jueves, 6 de julio de 2017

Relaciones Modernas en Sitcoms - La Columna de Logan.



La saturación de productos de televisión ficcionales terminó provocando, en muchos de nosotros, un desinterés por ciertas temáticas o ciertos formatos de este medio. En mi caso particular, la sitcom fue durante años un tipo de serie que supe consumir en exceso y muy a gusto, pero en este último tiempo caí en la cuenta de que poco a poco, casi sin darme cuenta, me comencé a bajar de muchas de ellas. Hay algo con el formato tradicional de la sitcom que ya no funciona para mí, especialmente en el tratamiento que le dan a las relaciones de pareja modernas, pero sobre todo en los elementos narrativos que utilizan. Un grupo de geeks sentados en un living hablando sobre la vida o sobre la última película nerd que vieron o una concatenación de familias supuestamente progres pero en el fondo ultra-conservadoras es algo que dejó de generar interés en mi persona, y en la búsqueda de material nuevo, fresco e innovador que refleje no solo una maduración del medio sino también una corriente de cambios en los paradigmas sociales me topé con 3 sitcoms que considero dignas de reseñar y piolas para presentar como una invitación para dar vuelta la página y dejar atrás shows que atrasan una década.



Son of Zorn

Tengo que admitir que cuando vi el avance de esta sitcom a mediados del año pasado mis expectativas eran muy bajas, entre otras cosas porque la animación de Zorn y su “entorno” me parecían bastante flojas para el estándar actual, pero unos meses después cuando me clavé el piloto me di cuenta que sí, que tenía razón, la animación era floja, pero así y todo era funcional a la trama, y en algún punto funciona como un homenaje al tipo de seriales fantásticos animados de décadas atrás que acompañaron a toda una generación (seguro que no a la mía y doy por sentado tampoco a la tuya, aunque hay un link sutil al cartoon de He-Man and the Masters of the Universe).

Son of Zorn es una sátira que guarda, a mi entender, un montón de elementos heredados de otro show al que alguna vez le voy a dedicar una entrada, Metalocalypse, ese genial cartoon del bloque Adult Swim de Cartoon Network que homenajeaba al Heavy Metal y al Hard Rock de fines de los ’80 y principios de los ’90, pero en este caso lo que prima son las relaciones familiares, y sobre todo la relación de pareja del protagonista, Zorn, y su desempeño como padre.

Zorn es un bárbaro animado en una sitcom live-action, y aunque proviene de una desconocida y misteriosa isla ubicada en el océano pacífico llamada Zephyria -en la cual por cierto todo es animado, lo cual nos podría dar la pauta de que en realidad está ubicada en algún tipo de vórtice que conduce a otro plano, o algo similar-, se ve en la obligación de retornar a un pueblo llamado Orange County, ubicado en el estado de California, para volver a conectarse con un hijo adolescente que abandonó y, en lo posible, recuperar el amor de su ex-mujer.

El leitmotiv del show justamente pasa por ahí: Zorn es realmente un bárbaro, allá en Zephyria debe hacerle frente a peligros inimaginables y todos los días es una batalla distinta en la cual él y sus colegas se juegan la vida batallando contra las huestes de Lord Vulchazor, pero aquí en el mundo real, nuestro mundo, si pretende realmente volver a reconectarse con la familia que abandonó hace más de una década, va a tener que adecuarse a la moral, buenas costumbres y normas de convivencia de nuestra sociedad civilizada. Deberá buscar un trabajo honesto y completamente alejado de su profesión previa –oficinista vendedor de suplementos sanitarios-, y además tendrá que reconstruir una relación inexistente con su único hijo, el cual, por cierto, lejos está de ser un “digno” sucesor de la leyenda de Zorn.

Más allá del chiste obvio de que Zorn es un cartoon y nadie parece alterarse por ese tema –de hecho nadie hace la más mínima mención sobre el asunto, los animales que Zorn ha traído de su tierra, los objetos, las pocas ropas que usa, sus armas, todo es animado, pero nadie parece notarlo, en algún punto es como si eso fuera natural en esta versión de nuestro mundo-, la gracia de la serie radica en el choque de culturas yuxtapuestas y la mirada que ofrece el protagonista hacia ciertos dilemas clásicos matizados con elementos de la vida moderna. Por ejemplo: la nueva familia que va a acompañar a Zorn no podría catalogarse como clásica, su ex-mujer, Edie, está comprometida con Craig Ross, un profesor de psicología que utiliza la modalidad on-line para poder enseñar y que carga sobre sus hombros con una pasmosa y por momentos ridícula pasividad, mientras que su hijo, Alan, a quien Zorn llama cariñosamente “Alangulon”, es un adolescente nominal, promedio, de esos que pasan absolutamente desapercibidos y suelen ser una paria social dentro de los colegios norteamericanos, candidatos a ser víctimas de bullying. Sin embargo, Alan es inteligente y decide encarar la relación con su padre con una enorme cuota de sarcasmo, necesaria para sobrellevar los excesos y sobre todo la vergüenza ajena que le provoca muchas de las situaciones públicas o privadas a las que se expone Zorn.

Son of Zorn no es, realmente, una genialidad, pero es una sitcom fresca, innovadora hasta cierto punto, y repleta de detalles hermosos, como por ejemplo la incipiente calva que tiene Zorn y que delata sus años, o el hecho de que cuando aún estaba en pareja con su ex-mujer le haya tatuado su inicial en una nalga y la de ella en la otra, tatuajes que aún siguen ahí… A primera vista uno puede llegar a caer en la trampa de creer que el tratamiento que va a tener el show va a ser bastante naif y repleto de clichés de ambos mundos, pero a medida que la serie avanza nos vamos dando cuenta que no, que el showrunner y los guionistas que colaboraron con la escritura de los capítulos realmente la tenían bastante clara, y han sabido sacarle provecho de manera muy inteligente a una idea que probablemente no se sostenía más allá de 4 o 5 episodios. Lamentablemente parece que soy de los pocos que sostienen esta opinión, porque en general el show no fue recibido con buenas críticas, y el público tampoco acompañó con el rating, y todo esto nos llevó a la cancelación del mismo una vez finalizada la 1er temporada de 13 capítulos. Pero bueno, este medio es así, lo que fácil viene fácil se va, que no vayamos a tener una 2da temporada no me inhibe de invitarle a que le den una mordida al mundo de Zorn.

You're the Worst

El niño mimado del desconocido Stephen Falk es una sitcom que disfruto muchísimo, y que al igual que Son of Zorn pertenece a la factoría de FOX, pero a diferencia de esta última, comenzó su andadura hace casi 4 años para la señal de cable de este multimedio, FX, y en el 2015 se pasó a la señal de cable satelital, FXX. You're the Worst nos narra las aventuras de Jimmy Shive-Overly y Gretchen Cutler, de cómo se conocieron y del tipo de relación peculiar que decidieron llevar adelante casi desde el minuto cero. Jimmy, caracterizado por Chris Geere, es un treintañero escritor británico que, luego de haber podido publicar su primer libro con moderado éxito, está pasando por un bloqueo creativo y le cuesta comenzar a desarrollar su 2da novela. Sarcástico a más no poder, cínico, narcisista, ególatra, amante del alcohol, de la noche y de las relaciones sin compromisos, Jimmy conoce a Gretchen en un casamiento, y ambos terminan en el departamento del primero, y además de tener buen sexo –varias veces-, se pasan la noche hablando, comiendo y riéndose del resto.
Gretchen Cutler es un desastre de mina, una flaca que intenta proyectar una imagen de mujer superada y despreocupada pero que por dentro esconde una depresión crónica difícil de combatir, producto de sus inseguridades, las cuales mayormente fueron alimentadas durante años por una madre exigente a la que jamás pudo conformar ni hacerla sentir orgullosa de sus logros. Este complejo personaje es llevado adelante por una carismática Aya Cash a la cual por momentos la querés como hermana, como compañera de joda –también es una alcohólica sin remedio, como Jimmy-, como amante… y por momentos la querés cagar bien a trompadas.

Teniendo en cuenta que en los círculos sociales de ambos los dos son considerados “de lo peor”,  luego de esa intensa primero noche y después de unas idas y vueltas, Jimmy y Gretchen llegan a un acuerdo: ambos van a intentar llevar adelante una relación de pareja absolutamente desprovista de estructura. Eso no quiere decir que van a encaminarse a una relación “abierta” en la cual cualquiera de los dos puede hacer lo que se le cante con el sexo opuesto, sencillamente van a encaminar un experimento sociológico, van a intentar manejarse sin compromisos, actuando con la mayor honestidad posible –aunque para esto siempre hay un límite, claro- pero intentando evitar todos los lugares comunes por los que transita una pareja “normal”. De hecho, está claro que a ambos les resultaría imposible afrontar una relación de pareja normal, no solo porque tienen conductas autodestructivas sino porque, además y por sobre todo, se cagan de risa del resto del mundo. Ninguno de los dos es muy abierto a reconocer las falencias de cada uno, sus puntos débiles y aquellas cosas que tienen que mejorar, pero son los primeros en señalar los defectos del resto, e incluso ambos tienen, consciente o inconscientemente, comportamientos manipuladores con las personas que los rodean, sobre todo con sus amigos más cercanos.

En el caso de Jimmy, este amigo es Edgar Quintero, un excombatiente interpretado por Desmin Borges que sufre de un severo T.E.P.T. (Trastorno por estrés postraumático) pero a la vez es un excelente cocinero, un mérito que le ha permitido un lugar en la residencia de su amigo, y no son pocas las veces que Jimmy le hizo saber que probablemente si no supiera cocinar ya lo hubiera rajado a patadas en el orto de su casa. La mejor amiga de Gretchen en cambio es Lindsay Jillian, una gordita muy sexy compuesta por Kether Donohue que intentó resolver su vida comprometiéndose con el millonario mas nerd de la faz de la tierra, y en el proceso tuvo que tomar distancia de la vida nocturna repleta de vicios, excesos y promiscuidad en la cual tenía a Gretchen como una aliada incondicional. Ahora su vida tiene todo el confort y las seguridades que te da ser pareja de un millonario, pero carece de excitación alguna, por no mencionar el hecho de que Lindsay, en el camino, se volvió una completa idiota, ignorante de cómo subsistir sin alguien al lado y carente de habilidades y herramientas para sobrevivir en el mundo por su cuenta, si es que en algún momento necesitara hacerlo.

You're the Worst es la sitcom que marca el paradigma de las relaciones modernas. Con sus excesos a flor de piel y una delgada capa de sátira rodeándola, es un show fundamental para entender donde estamos parados como sociedad, que fue lo que construimos hasta acá y de qué manera podemos reconfigurar las piezas para acomodarnos a una situación de convivencia que nos resulte realmente beneficiosa y agradable. No me cabe la más mínima duda que aquellos lectores que han podido formar una familia verán en la casi idílica relación que llevan adelante Jimmy y Gretchen –sino por su desarrollo al menos lo es por el contexto en el que plantean el acuerdo en común- un elemento de ciencia ficción, y hasta doy por sentado que quienes se ven reflejados en la vereda opuesta a la que la pareja decide pararse le bajen el dedo, y que suceda esto no es arbitrario: justamente uno de los temas recurrentes que esta sitcom trae a colación es la enorme hipocresía con la que tenemos que convivir día a día, en el trabajo, con nuestros amigos y, por supuesto, con nuestras familias.

Si bien la temática de la serie parte de esa premisa, el universo que la habita es lo que le da el toque distintivo que la catapulta por encima del resto de sus competidoras, el cual está repleto de personajes extrovertidos, exóticos, excéntricos, patéticos y detestables. Prácticamente ninguno de ellos es desdeñable, casi todos tienen tocs o taras de algún tipo que los podría tornar insoportables si fueran protagonistas del shows, pero como sólo aparecen para interpelar y activar las tramas suelen ser un deleite. Y el nivel de los diálogos está a la altura de un casting quirúrgico en el cual no solamente no hay un solo actor que componga un personaje fuera de registro, todos y cada uno de los personajes secundarios recurrentes terminan colaborando para entregar escenas memorables, algo que no suele ser común en sitcoms de este tipo. 

Para tranquilidad de los lectores, You're the Worst finalizó su 3er temporada con buena salud y desde la FOX ya anunciaron una 4ta temporada, sin embargo, como sucedió con Son of Zorn, hay una mala noticia para comunicar, al menos de mi lado: el final de esta última 3er temporada dejó un cliffhanger que me resultó entre chocante y decepcionante. Quizás los guionistas previeron esto y logren sorprenderme con el comienzo de la nueva tanda de capítulos –no sería la primera vez-, pero hasta que eso suceda, mis expectativas por la buena salud narrativa-argumental del futuro del show son bajas.

Man Seeking Woman


Lo mejor para el final, como suele ser costumbre en este tipo de entradas múltiples que suelo armar. Basada en el libro The Last Girlfriend on Earth de Simon Rich, quien, por otro lado, también es creador, showrunner y productor ejecutivo de la misma, Man Seeking Woman es la sitcom definitiva sobre la infatigable e inagotable búsqueda de un lugar donde ponerla, y eventualmente una compañía estable, por parte del hombre, pero tamizada por una vertiente de delirios propios del consumo habitual de nuestra cultura.
La vida de Josh Greenberg, magistralmente caracterizado por Jay Baruchel [Robocop (2014), This is the End (2013), Fanboys (2009), Millon Dolar Baby (2004)], es la vida de un norteamericano de mediana edad (entre 25 y 28 años), soltero y sin mucha suerte con el sexo opuesto, pero el personaje habita un universo que, a primera vista, es similar al nuestro, y sin embargo el delirio que lo rodea lo hace contundentemente distinto. Por ejemplo, en el episodio piloto Josh conoce a una mujer en el subte y logra intercambiar números de celulares con ella, lo cual lo lleva a la disyuntiva moderna de tener que elegir cuidadosa y sabiamente la forma en la que se va a volver a contactar, digitalmente y a la distancia, con dicha mujer, ya que concertar una eventual “cita” dependerá de esa misiva. La siguiente escena lo tiene a Josh en un centro de comando estratégico para-militar, rodeado de milicos de alto rango, funcionarios públicos y de su amigo, Mike Scaggs (Eric André), y entre todos, utilizando modernas pantallas gigantes y supuestas estrategias de aproximación comunicacionales modernas, desarrollarán la forma óptima en la que deberá proceder Josh para tener éxito, poniendo un drama y una tensión sobre el evento como si se tratara de una negociación con terroristas para evitar un atentado multitudinario que se cobraría la vida de centenares de víctimas.

Todo funciona de esta forma en Man Seeking Woman, una punta de una situación mundana y harto conocida por el televidente da la excusa perfecta para representar situaciones borders exageradamente dramáticas, las cuales además se presentan de forma muy natural, sin mayores explicaciones y perfectamente concatenadas con el resto de la vida “normal” del protagonista. La ciudad en la que vive puede transformarse en un estado fascista dominado por una raza alienígena o podemos verlo a Josh dar una charla TED sobre masturbación y redes sociales, o podemos seguir el amorío de la hermana de Josh con Santa Claus, no hay límites para el nivel de transformación que tendrá el entorno de Josh, sus amigos, su hermana o sus padres, cualquier planteo, cualquier estupidez es una excusa para dar rienda suelta al delirio y la imaginación de los guionistas, y referenciar películas de espías, películas épicas fantásticas, buddy-movies, películas de artes marciales, videojuegos, juegos de mesa, clichés del cine slasher, escenas de juicios y negociaciones con rehenes, inteligencia artificial, clonación, cualquier cosa, cualquier temática, todo puede estar vinculado y llevarnos a donde sea.

A veces Josh se da cuenta de lo ridículo de la situación y queda graciosamente fuera de registro de todo lo que sucede, otras se une al juego y sigue la corriente, a veces hay un solo delirio por capítulo, otras pude llegar a contar hasta 5 referencias distintas, la realidad es que todo está en función de llenar dignamente los 20/22 minutos que dura cada capítulo con lo que sirva para hacer avanzar la trama, y lo que dispare cada una de las situaciones, manejando siempre unos elevados niveles de sarcasmo e ironía en una sátira moderna que no tiene nada que envidiarle a las mejores producciones delirantes de Mel Brooks o de los Monty Python.

Man Seeking Woman es un producto generacional, de época, distintivo, de esos shows que se terminan transformando en una serie de culto porque son tan referenciales y tan dignos del momento en el que están al aire que se torna imposible evitarlos durante mucho tiempo. Lamentablemente, eso no es lo que los dueños de la FOX interpretaron, y en abril de este año anunciaron que no renovarían el show para una 4ta temporada, dejándonos con estos 30 únicos capítulos de las 3 entregas previas para disfrutar y volver a ver una vez más. Tanto me gusta Man Seeking Woman que en mi vida personal me terminó generando un problema: algunas noches antes de irme a dormir, en el límite de la madrugada donde todavía estamos a tiempo de irnos al sobre casi sin nefastas consecuencias para el día siguiente, decido poner un episodio de este show para ir a torrar con una sonrisa… y generalmente me termino clavando 2 o 3 capítulos, retrasando el sueño una hora más. 

Ahora es el turno de ustedes. Nos volvemos a leer la semana que viene, aquí, en Tierra Freak.