miércoles, 12 de julio de 2017

Young Justice - Cuando el paso del tiempo es lo importante - El Gabinete del Dr. Morholt.



Salvo por contadas excepciones es difícil aplicar en un comic que el personaje crezca en edad. Que cumpla años y que vaya madurando en consecuencia a la edad que tiene.

Específicamente en Marvel el paso del tiempo estaba atado a ciertos hechos de la realidad de nuestro mundo. Por ejemplo el Captain America peleando con los nazis o The Thing siendo piloto en la guerra de corea.

Por el lado de DC el problema no es que estén atados a eventos reales, sino que hubo algunos personajes que crecieron en edad. Principalmente los Titanes y el último Robin (Damian).



Y si prestamos atención el problema de fondo es que si tanto Dick Grayson como sus compañeros dejaron de ser jóvenes adolescentes y el hijo de Bruce Wayne no puede seguir teniendo 10 años para siempre ¿cuántos años tiene realmente Batman?

Podríamos hacer una discusión eterna sobre si los personajes deben o no crecer, si se puede vivir en una constante burbuja temporal o si en realidad todas esas aventuras que leemos en las historietas son en realidad horas en la vida de los personajes.

Lo que no se puede negar es que verlos crecer y desarrollarse junto a nosotros los lectores es algo genial, pero que no puede suceder porque, de pasar, los personajes tendrían fecha de caducidad y no serían para todo el público.

De ahí que historias jugadas como las de Starman o la contada por JMS en Spider-Man sean las menos.

Historias donde realmente el personaje crece, madura, no sólo internamente por las cosas que le pasan, sino también de edad.

Y una de las mejores series de animación del universo superheroico es justamente una que se atrevió a tomarse en serio el paso del tiempo y hacerse cargo de que sus protagonistas crecieran.

Esa serie es Young Justice.

Young Justice es una serie de animación que se emitió por primera vez en noviembre de 2010 y es creación de Brandon Vietti y Greg Weisman. El primero un animador que ya había ganado un emmy por The Batman y había dirigido la película Batman: Under the Red Hood, y el segundo un escritor que, entre otras cosas fue el creador de la fabulosa serie Gargoyles, productor de Spectacular Spiderman, de la primera temporada de Star Wars Rebels y escritor de episodios de series animadas como Kim Possible, The Batman, Ben 10, Men in black y de Batman Brave and the Bold entre otros. O sea tipos que la tienen clara.

Y en Young Justice toman el concepto del comic de Peter David, Todd Dezago y Todd Nauck que se publicó a finales de los 90s y lo llevan a otro nivel totalmente distinto.

La idea es que los sidekicks de Batman, Flash y Aquaman generan un grupo que les va a dar experiencia en esas misiones en las que la Liga de la Justicia no puede actuar. Sean misiones undercover o porque no llegan al nivel necesario para que los héroes mayores se ocupen.

En el primer episodio encuentran un laboratorio de Cadmus donde están haciendo experimentos con clones y especialmente con uno de superman. Es así que Superboy aparece en el equipo y Cadmus empieza a ser super relevante para la saga, por lo menos de la primera temporada.

Artemisa y Miss Martian completan el equipo siendo las protegidas de Green Arrow y el Martian Manhunter respectivamente.

Toda la primera temporada es un continuo desarrollo de los personajes, tanto a nivel heroico como personal.


Las relaciones entre cada uno de los miembros es interesantísima, pero principalmente es madura. Cada uno tiene facetas ocultas, secretos que los acongojan y un nivel de heroismo que demuestra de qué deben estar hechos los miembros de la Liga de la Justicia si tienen este equipo de aprendices.

Porque esa es la mayor gracia de esta serie. Nos muestra el nivel de la Liga de la Justicia, pero a través de este grupo de adolescentes que aspiran a, en algún momento, ser miembros del equipo de heroes más grande y poderoso del mundo.

A través de sus ojos, a través de sus acciones y con las mínimas apariciones necesarias de algunos miembros adultos como Batman, Black Cannary, Green Arrow o Red Tornado (que hace las veces de Tutor del grupo) estamos realmente ante una serie de la Liga de la Justicia.

Esa manera de contar historias, esa apuesta a separarse tanto de la anterior versión de un grupo de heroes adolescentes como lo fue la fabulosa Teen Titans de Glenn Murakami que había terminado 4 años antes, toma un camino impensado cuando en el primer capítulo de la segunda temporada nos muestran que pasaron 5 años y los que eran unos (no tan) simples adolescentes, ahora son jóvenes maduros y que el equipo no sólo está consolidado, sino que creció también en cantidad de miembros.

Esta segunda temporada tuvo como subtítulo “Invasión”, y es un gran arco argumental que explora el cliff hanger que nos dejó el impresionante último capítulo de la primera temporada, pero también nos muestra cómo tanto la Liga como su equipo secundario intentan frenar una invasión alienígena a la Tierra.

El 16 de marzo de 2013 se emite el último capítulo de esta segunda temporada que explora el universo DC como casi ninguna otra obra televisiva y superando, por lo menos a mi parecer, a la majestuosa Justice League Unlimited.

Pero increíblemente, o quizás no tanto, ese fue el final de la serie tras 46 episodios.

Los productores de Warner la cancelaron junto a la otra serie animada que se emitía en ese momento, Green Lantern: The Animated Series aludiendo a razones que, al día de hoy, son inentendibles: la serie no estaba funcionando porque era demasiado madura y porque tenía demasiadas televidentes femeninas, lo que en consecuencia hacía que se vendieran menos muñecos y juguetes en las jugueterías.

Según contó el mismo Paul Dini en una charla con Kevin Smith muchos años después esa fue la razón principal para que esos dos productos animados fueran cancelados y fueran reemplazados por el siguiente producto animado de Warner, Teen Titans Go!, esa serie que se estrenó sólo dos meses después de la cancelación de Young Justice y continúa hasta el día de hoy y que en esencia es una serie atemporal.

Si bien el mismo Weisman negó que la cantidad de público femenino fuese la razón de la cancelación, sí remarcó que la decisión de los productores fue plenamente económica, lo cual no desestima totalmente el argumento de Dini, porque los productos asociados a la serie eran, en su mayoría, pensados para público masculino, a pesar de que en la serie no había una diferencia evidente de protagonismo entre los personajes de uno u otro sexo.

Y es que, como escribí hace algún tiempo no es tan extraño que el factor econóomico sea el responsable de que las series se cancelen o se sigan estirando hasta el hartazgo.

El modelo de televisión estadounidense está íntimamente pegado a su modelo económico de capitalismo consumista.

Es cierto que, como el rating no era malo, sino que simplemente estaba yendo hacia otro sector del público que no habían previsto, existía la opción de ofrecer nuevos productos asociados y cambiar el modelo de negocios, pero siendo realistas eso nunca ocurre. La inversión que tiene que hacer cualquier compañía para cambiar la oferta es ciertamente demasiado grande y demasiado riesgosa.

Fue así como entonces por más de 3 años los fans de la serie seguían sin entender cómo un producto tan interesante no tenía una tercera temporada. Más teniendo en cuenta los cambios que estaba teniendo el mercado con la llegada de jugadores tan importantes como Netflix, que demostraban que, quizás, el negocio de la televisión del futuro podía ser otro.

Finalmente, y luego de varias idas y venidas, el 7 de noviembre de 2016 se anunció el regreso de la serie para una tercera temporada con el mismo equipo creativo y hace sólo dos meses Warner anunció que para el 2018 se estrenaría “Young Justice: Outsiders”.

Será entonces el tiempo, ese factor que jugó un papel importante tanto dentro como fuera de la pantalla, el factor principal en esta historia, porque van a haber pasado más de 5 años desde la cancelación y el público definitivamente ya no será el mismo porque, así como sucediese con los personajes dentro de la serie, maduró y lo hizo a la par del negocio de la televisión, que ahora parece ser otro.