viernes, 5 de enero de 2018

The Foreigner: la reivindicación de Martin Campbell - La Columna de Logan.



Bienvenidos a una nueva temporada de mis columnas en Tierra Freak (?). En esta nueva entrega vamos a modificar un poco la comunicación entre ustedes y yo. Este 2018 nos encuentra en un momento de transición fundamental para el presente y futuro de esta sección, y no vamos a perder más tiempo explicando el mismo, lo van a comprobar ustedes mismos con el correr de las semanas. Lo ideal y quizás lo más apropiado sería comenzar con una serie de entradas relacionadas con un balance del 2017, pero como son tiempos de cambios preferí entregarles algo un poco más provechoso para estos días. Muchos de ustedes están de vacaciones, y con más tiempo para visitar las salas de cines. Hoy vengo a ofrecerles una invitación para que, de ser posible, rastreen el último estreno de nuestro querido Jackie Chan  como protagonista, una producción que acá se estrenó bajo el título de “El implacable” los primeros días del diciembre pasado, pero que en U.S.A. lleva por nombre The Foreigner (2017). Cabe la posibilidad de que allá donde estés aún esté en cartel.


Pecados del pasado

El subtítulo de la entrada de hoy se debe, por supuesto, a que el film en cuestión está dirigido por Martin Campbell, quién la última vez que acusó el mismo trabajo detrás de cámaras para una super-producción hollywoodense lo hizo con el estreno de la nefasta Green Lantern (2011), la oportunidad perdida de D.C. Comics/Warner para presentar en la pantalla gigante con éxito el vasto y rico universo de nuestro querido Hal Jordan y todo el maravilloso entorno que lo rodea.

Tan golpeado quedó el mismo Campbell con la desastrosa experiencia que le significó trabajar en dicha producción que le llevó 6 años volver a cerrar un trabajo análogo en dicho medio. Pero como ha sucedido otras veces con directores con relativa experiencia y muy buenos trabajos previos, cagarla con un mediocre film superheróico no significa el fin de sus carreras. Y Martin tenía un CV bastante respetable previo a la experiencia del desastre protagonizado por Ryan Reynolds, una carrera de la cual nos interesa rescatar dos momentos muy importantes: GoldenEye (1995) y Casino Royale (2006). Así es, mis queridísimos lectores, Martin Campbell estuvo a cargo ni más ni menos que del “reboteo” de la saga de James Bond, al menos en lo que se refiere al cambio en el actor protagonista, no una sino dos veces, porque estuvo en la dirección de la introducción de Daniel Craig y Pierce Brosnan como “nuevos” Bonds. En referencia a este último, es evidente que la relación que mantuvo con el director en dicha experiencia fue satisfactoria, porque 22 años después lo fue a buscar para caracterizar a la némesis de nuestro idolatrado Jackie Chan en el film que recomiendo el día de hoy. Podría haberle dado trabajo un poco antes, dirán ustedes, pero no olvidemos la depresión crónica con la que cargó Campbell que lo alejó de este trabajo –al menos para hacerse cargo de largometrajes- unos 5 o 6 años. Ojo.

La cosa es que ambos reinicios de esta exitosa franquicia son unas producciones muy sólidas, muy distintivas del cine de acción que se estaba produciendo en esos momentos, y ambas son muy respetuosas de la saga, aún cuando una de ellas no estaba adaptando material de alguna de las novelas de Ian Fleming, el verdadero creador del conocido agente del MI6. Amén del traspié que significó Green Lantern en su vida, Campbell es un director interesante que supo rodearse de un gran equipo que le ayudó a presentar producciones memorables que, en muchos casos, abordan problemáticas socio-políticas harto conocidas en el mundo desde una perspectiva fresca y peculiar. Este realizador hace de lo trillado algo auténtico y digno de ser observado y consumido, sabe donde posicionar el ojo de su cámara para narrar las escenas de acción de manera contundente entregando momentos muy entretenidos, y no le tiene miedo a las tramas entreveradas donde se ponen en juego lealtades entre países, gobiernos, clanes o agrupaciones terroristas.

La sorpresa de la temporada


¿Por qué deberían rastrear y ver The Foreigner, sea en el formato que sea? Por varios motivos. El primero de ellos no debería ser una sorpresa: es una película protagonizada por Jackie Chan. PUNTO, K-PO. ¿Qué más motivos que ese necesitas? Pero bueno, ponele que no formas parte del culto a este magistral actor que hizo de las delicias de grandes y chicos, ponele que no entendés que el tipo tiene ya 63 años y sigue poniendo en juego su salud haciendo acrobacias que vos en tu puta vida vas a poder lograr, ni siquiera en el mejor momento de tu corta juventud, ponele que no te has rendido a su carisma y no te has arrodillado ante esa sonrisa que todo lo puede. Ponele.
Acá Jackie Chan es un terrorista, amigo.

Pone bombas y amenaza a funcionarios públicos, al punto tal de obligarlos a refugiarse en una cabaña en las afueras de la ciudad en la que viven con tal de no ser objetivo de un ataque de nuestro actor de ojos rasgados.
 
¿Te parece eso motivo suficiente? ¿No? Ok, acá además tenés un nuevo brazo armado del I.R.A. (Irish Republican Army, que traducido quedaría Ejército Republicano Irlandés) autodenominado Authentic I.R.A. pujando para romper las alianzas que trajeron la paz a Irlanda hace casi 2 décadas, de la peor forma posible: con atentados terroristas.

¿Vamos bien con eso? Yo creo que sí, creo que con eso ya tenemos bastante, pero si te falta un incentivo y aún no viste siquiera un trailer de este estreno, vamos con un anticipo de la trama, spoilers free:

Resulta que Jackie Chan caracteriza a Ngoc Minh Quan, un sexagenario chino dueño de un restaurante en pleno Londres y padre de una hija adolescente a la cual acompaña a comprar un vestido, y mientras ella se baja del auto e ingresa en la tienda de ropas, estalla una bomba que casi mata a nuestro “héroe” y definitivamente acaba con la vida de su descendiente. Es así como, luego de dejar espacio para el debido duelo, Ngoc Minh Quan emprende una cruzada para averiguar los nombres de los responsables de dicha bomba, cueste lo que cueste y caiga quien caiga. Por supuesto que el amigo Quan no era solamente un chef de mala muerte que luego de romperse el lomo 40 años haciendo comidas para otros consiguió un subsidio del estado para clavar su propio restaurante, obviamente que no… es un ex-Special OPS altamente entrenado y retirado que participó en la Guerra de Vietnam y que cuenta con más de un recurso para hacerles entender a las autoridades que su cruzada va en serio.

Del otro lado de la vereda está el personaje de Pierce Brosnan, el viceministro irlandés Liam Hennessy, es miembro del I.R.A. original, conocido en su juventud por… si, adivinaron: poner bombas a objetivos públicos y causar decenas de muertos por la causa. Ante la negativa del Scotland Yard para colaborar con la investigación de Quan, nuestro protagonista viajará a la ciudad de Belfast en busca de respuestas, confrontando cara a cara al mismísimo Hennessy, utilizando todo tipo de recursos para amedrentarlo, asustarlo y acorralarlo, hasta que largue de una puta vez los nombres de los responsables de la muerte de su hija.

David Marconi [The Contract (2015)], el responsable que firmó el guión de esta producción, escribe una trama sólida, intrincada pero muy fácil de decodificar, donde expone de forma visceral viejas heridas del pasado que evidentemente para gran parte de la sociedad Irlandesa aún no han cerrado, y de manera muy inteligente y entretenida interpela a ambos protagonistas con los horrores de las guerras y los sinsabores de las conspiraciones y las traiciones. Campbell tuvo la suficiente muñeca para no abusar de ninguno de los elementos expuestos, presentando un film muy balanceado y entretenido que, si bien termina cerrando con una enorme dosis de moralina innecesaria, de todos trae a la mesa elementos socio-políticos que casi se han olvidado en los thrillers actuales, y logra sacar de ambos protagonistas actuaciones memorables.

En el caso puntual de Jackie Chan, puede que este sea uno de los primeros films donde su personaje se entrega tibiamente al “lado oscuro” de un terrorista, pero a diferencia de lo que pueden haber leído en mediocres reseñas locales de nuestros “cines argentinos”, hace ya unos años viene apostando por producciones mucho más comprometidas con la trama y con su actuación, donde las escenas de acción y las coreografías pasan a un segundo plano por obvios motivos. Ojo, no nos engañemos, el grueso de su filmografía reciente sigue estando repleta de colaboraciones o protagónicos para films familiares, pero cada tanto clava alguna joyita como la Police Story: Lockdown del 2013, films que los ves y decís “che, acá hay algo más que piña baja, piña baja, patada alta, guarda”.

Dicho esto, doy por finalizada la primer reseña del año, a la espera de haberlos cebado lo suficiente para que corran a su cine más cercano y al menos averigüen si aún está en cartel… o mejor todavía: usan internet y ya, y se ahorran tener que correr con este calor horrible. Nos volvemos a leer la semana que viene, aquí, en Tierra Freak.