan y viendo cómo mis elecciones le complicaban más y más su existencia.

Creo que, como experiencia inicial, Black Mirror: Bandersnatch superó la prueba con lo justo, sobre todo por el apartado técnico, donde si bien entiendo pusieron toda la carne al asador, aún les faltó un poco más de trabajo para lograr una mayor compatibilidad. En relación a la trama y la complejidad de la misma dado el formato presentado, creo que aquellos que la critican negativamente deberían echarle un vistazo a esto, para convencerse de que realmente esta producción tiene unos niveles de laburo en la construcción de la trama que serían la pesadilla de todo guionista medio-pelo.




No conforme con eso, Black Mirror: Bandersnatch tiene varios easter eggs muy entretenidos que son dignos de señalar. Pero no lo voy a hacer, porque no estoy acá para eso. Bueno, ok, les doy uno: la empresa para la que comienza a trabajar Stefan se llama Tuckersoft, y en la misma el ídolo de los pibes Colin pudo desarrollar varios juegos, entre ellos Nohzdyve. Bueno, pueden jugar el mismo entrando a Tuckersoft.net, clickeando en la tapa del juego y bajando el archivo que ahí te ofrecen, que tiene le extensión .tap. Luego se bajan un emulador de la ZX Spectrum, como el Speccy  y una vez que ejecutan el mismo, pueden levantar el archivo que bajaron de Tuckersoft.net, y jugar exactamente el mismo juego que desarrolló y vieron jugar a Colin en la serie. Esperen un poco cuando lo comienza a cargar, y luego sigan las muy básicas y sencillas instrucciones, que son usar la letra “o” y la letra “p” para mover al personaje, y la barra espaciadora para continuar. Fácil. 

Esto no agrega un valor al producto en sí, pero forma parte de los muchos detalles que los productores nos tienen preparados para la experiencia de consumir algo como Black Mirror: Bandersnatch, un producto que desafía la lógica de la piratería actual, y podría ser la punta de lanza de un nuevo tipo de entretenimiento dentro de las series de T.V.
Nos leemos pronto, aquí, en Tierra Freak.