jueves, 26 de mayo de 2016

Season Finales of Arrow & The Flash - La Columna de Logan.



¿Les gustan las tradiciones? ¿No? Que mal, porque a mí sí. Y desde este momento evidentemente acabo de instaurar una: la reseña anual en Tierra Freak que comente el cierre conjunto de estas dos producciones de Warner para televisión, tal y como hice el año pasado mas o menos para esta misma fecha. Además, no se pueden quejar, esta vez se los anticipé la semana pasada en la entrada que dediqué al final season de Agents of S.H.I.E.L.D., así que... por una vez que cumplo con una promesa. Pero sí, ya estamos transitando casi la mitad de este 2016, y van concluyendo muchas de nuestras series super-heróicas favoritas. Y sabemos que a estas dos acá el sitio les hace el aguante.
¿En serio, el aguante, a ambas?
Ah, ¡que sorpresa, no! Pasen y averigüen porqué.


Arrow

Si no quiero caer en los mismos recursos arteros que utilizan los showrunners de las series que hago mierda con las críticas, vale la pena aclarar desde ya que los motivos por los cuales una y otra vez regreso a seguir reseñando Arrow, los cuales un poco van de la mano con las excusas por las cuales la sigo mirando, están explicados en aquella entrada que hice un año atrás para reseñar el cierre de ambas series en su momento, sería una pérdida de tiempo para mí y para ustedes que reiterara los mismos. No solo nada ha cambiado para mejor en lo que se refiere a mi valoración de la calidad de este show, algunas cosas cambiaron para peor. Sí, para peor. 

Un consejo, así, gratis, tanto para los showrunners de Arrow como para los de Flash: no es necesario que el Boss final sea revelado ya en los 1ros capítulos. De hecho, es mucho más excitante y emocionante si descubrimos que la amenaza jodida asoma su buche recién promediando la temporada. Bah, no se, es como algo que parece funcionar en prácticamente todos los shows análogos que tienen una calidad enorme, tipo AoS, Daredevil o Jessica Jones, y ojo, ni siquiera estoy diciendo que no utilices al villano como eje o estructura durante toda la temporada (en Jessica Jones es así, y en la 1er temporada del cuernecitos también), solo que físicamente no juegues con él ya desde el comienzo. No muestres sus habilidades en plena potencia ya desde el inicio, por ejemplo, o te guardes una carta para cuando promedies el final. Ya recogeremos este guante, de todos modos…
Otro tema: esta serie, es sobre Arrow, ¿no? Tipo, el Batman del DCU televisivo con su Arrow-Team compuesto, hoy más que nunca, por luchadores sin poderes pero con mucha fuerza de voluntad. 

Claro, porque en la temporada anterior podíamos acusar un Firestorm o un Atom, como personajes que articulaban como miembros ocasionales del Arrow-Team con habilidades excepcionales. Claro, no, ahora este equipo quedó relegado a, bueno, Oliver, su hermana ninja nivel 14, su ex-novia ninja nivel 10, su ex-guardaespaldas Special Ops, su novia hacker y ya. ¿O me estoy olvidando de alguien? Y teniendo esto en cuenta: ¿no es como mucho que el final season gire alrededor de intentar detener un apocalipsis nuclear mundial orquestado por un Brujo que se volvió prácticamente invulnerable y el alcance de sus poderes es inimaginable?

Como descubrimos en los últimos episodios de esta temporada, el End Game de este nuevo villano que se nos presenta en esta temporada, el líder de la organización terrorista H.I.V.E., Damien Darhk, magníficamente caracterizado por Neal McDonough, es ni más ni menos que destruir la civilización tal cual la conocemos, con un ataque nuclear a gran escala combinado utilizando un artilugio electrónico denominado rubicon que termina robando de la misma muñeca de la jermu de John, Lyla -quien tras la muerte de Amanda Waller quedó a cargo de A.R.G.U.S.-, mismo del cual él, su mujer, su hija y un puñado de humanos más quedarán exentos gracias Genesis, un complejo habitacional subterráneo protegido contra la devastación nuclear que va a ocurrir en el resto del mundo. No digo que en otras series análogas no se ponga en jaque el destino de este planeta –o de planetas muy parecidos al nuestro que vibran a una frecuencia distinta-, lo que pienso es que este tipo de desafíos, a la larga, y tomando algo de distancia de cómo se fue desencadenando la trama, termina siendo algo enorme, muy grande, demasiado grande para poder ser manejado por un puñado de artistas marciales y una hacker… o dos hackers cuando se suma a la fiesta el padre de Felicity

La 4ta temporada de Arrow tuvo muchos momentos emotivos y dramáticos, y se especializó en los golpes bajos y el manejo de la culpa. De hecho, hicieron un uso tan abusivo de la “culpa” para rematar tal cantidad de plots que en un momento dado ellos mismos –los guionistas- se dieron cuenta de lo ridículo que quedaba todo cargado de tanta culpa, y es cuando, al menos, comienzan a hacer uso de ese recurso utilizando algo de sarcasmo. Al menos. Aún con las muchas cosas que esta temporada tiene para remarla a favor, termina siendo una de las más flojas, y eso cuando se trata de Arrow es mucho. Utilizaron 20 capítulos para desarrollar un flashback que, en 10, te sobraba tiempo. Y eso es solo un ejemplo de lo mucho que extendieron todo. Como señalé más arriba, la composición de Damien Darhk es sencillamente excelente, pero nada resiste en pie durante mucho tiempo los continuos avatares del tiempo. ¿A qué me refiero con esto? Bueno, en la serie hermana sucede algo parecido. Mirá, cuando tenés un villano que conoce tu locación, tu identidad secreta, tu cuartel, tus afectos, tus habilidades, tus contactos, y puede acceder a todo eso cuando quiera sin ningún tipo de limitación, y no lo hace porque está “jugando” con el héroe… bueno, te lo creés una vez, dos, tres, ya a la cuarta vez comienza a perder un poco de credibilidad, todo, el héroe, el villano, la historia, todo. Yo se que en este tipo de series, en mayor o menos escala uno tiene que hacer concesiones, por supuesto, lo sé porque, entre otras cosas, leo comics del mismo género, y es un género que te exige que hagas concesiones todo el tiempo. Pero hay un límite que Arrow se encarga de atentar en prácticamente todos los episodios. En esta temporada más que en cualquier otra, probablemente, porque los poderes y el alcance el plan de Damien Darhk fueron superiores a los de cualquier otro villano hasta el momento.

Sin embargo, siendo generosos, hay algo que no podíamos anticipar, y es el deceso de Laurel Lance, mejor conocida como Black Canary. Seh, si usas el nombre de Black Canary en el Arrowverse mejor andá preparándote para una muerte prematura como heroína, eso seguro. Van 2 Black Canary’s muertas en solo 3 temporadas de exposición del personaje. La despedida de Laurel fue correcta, sorpresiva, emotiva y dura, y estuvo muy bien. Aunque me cueste admitirlo, este tipo de transiciones, cuando esta producción se pone las pilas, las hace muy bien.

No es lo único que hicieron bien en una temporada que tuvo muy pocas sorpresas: otra de las mismas, y para quien escribe estas líneas muy emocionante, fue uno de los invitados, ni más ni menos que John Constantine, caracterizado una vez más –y quizás por última vez- por el enorme Matt Ryan, quien tuvo pocos minutos al aire pero los suficientes como para ganarse el pan una vez más, y hacernos sufrir –o soñar- a quienes alguna vez supimos disfrutar de su serie propia. Un detalle hermoso por parte de Stephen Amell, quien le dio todo el apoyo posible a la serie desde su lugar en aquellos días en los que aún no se sabía el destino final que terminaría teniendo la misma –o sea, ninguno-, y una posible conexión con un, vaya uno a saber, quizás no tan improbable co-protagónico de John en cierta serie que reúne a un grupo de héroes condenados al olvido salvo que logren un objetivo determinado. El tiempo dirá, por el momento son todos rumores.
¿Saben lo que más bronca me da de Arrow? Que hay una enorme cantidad de personas dentro de este show que hacen muy bien su trabajo. La edición de la serie es exquisita, y lo digo en serio: la transición entre escena y escena prácticamente nunca está hecha de forma azarosa, siempre conectan un objeto con otro, o el rostro de un personaje en la exacta misma posición que el que viene, o sea, el montaje que tiene cada capítulo para ir de una escena a otra es brutal, y no me cabe duda que eso toma un tiempo extra de post-producción que claramente tenemos que agradecer. Pero no solo eso: en Arrow todo se ve fantástico. Todo. Las instalaciones de cada locación high-tech son un delirio, son la envidia de cualquier película de ciencia ficción que no supere los U$S 50 millones de presupuesto. 

Los equipamientos que usan los paramilitares, los vehículos, las armas, los diseños de los trajes, y en términos generales el 50% o más de los FX’s que se realizan en exteriores o dentro de un estudio (explosiones, más que nada, pero también tiros, objetos destruidos por disparos o detonaciones, etc.) son de una calidad envidiable, y las coreografías ya no entusiasman tanto como años atrás pero siguen siendo entretenidas.

Es una lástima que tanto esfuerzo y tanta inversión se ponga en función de un show que no puede levantar cabeza culpa de, mayormente, un equipo de guionistas que está más pendiente del filo de los diálogos entre los personajes que de las tramas a corto y largo plazo. Porque, esa es otra cosa que también puedo poner en el lado de lo positivo, los diálogos no están mal. No, todo lo contrario: es, en mayor a menor medida, lo que espero de estos personajes en estas situaciones. Y de hecho hay cosas en los diálogos que siempre son bienvenidas, como el nerdismo imperante de Speedy sobre cine y series de T.V. que comenzamos a conocer el último año y medio, o los cruces de comentarios geeks que tienen Felicity con uno de sus más recientes empleados de confianza, Curtis Holt (¿Mister Terrific?), o la misma Felicity, único personaje que parece estar al tanto de todo y entiende todo, casi tanto como el espectador, y por eso se ríe de todo, de los momentos de tensión, de los momentos de relajo, de la violencia desmedida, de la ridiculez de algunos planes. Felicity, en este universo absolutamente inverosímil incluso para este género, es la voz de la cordura, la que te marca la línea, la que comulga con el televidente y, así, juntos, podemos reírnos de todo a sabiendas de que, sí, tenemos razón: lo que nuestros ojos ven no tiene sentido. 

El final de la temporada, luego de la merecida muerte a Damien Darhk, encontrará una vez más al Arrow-Team en crisis: Oliver por fin logra encontrar una veta política para explorar/explotar, Speedy pide gancho para relajarse un poco, John a primera vista parecía que iba a tomar distancia un tiempo con su familia pero al toque vemos que no, que su plan iba por el lado más militarizado, y Felicity, bueno… su madre se fue de gira con el padre de su amiga muerta, tuvo que casi volver a matar a un ex-novio de su época universitaria para salvar el día, la echaron de su laburo, sus opciones son reducidas: ¿alguien puede culparla de que vuelva a los brazos de aquel que le mintió sobre una paternidad encubierta?

The Flash

Después de aquel mítico 1er crossover entre este show y Arrow uno diría que era complicado que pudieran superarse en cuanto al asombro que nos provocarían, pero no fue así, los showrunners a cargo de signar el camino de este show nos regalaron otra adaptación preciosa de un comic clásico del velocista escarlata, incorporando a Jay Garrick a la cronología de esta serie… ¿o no?

Y no, la verdad que no. Recordemos que este capítulo fue apenas el 2do de esta temporada, que a nadie le cabe duda comenzó con el acelerador a fondo. De aquel atisbo de una posible adaptación en un posible futuro de la mítica Crisis on Infinite Earths por la tapa de un diario del futuro comenzamos a tener, gracias a esta serie, una adaptación detrás de otra de un sinfín de argumentos y conceptos que la editorial D.C. viene manejando en sus publicaciones al menos desde fines de los ’70 y principios de los ’80, con las tierras paralelas y los multiversos como protagonistas exclusivos –pero no excluyentes- de todas las sub-tramas que se despegarían de ahí en adelante. Y en la 1er mitad de temporada tuvimos no solo la creación y presentación formal del nuevo Firestorm sino también el regreso del Gorila Grodd, una muy pulenta adaptación de King Shark, Doctor Light, y como frutilla del postre la introducción de Vandal Savage para dar pie a la incorporación de Chay-Ara y Carter Hall, mejor conocidos como Hawkgirl y Hawkman respectivamente, y fundir todo en un nuevo crossover entre esta serie y Arrow para intentar acabar con este villano inmortal.
Todo esto, claro está, mientras el flash-team busca la forma de derrotar a un nuevo oponente que proviene de la llamada Tierra-2: Zoom, un velocista oscuro y peligrosísimo que se ha convertido en un temible asesino serial de aquel planeta, y pretende expandir su imperio de terror a esta, nuestra tierra. La identidad real de Zoom será uno de los ganchos de esta temporada, algo que sin duda alguna nos mantendrá en vilo, y cuando finalmente la descubramos… bueno, es ahí cuando la temporada definitivamente comienza a perder fuerza y cae en un pozo. Un pozo marcado, una vez más, por las incoherencias de una trama que no deja de pisarse consigo mismo, se vuelve monótona y por momentos aburrida, con excesos de drama y golpes bajos gratuitos que muchas veces no tienen el más mínimo sentido, con acciones por parte de héroes y villanos que se contradicen de sus propias motivaciones o planes a largo plazo, y con pocos destellos de esos que caracterizaron la buena salud de esta serie en la temporada previa. 

De lo que no podemos acusar a los realizadores de este show es de que no intentan incorporar la mayor cantidad de elementos relacionados con la mitología de este personaje: desde la "Velocity 9" hasta el concepto de la speed-force explicado for dummies, y en el medio desarrollan incluso algo propio, algo que no está inspirado por ningún plot sacado de ningún comic, los “Time Wraiths”, que les va a servir para dar un cierre digno al último capítulo. Y se van a dar, además, el gusto de jugar con nosotros en todos los sentidos: vamos a ver la introducción del “black” Wally West, el desarrollo y la incorporación de este como personaje estable del elenco, e incluso nos van a hacer creer por un segundo que hasta pegó super-velocidad y todo. JA JA, que graciosos. Lo mismo vale para Jesse Quick o Jesse Wells, ¿no? La hija del Wells de Tierra-2 que Zoom mantuvo cautiva durante más de media temporada… igual que con Wally también nos harán pisar el palito de “ah si ahora esta es Jesse Chambers y pumba, corre que te corre” y no… Y además, no se, meten también a la Dr. Christina McGee, y en algún momento parece que hasta pega onda con Henry, el padre de Barry.

Hay muchas cosas que han hecho realmente muy bien en esta temporada, sobre todo en lo que se refiere a la coherencia en las relaciones entre los personajes. Por ejemplo, como el nuevo Wells, el que viene de Tierra-2, se tuvo que ir ganando el “respeto” y también el “cariño” del resto del equipo, aún cuando él nada tuvo que ver con lo que hizo su doble de Tierra-1, y como los guionistas jugaron al límite con las cagadas que este personaje se mandó, que siempre estuvieron justificadas –si no era porque estaba convencido de que de esa forma podían derrotar a Zoom o salvar alguna de las 2 Tierras, era para preservar la vida de su hija, pero nunca se mandó una cagada por alcanzar un objetivo propio y ya-, o la manera bastante natural y armónica en la que Wally va entrando en el seno de su nueva familia, la forma en la que Iris fue redescubriendo su amor por Barry, incluso la relación entre el Fake Garrick y el equipo estuvo bien armada y orquestada… los motivos por los cuales llevó adelante toda esa fachada son flojo de papeles, sí, como otras 500 cosas estúpidas que hace este Zoom de pacotilla que tiene el poder de un Dios, tiene a toda una Tierra bajo su yugo, pero se toma todo el tiempo del mundo para alcanzar su objetivo final en esta Tierra, la nuestra, perdonando vaya uno a saber porqué la vida de Barry y de todo su entorno –salvo casi al final, cuando mata a su padre- unas 75 veces, mínimo, aún cuando tanto Barry como el resto le mojaron la oreja suficientes veces como para que los hiciera añicos dos veces por capítulo.

Lo que funcionó en la 1er temporada, probablemente porque estuvo mucho mejor pensado, escrito y desarrollado, acá se cae en los últimos 8 capítulos, lo que significa casi el 30% de la temporada, ni más ni menos. No solo los “motivos” de ambos boss finales –de una temporada y otra- son prácticamente los mismos, el accionar que orquestan no difiere demasiado, solo que al Wells/Eobard Thawne tardaron más en descubrirlo. Además, mientras que en la 1er mitad de temporada podemos quejarnos, quizás, de un sinsentido para la manera en la que terminó la relación entre Patty y Barry, el sinsentido constante y sonante en la 2da parte de la temporada es Zoom. Una vez que están todas las cartas puestas sobre la mesa, ¿porqué carajos Zoom da tantas vueltas para obtener lo que necesita de Barry? No es que no nos lo expliquen durante la serie, es que dicha explicación no resulta convincente cuando sale de la mente de un psicópata… mismo psicópata que, por cierto, mantuvo encerrado toda la temporada a otro velocista… VIVO. Ah, eh, si, era un “seguro” por si lo de Barry salía mal, ¿vio? (?) Nah, bueno, boludeces no, mirá que la serie además de pibes de 8, 9 años, también la ve gente adulta, ojo. Que los showrunners no se olviden de eso cuando pauten hacia dónde va a ir cada temporada. Más vale.

De todos modos, a diferencia de lo que ocurrió con Arrow este mismo año, The Flash supo, con sus pros y contras, mantener el interés hasta el final, y además se decantó con un cliffhanger que podría poner en jaque la misma existencia de la serie y el universo tal cual lo conocemos… no va a suceder eso, por supuesto, pero soñar no cuesta nada. Y estuvo el gordo Kevin Smith, además, dirigiendo un episodio épico, fantástico para el lector de comics y muy fuerte y dramático para el seguidor de la serie, muy esclarecedor. No nos vamos a olvidar tan rápido de “The Runaway Dinosaur”, bien ahí, barbeta. Por lo mismo espero que no se olviden de este sitio la semana que viene, que para el que no prestó atención, se llama Tierra Freak.