lunes, 5 de junio de 2017

Dragon Ball Super – Los ídolos nunca mueren - El Mangazo de Manipuladora.





Cuando me tuve que sentar de nuevo a escribir algo para esta linda web, sabía que tenía que ser algo que me gustara mucho. Algo que dejé ahí pendiente, algo que me hubiera gustado compartir. Algo lindo contado en otro lugar lindo. Es por eso, que mezcla de sangre y alegría, hoy me voy a tomar el trabajo de reseñar Dragon Ball Super. Amada y odiada, bien animada y no, con muuucho, muuucho relleno pero con amor. Como todas mis notas, obvio. 

Goku es eterno y Tierra Freak también.




Muchos crecimos y conocimos la historia de Dragon Ball mientras que paralelamente en Japón ya estaba finalizando para lo que, en ese momento, parecía que sería siempre. Dragon Ball GT se despedía de la tele japonesa el 19 de noviembre de 1997 y con aquella serie se nos irían los sueños, las ilusiones y nos quedaríamos con un sabor amargo espantoso con ese horrible anime de 64 capítulos donde se encargaron de destrozar a cada uno de los personajes que el gran Akira Toriyama habría ensalzado durante 42 tomos y Toei había adaptado correctamente. 


Aún con sagas de relleno con malos inventados de las películas, aún con el molesto Haiya Dragon y aún con Goku con licencia de conducir. Bah, mentira. Todos amamos la licencia de conducir de Goku y su camisa hawaiana.

Dragon Ball GT dejó en un mal lugar a muchos de nuestros personajes. Como Ubb, por ejemplo. El que supuestamente sería el heredero de Majin Buu y discípulo bueno de  Goku (nada como sus apestosos hijos) y al final terminó siendo un desastre. Majin Buu mismo terminó muerto. Piccolo terminaría muerto. Gohan termina—bueno, no, pero es lo mismo más o menos. 

Vegeta sería un tipo que dejaría de lado el entrenamiento para permitir que su esposa le haga cosas con sus juguetitos y ese el pelo rosa en el cuerpo… no empecemos a hablar del pelo rosa en el cuerpo. Ni con el final con discurso emotivo y la musiquita linda salvan ese desastre inventado intergaláctico.

En cambio, Dragon Ball y su secuela Z tuvieron esa perfecta música, ese perfecto clima y esos capítulos perfectamente estirados que te emocionaban a pesar de que los cinco minutos de Namek eran un mes completo (o como me corregiría el fanático más enfermito que conozco: tres meses).

Pero los años pasaron, Akira nos dejó el legado de su manga y los derechos a todas las empresas posibles para construirse varias casas alrededor del planeta para todos sus nietos y bisnietos. 

Dragon Ball no murió y gracias a sus incontables juegos para consolas, los comics online contando universos paralelos y la línea extensa de figuras coleccionables que nunca voy a llegar a tener completa (snif) sumadas a las repeticiones constantes en la tele y la emisión de la “nueva” Dragon Ball Kai, entregando la serie vieja sin relleno, lo tuvimos siempre presente.

Y aunque lo que parecía el punto final para nuevas historias en la animación luego de que la última película se emitiera en cines japoneses el 2 de Marzo de 1996, de repente tuvimos lo que hoy consideramos ya un principio cuando Toei lanzó el 13 de Marzo de 2013 “Dragon Ball Z: Kami to Kami”. 

Este fue el primer destello real de algo nuevo después de pequeñas sorpresas como Dragon Ball: Ossu! Kaettekita Son Gokuu to Nakama-tachi!! (o Dragon Ball: Goku volvió, viejita!!) en el 2008 y Dragon Ball: Episode of Bardock (o Dragon Ball: Dejemos de robar con Bardock por dos años), donde veíamos historias que agregaban algo por un rato pero nada concreto. Todos lo tomábamos como pequeños mimos pero nadie esperaba algo tan grande como lo que se terminó dando después. 

Como ya comenté en su momento cuando cubrí todas y cada una de las películas, “La batalla de los Dioses” fue una película muy polémica. La mitad de los seguidores estaban contentos ante la expectativa de una nueva historia mientras que la otra, se mostraban desconformes por la falta de un efecto Z en la trama, ya que la película nos traía de vuelta los inicios cómicos de las aventuras de Goku. La cosa se ponía seria, el fanático ya no vitoreaba a Bardock ni pasaba de largo al esquelético hermano de Vegeta. La historia de Bills, el Dios de la destrucción tenía más comedia que acción y decepcionó a una parte del público.
Por suerte, al final ganó la primera mitad contenta y en Abril del 2014 volveríamos a ver lo que restaba de Dragon Ball Kai para terminar la antigua etapa Z, que en el  2011 había sido remplazado por Toriko en el ciclo Dream 9 que compartía con One Piece, debido a que no había funcionado como debía. Esta continuación que recuperaba ya la vieja música de Dragon Ball Z, la que había perdido en su precuela, sería de escalón para lo que se venía.

Un año después, con el terreno preparado, se estrenaba en cines la secuela de la batalla: “Fukkatsu no F” donde se traía de vuelta al que muchos consideran el mejor villano de la serie, Freezer

Obviamente, con todas las incógnitas y posibilidades de expansión que se planteaban en estas dos películas, esto no podía quedar así. Y un día, Toei decidió finalmente no fingir más que no lo hacen sólo por la plata y nos regaló: Dragon Ball Super.
Esta serie de animación que al cierre de esta nota lleva  92 capítulos, nos devolvería por fin en forma de saga completa las historias de Dragon Ball. Dándonos mucho de qué hablar y de qué quejarnos, obvio. Aunque esta vez, contando con algo para mi inédito: una libertad inmensa para darle al espectador todos los guiños posibles. Pero primero, para llegar a eso, vamos a ir explorando las distintas partes de este nuevo universo dragonbolero.

Bills, el Dios de la comedia


Automáticamente, luego del estreno de la segunda película de la etapa Super de Dragon Ball, se anunció esta nueva serie de TV que replantearía los hechos de estas dos representaciones cinematográficas y la historia comenzaría de nuevo. Medio al pedo, diría uno que está en la casa descalzo tomando mate, pero para el Sr. Toei es más dinero y aunque para vos, estas dos películas hayan resultado una pérdida de tiempo porque parece que nunca las van a continuar para ellos es un depto. más para el bisnieto del Tori

El hecho de que quedaran inconclusas es una lástima porque en cuanto animación, son sublimes en comparación al desastre que hacen con los capítulos televisivos donde cada dos semanas Gohan tiene un ojo más grande que el otro y Goku tiene la nariz de Pinocho. A pesar de esto, la trama mal que mal se va llevando, y los detractores de los primeros treinta capítulos fueron muriendo en el olvido.

La historia de la Batalla de los Dioses se repite pero con pequeños cambios y la meta es estirar lo más que puedan para así abarcar un total de 17 capítulos. Volvemos a encontrarnos con que Bills, el Dios de la destrucción que  despierta buscando al Dios Saiyayin al quien se encuentra en su laaargo sueño de 39 años. Luego de despertarse de su descanso, visitará la Tierra buscando a los últimos herederos de la sangre más guerrera de la galaxia acompañado de Whis, un fiel clon de Federico Klem,  que vendría a ser un tipo un ángel a su servicio. En nuestro planeta, conocen a Bulma & Co. que están festejando el cumpleaños de ella en un barco sin saber que Bills, tiene el poder (y la misión) de destruir planetas. Esto nos da motivo de muchas situaciones de comedia -que nada tienen que envidiarle a un capítulo mal escrito de Seinfeld nunca emitido- donde ellos no saben quién es, Vegeta sí y por eso hace el ridículo como nunca lo hizo con Freezer. ¿Por qué? No sé, Freezer podía hacer lo mismo y se acobardaba con un poco más de dignidad.

Eventualmente llega Goku al planeta para lavar los platos y a falta de Haiya Dragon, Toei decide cometer el mismo error que con Dragon Ball GT, y devolvernos a Pilaf aunque nunca lo pedimos. 

La que sí fue una genial adición a esta saga, fue la incorporación de Jaco, que nos trae uno de los primeros guiños al fan más fan. Este personaje inédito en las animaciones de Dragon Ball, forma parte de otro de los mangas de Toriyama que sacó luego de finalizar su obra prima: Ginga Patrol Jaco (2013). En este manga conocemos al patrullero intergaláctico que trata –a su manera- de salvar la tierra con la ayuda de Tights, la hermana mayor de Bulma.

Igualmente también tenemos la incorporación del Saiyan God, esta nueva transformación que Goku alcanza con la ayuda de sus amigos y lo lleva a un nuevo estado poderoso cual Sailor Moon pero que no lo dejaría satisfecho finalmente al no ser algo que logre él mismo.

También hay que dejar de robar con Freezer por dos años


Finalizando el 2015, y luego de ya pasados seis meses del estreno de la segunda super película (j3), se iba introduciendo la saga de Freezer que a diferencia de “La batalla de los Dioses” se vería mucho más perjudicada por el estiramiento y la modificación de la historia. “Fuukatsu no F” era una película perfecta. La historia encajaba, todos tenían su momento para brillar, incluso Gohan, que había ganado una mala fama desde que perdió la ternura por ser un cuatro de copas que ni con el poder aumentado pudo hacer algo contra Majin Buu por creído, y se había reivindicado un poco con esta película. Freezer volvió con toda su gloria dorada y los protagonistas estarían a la altura, y el final –aunque rebuscado- sería satisfactorio. Pero los animadores de alguna forma decidieron anular todo esto, y ridiculizar de vuelta a Gohan, haciendo que provoque que Piccolo se sacrifique ridículamente en una de las escenas más innecesarias de todo Dragon Ball (además de cualquiera donde aparezca Haiya Dragon). Supongo que tratando de fallidamente encarar la nostalgia del espectador.
Acá también Goku y Vegeta alcanzan su nuevo estado Blue, donde comparten un diseño más que copado y llevan su poder a otro nivel. 

Así fue como esta concluye en unos míseros y completamente desperdiciados diez capítulos donde le dieron protagonismo hasta un secuaz de Freezer que en la película ni pincha ni corta. Ni hablar de traer de vuelta innecesariamente a Ginyu que todavía andaba por ahí y ni Toriyama se acordaba de él.

El gordo Champa


Luego de este embole de 27 capítulos, donde ya parecía que me quedaba sin escudos para defenderte, Goku, empieza lo que sería la parte “buena” de Super. La primera saga que levanta el bodrio es la del Universo 6, donde conocemos a Champa, el hermano gordo y copado de Bills, con el que tiene una rivalidad y a Vados, la Federico Klem femenina de Champa, que es a su vez hermana de Whiz. La rivalidad de estos dos Dioses de la destrucción los lleva a realizar un torneo entre ambos universos donde podemos ver enfrentamientos del grupo Z, compuesto por Majin Buu, Goku, Piccolo, Vegeta y Monaka (quien Bills les hace creer que el ser más fuerte del universo para motivarlos a pelear) contra el grupo de Champa compuesto por Hitto, Botamo, Cabba y Auta Magetta. Un desfile de personajes del Universo 6 que nos recuerdan a los juegos de Dragon Ball donde podés crear tu propia raza guerrera y después te terminás haciendo un clon de Goku. El premio del torneo son las Super Dragon Balls que Champa juntó secretamente y son más potentes que las clásicas, y tienen el tamaño de un planeta.

Al final de este arco, conocemos a Zen-oh, el Dios de todo, quién se copa con el torneíto y comenta que le gustaría realizar alguno similar.

 Trunks, la del barrio y el Negro Goku

Después de esta breve saga que levantó Super y de un rejunte de capítulos de relleno que no se terminaban nunca, llega la esperada y anunciada saga de Trunks, que con una vez no le fue suficiente y tiene que volver de nuevo a pedir ayuda al pasado trayendo con él al magnífico Goku Black, el tipo más poderoso del futuro y salvador indiscutido de Dragon Ball Super.

Porque cuando no te esperabas que ibas a encontrar un villano espectacular en esta nueva historia, lo conocés a él, que tenía que ser igual a Goku para llenar el traje de copado.

Esta saga nos presenta nuevos personajes como Gowasu y Zamasu, el Kai supremo del universo 10 y su discípulo, quien se enfrenta a Goku en una pelea “amistosa” apenas lo conoce. También sufrimos la incorporación de Mai del Futuro, a quién no se cansaron de meterla en un romance infantil innecesario con Trunks chiquito, sino que encima se la encajaron a Trunks del futuro, supongo que para apagar cualquier rumor que haya surgido después de que casi toda la humanidad fue aniquilada por los androides y pasara tanto tiempo sólo con Gohan. El tipo tenía un brazo, pensalo.
Por lo menos no terminó con el Haiya Dragon.

Goku del 8 y el Dios de la comedia


Los recursos se nos van a acabando y Toei anunció cuando esta aventura empezó que querían abarcar aproximadamente 150 capítulos, por lo que no volver a los torneos no es una opción. Así que Goku, a quién encuentro totalmente insensibilizado a diferencia del Goku clásico, no tiene mejor idea que pedirle a Zen-Oh que realice un torneo (que recordamos que en la saga de Champa dijo que tenía ganas), por lo que el Zen-Oh del presente y del futuro (ups! Spoiler) se entusiasma con la idea de la pelea de gallos y proponen un torneo entre universos donde los que pierdan, serán eliminados por ser débiles. Goku, a quién parece no importarle esto para nada (nada que ver con sus peleas contra Cell o Vegeta donde ponele que le interesaba la vida), está entusiasmado y Bills (que ya se definió como el ícono de la comedia de la serie), lo tiene que hacer reaccionar. Por lo tanto, va a buscar a Gohan (¿En serio, Goku?) porque no había obviamente nadie mejor disponible, y juntos van a concurrir a un torneo de práctica contra el Universo 9 junto a Majin Buu y Mr. Satan donde podremos ver a los primeros personajes de este nuevo arco. Ah, también llevan a Kaio Shin que a pesar de que pelaba toda la facha de malo en Z, resultó que no sabe ni cambiar una lamparita. Como dato a color, lo separaron de Kibito porque la relación así no podía funcionar. Y ahora se pueden casar.

Este amague de arco sirve para dar pie a oootra mini saga donde Goku irá reclutando al equipo que necesita entre el que se encuentra el desaparecido A-17 (que ahora es un Pokemon ranger, está casado y tiene hijos), Krillin, Ten shin han (que tiene una escuela), Roshi, Majin Buu, A-18, Piccolo, Gohan (que está tratando de que nos cope de nuevo pero no lo va a lograr si no se saca esos anteojos) y obvio, Vegeta (quien acaba de tener a su hija Bra y es el mejor padre de Dragon Ball después de Piccolo).
Al final serán diez jugadores los que necesite para participar en este battle royale donde irán todos contra todos y esperemos que nos proporcionen esas peleítas que buscamos.

El manga, Toriyama y el futuro de Super


Una semana antes que se estrene el anime, en la V-Jump de Shueisha (cuna del hipster dragonbolero) se empezó a serializar el manga que correría en paralelo con la serie. Akira Toriyama no guarda relación con el mismo pero el dibujo está a cargo de su elegido Toyotarou, quién había levantado el manto de Goku serializando anteriormente el manga de Fuukatsu no F, el de Dragon Ball Heroes y es el conocido creador del doujinshi Dragon Ball: AF. El comic ese que se decía que muchos se lo fumaron como continuación real de Dragon Ball cuando no existía Twitter, usábamos VHS.

Este manga no se puede tomar como una adaptación literal de la serie pero si como sucesos paralelos, un mimo al alma o incluso un teaser, ya que por ese motivo fue creado a pesar de que con el tiempo fue quedando y al día de hoy acumula ya dos tomos recopilatorios a la venta en Japón. La diferencia más grande además del tiempo en el que transcurren los hechos con el anime, es que te muestran escenas que no vemos en la serie y algunas cosas ocurren de manera distinta, ya sean ver a Vegeta con la forma de Saiyan God o la temprana introducción de Champa cuando en el anime todavía estaban con la saga de Freezer. Incluso las peleas son distintas y hasta podemos decir, mejores.

En resumen, Dragon Ball Super no es tan grande como lo fue Dragon Ball Z.  Muchos de los personajes están fuera de eje, y no suelen comportarse como solían, aunque a mi parecer, personajes como Vegeta, se habían descarrilado desde que Toriyama todavía dibujaba el manga. Por otro lado, son los pequeños detalles del guiño al espectador lo que le dan un tono de color único a esta serie, como los momentos de Vegeta y Bulma, ridiculizar a Yamcha como nunca antes, introducir personajes de otros mangas de Toriyama, plantear multiversos como venimos viendo en incontables doujinshi o devolvernos el destino de algunas historias que nunca fueron contadas en el lapso de tiempo entre que derrotan a Majin Buu y participan en el torneo de Uub.


Probablemente, todos tengamos la vara alta debido a que todo lo viejo lo recordamos mejor pero la realidad es que ambas series tienen animación floja y animación buena, la musicalización de Dragon Ball Super ha mejorado con el correr de los capítulos y a pesar de que nos nos podemos sacar de encima los ending chillones que nos dan cada tanto, Kiyoshi Hikawa nos ha sabido recompensar con el espectacular opening que dio apertura a esta última saga “Genkai Toppa × Survivor” que rockea todos los universos. Este es a mi parecer el único merecedor de una mención además de ChouzetsuDynamic! el primer opening por Kazuya Yoshii que zafa y Aku No Tenshi To Seigi No Akuma de The Collectors, que es una genialidad animada.
Como comenté antes, había planes grandes y largos para Super pero no se ha sabido si continúan o no hasta este momento y lo más interesante, es que con todos los pequeños guiños, parecieran que nos están escuchando. Que todos esos elementos nuevos que podemos ver en Super, son ideas que fuimos planteando en el fandom de Dragon Ball alrededor de los años.

Y aunque la última saga se desarrolle lento, la introducción de nuevas historias como los distintos universos, nuevos personajes saiyans y otras razas guerreras que vimos en muchos juegos como Dragon Ball Online, Heroes o Xenoverse, puede indicar que sí tenemos historias nuevas de Dragon Ball para rato.