jueves, 6 de abril de 2017

Prison Break: el regreso que nadie pidió - La Columna de Logan.



¿Quién iba a imaginar que la televisión actual me iba a dar un motivo para dedicarle una entrada  Prison Break alguna vez, eh? Yo seguro que no, mis queridos lectores, y no porque en su momento no haya disfrutado mucho de este show, sino más bien porque su despedida fue como menos que paupérrima, y duró tan poco y tuvo un éxito tan efímero que no hubiera dado motivos para traerla al presente en forma de homenaje escrito, mucho menos cuando la oferta actual de este medio ofrece muchas oportunidades para poder explayarse evitando recurrir a una insulsa nostalgia.
Pero FOX patea afuera muchas más veces de las que emboca, eso todos los sabemos, y a diferencia de lo que sucedió con la excepcional Legion, aquí todo parece indicar que vamos camino a un retorno vergonzoso. 


Para los que aún no estén al tanto del motivo de esta entrada, hoy me voy a explayar sobre el capítulo que se puso al aire el pasado martes 4 de abril, el cual trae de nuevo a nuestra pantallas esta franquicia, y funciona como una entrada a la 5ta temporada de Prison Break, aquella serie que tuvo como protagonistas a los hermanos Lincoln Burrows y Michael Scofield (seh, no tienen el mismo apellido, pero son hermanos igual, no jodan), inmortalizados por los actores Dominic Purcell y Wentworth Miller respectivamente, la cual supo sacarnos horas de inmensa satisfacción y logró que muchos de nosotros recuperáramos la fe en las propuestas de ficción de este medio, el cual no estaba pasando su mejor momento.

Dos Hermanos, un objetivo: huir

El pasado te traiciona y el futuro te va a decepcionar, por eso para muchos no hay mejor momento que el presente, evidentemente. Prison Break fue una serie de acción producida por la FOX que fue desarrollada en 4 temporadas entre el 2005 y el 2009, un tiempo que, aunque no parezca tan lejano, para este medio lo es. El tablero sobre el que se desarrolla el juego de la televisión, prácticamente como casi en ningún otro medio excepto quizás el de la música, tuvo un desarrollo excesivo y cobró una complejidad enorme, y cuando nos quisimos dar cuenta la cantidad de propuestas y estrenos al año no solo se fueron acumulando hasta sumar un número ridículo e imposible de manejar, los activos participantes de esta contienda también se multiplicaron, y para colmo de males no todos juegan con las mismas reglas. Hay medios que, por ejemplo, hoy no dependen del rating para poder producir y estrenar nuevos proyectos, ni tienen auspiciantes ni lucran con la publicidad entre bloque y bloque. Hay producciones que son pensadas para una sola única temporada, en un formato que si bien no es novedoso se comienza a explotar con mayor intensidad año a año. La televisión hoy es convocante de estrellas de cine, y no son pocas las series que nos sorprenden con actores protagonistas a los cuales reconocemos solo de la pantalla gigante… algo que 20 años atrás era impensable, y se daba exactamente de forma opuesta. Hoy la televisión es, más que nunca, un referente para-cultural que se hace cargo de lo que sucede en las redes sociales, en la política, en la sociedad, y lo traslada al medio en tiempo real, sin darte espacio para respirar. Y, para sorpresa de muchos, finalmente, la televisión se ha adueñado de ciertos recursos narrativos que los que venimos leyendo historietas hace siglos creíamos que eran privativos de este medio: complejas cronologías se entrecruzan de un show a otro, e incluso hay personajes de una serie “invitados” en otra –cuando no el casting protagonista completo-, porque hay varios shows que forman parte de un mismo universo y nos van narrando una historia que puede ser consumida en varios niveles.

Mientras todo esto se iba cocinando, Prison Break estuvo fuera del aire, y con razón. La producción de Paul Scheuring partió con una muy buena premisa que fue ejecutada con maestría y muy buen pulso narrativo, y nos dejó una 1er temporada inolvidable: Michael Scofield es un arquitecto que, entre otras cosas, diseñó una prisión de máxima seguridad, la penitenciaría "Fox River" ubicada en un remoto lugar no muy lejos de Chicago, pero la tragedia llega a su vida cuando se entera que su hermano border, Lincoln Burrows, la oveja negra de una familia no muy normal, es injustamente acusado de un asesinato a un alto funcionario y gracias a la casualidad del destino es trasladado a dicha prisión. Siendo así, el amigo Scofield se hace arrestar para ingresar como un reo a dicha prisión no sin antes elaborar un complejo plan para poder escapar de la misma, mismo que termina reduciendo a un diseño abstracto que solamente podía ser decodificado por su persona, trasladándolo a su propia piel en forma de tatuajes alegóricos que cubren todo su cuerpo.

Toda la primer temporada gira alrededor de los pormenores de Scofield para poder llevar adelante este desquiciado pero muy bien estudiado plan, y el final de la misma nos entrega, por fin, el esperado escape. Y ese hubiera sido un cierre precioso para la serie, la hubiera dejado bien alto, muy arriba,  y hoy todos estaríamos hablando de una pequeña joya perdida de la televisión moderna, la cual debería ser consumida por todo aquel que disfrute de los shows intensos, con mucha adrenalina y mucho drama, y con interacciones sociales interpeladas todo el tiempo por violentas escenas de acción. La propuesta del show era realmente novedosa para esos años, atípica incluso en el entorno en el cual se desarrollaba ya que los antecedentes de llevar adelante una serie dentro de una cárcel eran pocos, la Oz de HBO del ’97 y no mucho más… y el cierre, bajo todo punto de vista, era estupendo así como estaba, pero bueno, otro gran vicio de este medio y, hoy por hoy, del cine, es que aquello que generó ciertos dividendos puede volver a hacerlo el año que viene, y es así como Prison Break tuvo una 2da temporada en la cual Lincoln, Michael y compañía son perseguidos por quichicientasmil personas, entre ellas el inolvidable agente del F.B.I. Alexander Mahone.

Ya no existía una “Prisión” de la cual “huir”, o sea que el nombre de la serie en sí no tenía mucho sentido en esta segunda temporada, tampoco existía ningún plan orquestado de antemano que pudiera sorprender capítulo a capítulo al televidente, dando sentido poco a poco a un tatuaje que llegamos a conocer casi al detalle, y el contexto y entorno de la serie también habían cambiado, pasó de ser un show cuasi claustrofóbico a una road movie, así que muchos de los elementos que la identificaban y la separan del resto de las propuestas del medio había desaparecido o se habían transformado en otra cosa, y con eso la calidad del producto había descendido varios niveles… pero no así el éxito de la misma, que fue creciendo capítulo a capítulo. Es más: a nadie voy a sorprender si enuncio que Prison Break fue uno de los shows que comenzó a germinar las semillas de la fiebre seriéfila que vivimos en estos días.

Civil War in Yemen

Lo que sigue es bien conocido por todos los fans de la serie, aunque la gran mayoría preferiría olvidarlo. Prison Break no solo tuvo una 2da temporada, tuvo una 3ra y una 4ta, que rematarían incluso con un capítulo doble en formato “película para Televisión”. A medida que la popularidad del show crecía la serie no paraba de descender en calidad, frescura y originalidad, y se hacía más que evidente que los showrunners quemaron todas las ideas geniales que tenían en aquella celebrada primer temporada. Las actuaciones estaban bastante bien y los realizadores supieron “sorprender” un poco con Sona en Panamá, pero lo cierto es que el agua que había corrido bajo el puente era ya demasiada y la saga estaba comenzando a tomar giros que no por inesperados dejaban de ser ridículos e inverosímiles en todos los casos: padres muertos que en realidad estaban vivos, novias decapitadas que volvían a la vida, conspiraciones por encima de otras conspiraciones que terminaban apuntando siempre a un lugar más alto, arrestos y fugas por doquier, asesinatos por todos lados, villanos que convenientemente se tornaban aliados para luego traicionar a los héroes y recuperar su puesto de forros, y un paro de guionistas en el medio que supuestamente afectó la calidad de esa temporada. Excusas similares a las que dan los políticos cuando mencionan la “herencia”, palabra utilizada para justificar la incapacidad de un gobernante para hacerse cargo con altura e integridad del puesto para el que fue elegido.

El final de Prison Break nos dejaba a una Sara embarazada del hijo de Michael, y a este falleciendo y cuasi-sacrificándose por ella producto de un cáncer terminal. Entre este cierre y el regreso de la franquicia a la televisión le ocurrieron todas esas cosas que he mencionado al principio, pero sobre todo la calidad promedio de los nuevas producciones fue aumentando. Hoy, en términos generales, los diálogos son escritos de otra forma y se sienten mucho más naturales, y es probable que detrás de cámara se permita incluso que los mismos actores incorporen frases y tics a sus personajes si eso va a colaborar con una construcción más verosímil de los mismos y va a permitir una identificación más rápida con el público. Si bien la estructura de los guiones no ha cambiado demasiado sí lo ha hecho la edición, la puesta en escena y la fotografía: hoy los shows televisivos son más cinematográficos que nunca, mucho más parecidos a una película en todos los aspectos técnicos. Como gran parte de la oferta televisiva no está pautada para darle espacio a la publicidad, los guiones y la edición no responden a estas necesidades y así, la edición entre escena y escena es mucho más fluida. Y el público responde gratamente a estas mejoras en la presentación de los productos, lo comenta en las redes sociales y se los hace saber a los realizadores por múltiples canales. La fotografía también ha mejorado muchísimo en estos últimos 10 años y hoy la tecnología ofrece posibilidades increíbles en este aspecto para la confección de planos y contraplanos con ángulos poco comunes, tomas panorámicas que terminan en primerísimos planos y un montón de otros recursos de los cuales se puede echar mano cuando los costos de producción lo permiten y hay mucha creatividad detrás de cámara. Hay producciones televisivas que tienen tanto cuidado en este apartado que cada toma parece un cuadro renacentista, y en muchos casos el diseño y la estética del show se pueden leer desde la misma intro que ofrece los créditos, con la elección del tema y el clima y los tonos elegidos para este pequeño videoclip que nos va a acompañar en todos los capítulos.

Un dato anecdótico divertido de señalar en esta entrada es que antes de reunirse para este reencuentro, los actores Wentworth Miller y Dominic Purcell han vuelto a jugar un poco con esta “hermandad” que durante mediados del 2000 los puso en la mira del público norteamericano adicto a la televisión en algunos de los shows que Warner produce para traernos a la pantalla chica varias de las franquicias de D.C. Comics, ya que en dichas series (The Flash, Arrow y Legends of Tomorrow) ambos han caracterizado a Leonard Snart/Captain Cold y Mick Rory/Heat Wave respectivamente, y aunque cueste creerlo sus personajes están escritos siguiendo un patrón muy parecido al que la pareja personificaba en Prison Break: el personaje de Miller es el “cerebro” del dúo, es el más inteligente de ambos, el que tiene la capacidad de planificar y, respondiendo al poder que lo identifica, el más frío y racional, mientras que el personaje de Purcell es el más impulsivo, el más lerdo y el que aporta los músculos y la fuerza bruta, el más “acalorado” de los dos. Este juego que Warner decidió poner a rodar casi sin proponérselo con esta pareja de actores es realmente exquisito por muchos motivos: primero porque plantea un paralelo meta-televisivo entre shows que no tienen nada que ver unos con otros y ni siquiera están producidos por los mismos canales y la misma gente, pero en algún punto comparten el mismo público y el reconocimiento es automático, y por el otro esta maniobra es lo que Warner mejor sabe hacer, es uno de sus puntos más fuertes. Warner está un paso delante de cualquier otra productora que pretenda llevar adelante este tipo de sutiles guiños en sus producciones televisivas, viene haciendo esto casi desde el comienzo de Arrow, y ahora que tiene 4 shows al aire que comparten universo está más afilada que nunca. Y toda esa experiencia se puede leer en los diálogos entre estos dos personajes, y como cada tanto dejan caer frases o acciones que remiten de forma directa al show de la FOX que los reunió por primera vez. Una genialidad de los multiversos televisivos.

- A PARTIR DE ACÁ, SPOILERS DE LOS PRIMEROS MINUTOS -

La primer sensación que tuve al comenzar a transitar los primeros minutos del primer capítulo de esta nueva quinta temporada de Prison Break es que el tiempo se había congelado… y créanme, en este caso eso es una mala señal. Los productores me ofrecieron un ajustado resumen de la serie –que vaya uno a saber porqué le dedicaron 45 segundos a la 1er temporada y resumieron las otras 3 en apenas 20/25 segundos… guiño, guiño-, para luego pasar a mostrarme el presente de uno de los “villanos” de la serie, T-Bag (otra magistral caracterización del show, a cargo de Robert Knepper), y del hermano que quedó vivo, Lincoln. El primero acaba de abandonar una prisión, esta vez de forma legal, y recibe el ofrecimiento de poder reemplazar su mano amputada por una prótesis robótica (sí, leyeron bien… ¡volvieron los ’80!) mientras que el segundo volvió al viejo habito de deberle plata a gente jodida. También somos testigos de algunas frases crípticas y supuestamente reveladoras pronunciadas por Michael, las cuales son acompañadas por pinceladas de escenas que nos muestran su actual paradero: una prisión con paradero desconocido. La “sorpresa” de su inesperado estado de salud murió con los avances de este retorno, por supuesto.

El resto del capítulo no llega a ser un embole pero tampoco ofrece nada que logre sorprender demasiado teniendo en cuenta lo visto en los avances: todos pensaban que Michael estaba muerto pero resulta que T-Bag recibe un sobre misterioso con sellos provenientes de Yemen, el cual en su interior contiene una foto que podría demostrar que Michael está vivo si no existiera el Photoshop o algún programa parecido, pero bueno, al parecer 4 temporadas de conspiraciones, mentiras y engaños no fueron suficientes para estos personajes, y solo hace falta de un sobre y una foto trucada para sobresaltarlos a todos y ponerlos de nuevo en guardia. T-Bag logra ponerse en contacto con Lincoln y le acerca esta foto esperando formar parte de esta nueva aventura porque… bueno, el destino decidió juntarlos de nuevo para que sean amiguis otra vez, pero el rudo hermano mala leche corazón de acero se lo saca rápidamente de encima y a pesar de que hace apenas unos minutos estaba siendo perseguido por gente muy jodida a la que le debía plata, evidentemente contaba con fondos suficientes para salir volando a Yemen con un viejo conocido reconvertido a la religión Musulmana que podría servirle como guía para poder ingresar en una prisión jodida situada en medio de una ciudad prácticamente en llamas al borde de una guerra civil. Todo por un sobre, una foto y un chequeo en google de la inexistencia de fotos de Michael. True Story.

Para no pasarme de rosca innecesariamente con los spoilers, vamos a cortarla acá, dejando claro que quedan aún un par de “revelaciones” hacia el final del episodio, y un impagable momento dramático inesperado proveniente de un actor que no nos tiene acostumbrados a estos arranques, 3 o 4 segundos que probablemente pagan todo el capítulo… NOT!

A veces hay producciones que resucitan una franquicia que ya estaba enterrada y olvidada como Lethal Weapon y encuentran la forma de poder recuperar el espíritu de la saga original y así y todo mantenerse frescos y al día con las tendencias audiovisuales actuales, con la narrativa moderna y sobre todo con la escritura de diálogos que consumimos y apreciamos hoy de este medio… y otras es el retorno de Prison Break: un refrito de malas ideas, diálogos acartonados, puestas de escenas aburridas en el mejor de los casos, cuando no fallidas –hay una coreografía de acción donde uno de los personajes literalmente se teleporta, en un segundo está en un lado del garaje y al siguiente está en otro, emprendiendo una acción completamente distinta-, y una insistencia con recuperar viejos tics que le hicieron mal a este show y lo terminaron enterrando 3 metros bajo tierra. La falta de ganas para presentar algo distinto a lo ya visto se puede percibir desde el mismo video de apertura de la serie, una composición bastante clásica y no muy creativa de escenas que estamos por ver, levemente “decoradas” con algo de gráfica hecha 10 minutos antes que el show sea puesto al aire –esto es solo una conjetura mía, no tengo ningún contacto interno en la FOX que me lo pueda confirmar- y con una música de fondo que se te olvida 5 segundos después que terminó dicha intro. Pero si solo fuera ese el problema la verdad es que esto me terminaría chupando un huevo, no le bajo el pulgar a una serie por el mal gusto que tienen los productores o la falta de ganas para hacer una buena intro, el problema pasa cuando la totalidad de la producción es plana y carece de alma. Si esto era un robo, no se tenía que notar, pero acá se nota… por todos lados. El carisma que hace apenas unas semanas/meses le vimos desbordar a Miller y Purcell con sus personajes para Warner acá brilla por su ausencia, y ese T-Bag de Robert Knepper que en algún momento nos pareció un perverso hijo de mil puta acá simplemente parece un pelotudo, hablando sólo –a la cámara- la mayoría de las veces para acentuar su “locura” imperante en pleno 2017 donde reina la sutileza y los gestos que apenas se perciben pero que dicen más que mil palabras. Hay muchas cosas que los realizadores de este show evidentemente no entendieron, ni de lo sucedido al final de su show ni de lo que ocurrió en el medio entre esa época y el presente, y toda esa ignorancia se pone de manifiesto en la falta de visión y absoluta ausencia de creatividad que tuvieron para relanzar esta franquicia y resucitar un muerto que nadie pidió. Nos volvemos a leer la semana que viene, aquí, en Tierra Freak.