miércoles, 15 de junio de 2016

“El Eslabón Podrido” de Diment - El Gabinete del Dr. Morholt.


 
Todo ritual mágico tiene partes específicas que lo componen, tiempos en los que hay que mezclar esos componentes y hasta momentos únicos en los que el ritual podrá o no tener el efecto deseado.


Y la experiencia cinematográfica es un ritual, un conjunto de momentos, situaciones, climas e imágenes que el espectador va a buscar y que el director le va a proponer.

Es un contrato tácito en el que cada uno pone su parte, sea el abrirse y estar dispuesto a ver lo que le quieren mostrar o encontrar la mejor manera para transmitir eso que se tiene intención de hacer ver, de hacer sentir o vivir.

Y si hay algo que tiene el cine que nos propone Valentín Javier Diment es que nos hace más simple la tarea de abrirnos como espectadores y bajar las barreras necesarias que nos separan de lo que él nos quiere contar.

Por su generación de climas, por los planos que nos regala y por lo que logra que sus actores transmitan, nos hace muy fácil nuestra parte del trato. Principalmente porque filma el cine que le gusta ver a él como me dijo en la larga entrevista que le hiciera hace un tiempo.

Y en “El Eslabón Podrido”, que se estrena este jueves, Diment nos muestra de manera fantástica lo necesarias que son todas las partes para que un ritual funcione y qué sucede cuando una de esas partes falta o simplemente ya no quiere formar parte de ese todo. Inclusive cuando ese ritual es lo que conocemos como sociedad.

Con guión del propio Diment, Sebastián Cortés, Martín Blousson y Germán Val, la película utiliza el micromundo de un pueblo rural ficticio de no más de una veintena de habitantes, para poner en manifiesto ese frágil equilibrio que el contrato social necesita para existir y, por ser un modelo tan pequeño, exacerba las miserias y oscuridades que se encuentran en cualquier grupo humano real.

Las actuaciones de Luis Ziembrowski, Marilú Marini y Paula Brasca son parte fundamental de este conjunto, porque logran darle una profundidad tan increíble a los personajes que nunca nos preguntamos cómo es que llegaron al momento en que se nos empieza a contar su historia, sino que nos dejamos llevar, azorados por el relato que se nos plantea, cumpliendo así nuestra parte del contrato.

Y a pesar de que a Diment no le cambie la manera que tiene de ver su obra, hay que mencionar que la película tuvo una gran repercusión de la crítica internacional ganando el galardón a “Mejor Película” en festivales como Stiges, Fantaspoa, Catacumba o Fant Bilbao.

Cualquiera que guste de participar de una buena experiencia cinematográfica debe dejarse maravillar por “El Eslabón Podrido", que se estrena en salas de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fe y Neuquén.