viernes, 29 de diciembre de 2017

Happy!, o el esperado desembarco de Morrison a la tele - El Gabinete del Dr. Morholt.



La realidad que nos rodea es compleja.

Y no hablo de la realidad socio-cultural en la que vivimos, ni tampoco de la realidad económico-coyuntural que nos aqueja continuamente, sino de todo eso que está por fuera de nosotros y que podemos percibir con nuestros sentidos.



La infinidad de estímulos que bombardean nuestro sistema nervioso central es abrumadora.
Sólo la enorme cantidad de colores, tonalidades y saturaciones que nuestro ojo percibe es tan impresionante que ningún televisor 4K todavía puede imitar.
De la misma manera las ondas que llegan a nuestros oídos son tan complejas que al día de hoy no se pudo crear un sistema digital tan preciso que pueda llegar a la cantidad de unos y ceros suficiente como para hacer vibrar nuestros tímpanos de la misma manera.

Y por detrás de todos esos estímulos, detrás de todo ese caos de ruido, colores y sensaciones, está nuestro cerebro para intentar darle una coherencia, un atisbo de orden a todo eso.
Esa realidad que percibimos es, entonces, esa que nuestro cerebro nos filtra, nos edita, dándole prioridad a ciertos estímulos y dejando de darla a otros a tal nivel que directamente para nosotros no existen.

Y de eso nos habla "Happy!", la obra de Grant Morrison y Darick Robertson editada en 2013 y que hace unas semanas tiene su adaptación a la cada vez más mal llamada pantalla chica (porque nadie con un televisor de 40 pulgadas puede llamar a eso "chico").

Y podría haber empezado esta humilde reseña diciendo que la historia se trata de un ex-policía caído en desgracia que comienza a interactuar con un unicornio azul volador que dice ser el amigo imaginario de una niña que está en peligro y que juntos deben rescatarla, pero es una historia pergeñada por Grant Morrison y si hay algo que el pelado escocés hace con todas sus creaciones es presentar temas complicados de asimilar como, por ejemplo, la naturaleza de la realidad que percibimos.

Y tanto en el comic como en la serie televisiva producida por el canal SyFy se nos muestra que el protagonista, el asesino a sueldo y ex-detective Nick Sax, está inmerso en una realidad espantosa, llena de violencia, muerte, suciedad, alcohol, drogas y perversión.
Pero no porque sólo su vida sea eso y sea el típico antihéroe a lo Logan de Mangold, sino que todo el mundo en el que vive, todas las personas y acciones que conforman esa realidad son realmente horribles.

Y tan perfectamente lo plantea Morrison, que es productor ejecutivo y también estuvo a cargo de la adaptación del comic a la televisión, que la primera palabra que leemos en el comic es "Irreal" y lo que más llama la atención en esa primera página es un Papá Noel borracho vomitando tirado entre la basura, y en la serie lo primero que se nos muestra es al protagonista delirando que se pega un tiro en la cabeza para empezar a participar de un momento musical donde baila música disco salpicando litros de sangre (que emanan de la media cabeza que le queda) a las coristas que lo rodean y bailan con él, dejando para los anales de la historia una de las escenas más interesantes que nos ofreció todo el 2017.

Es entonces, en esa realidad espantosa que rodea/le filtra el cerebro de Nick Sax, interpretado de manera maravillosa por Christopher Meloni (al que pueden recordar de Law and Order: SVU), que sucede algo excepcional, algo totalmente disruptivo y anómalo que pone en jaque todas las creencias sobre lo que la realidad debería ser, tanto para el protagonista, como para nosotros los espectadores: Un unicornio azul volador peludo y con dientes grandes se le aparece al protagonista y le comienza a hablar presentándose como Happy.

Y más allá de que la primera reacción de Sax es creer que definitivamente perdió la razón, lo peor de todo es que Happy no está flotando alrededor suyo sólo porque sí, sino para pedirle ayuda para salvar a una niña que fue secuestrada, de la que él es su amigo imaginario y que juntos tienen que ayudarla.
El tema entonces de la realidad real y de cómo el cerebro es el que decide mostrarnos una parte de todo lo que percibimos toma otro ángulo más, ese en el que un amigo imaginario puede, o no, existir por fuera de la niña que supuestamente lo crea.

Porque ¿realmente lo crea o sólo es que ella puede ver algo que los demás no? ¿Está Sax completamente demente al ver e interactuar con ese unicornio azul volador que nadie más parece ver o es sólo que su percepción de la realidad cambió de forma drástica? Y si es así, ¿por qué se produjo ese cambio? ¿fue el exceso de alcohol y drogas? ¿es que se está muriendo y parte de su inconsciente le quiere decir algo o realmente debe ayudar a encontrar a la amiga de Happy?

Una de las cosas que hacen geniales a esta historia es que no se nos cuenta de manera exactamente igual en el comic y en la televisión.

Una de las razones es que la publicación de Image Comics fue sólo de 4 números y su adaptación televisiva, escrita y dirigida por Brian Taylor (responsable de entre otras cosas la imperdible saga “Crank”), ya tiene confirmados 7 episodios, pero principalmente porque son dos medios, dos lenguajes, dos maneras de narrar totalmente distintas y en cada una se hace un uso maravilloso de esas características que cada medio tiene.

Por eso también es que la historia televisiva se haya separado de manera inevitable del comic y también que se nos expandan algunos personajes que en el comic no se desarrollen tanto.
Lo que es seguro es que el desembarco a la tele de una idea, que luego se transformara en una historia, pero que no deja de ser una manera de percibir la realidad que nos rodea, salida de la cabeza de Grant Morrison, es un excelente regalo de Navidad y a todos nos debería hacer mucho más felices.