miércoles, 27 de mayo de 2015

Argentilandia, la economía en juego - El Gabinete del Dr. Morholt.


Como vengo mostrando con varios otros Gabinetes desde el año pasado, el mundo de los juegos de mesa en Argentina está creciendo. Gracias a diseñadores autogestionados (o independientes, como se los puede denominar) la oferta lúdica hace un tiempo que dejó de ser el siempre mencionado T.E.G. o el mil veces reversionado Monopoly.




Así como cuando reseñé el juego “Intendentes” hice especial foco en que es jugar a la política, en el juego del que hoy quiero hablar jugamos a la economía… economía argentina, no suiza ni dinamarquesa… argentina.

Y es que en “Argentilandia” jugamos a producir y vender las principales materias primas que produce nuestro país, como ganado, soja, metales, pescados, maderas, ovejas, petróleo, tabaco y uvas. Y si logramos el poder suficiente, empezar a fabricar los productos derivados en sus respectivas industrias.

Pero claro, estamos en Argentina, por lo que existen los problemas que quizás en otras economías no existan… bueno, seguramente en muchos otros países también tengan funcionarios corruptos que pueden robarte materias primas, malos sindicalistas que bloqueen empresas y hasta provincias enteras y agentes de bolsa que quieran adueñarse de industrias en maniobras bursátiles. Pero esos adversarios que tienen los jugadores para llegar a la victoria son conocidos por cualquiera que haya vivido más de 2 años en nuestro amado país.

Charlando con Marcelo Martínez, creador del juego, me comenta sobre este tema en particular “Mi cometido con el juego era principalmente que la gente se divierta, pero también que se exponga en público el tema de la corrupción y el mal sindicalismo. O sea, hay un mensaje detrás del juego”.

Pero quizás porque sólo se quedaban con la primera impresión y no ahondaban en el tema o porque no querían que se relacione a la Argentina con esos malos conceptos, a Marcelo muchas veces le costó haber planteado el tema “El cachetazo lo recibí en un montón de lugares. En Tecnópolis, por ejemplo, un día se me acercó un hombre con su esposa y cuando le expliqué la mecánica del sindicalista se puso verde y me dijo “¡Ah! ¡Muy bien! ¿O sea que para usted el sindicalismo argentino es eso, es algo que sirve para bloquear puertos, industrias y empresas?” y yo le respondí que todo lo contrario que creo en el sindicalismo, pero que esos malos sindicalistas también existen y tenemos ejemplos casi todas las semanas. El tipo entonces siguió con un “pero sólo estás representando lo malo. No me parece correcto” y entonces yo le pregunté si jugaba al T.E.G. y obviamente lo hacía. Y cuando le pregunté si le parecía correcto que China atacara Kamchatka o si se ponía contento cuando Argentina invadía Chile, su respuesta fue “bueno, pero es un juego” y yo le contesté “bueno, pero está jugando a que se muere gente” y ahí entendió que es un juego, que son fichitas, pero que la idea también es que podamos hablar y poner en la mesa el tema tan complicado como la corrupción o el mal sindicalismo. Cosa que terminamos haciendo.”

Y es que al ver el mapa de Argentina desplegado en la mesa también podemos aprender otras cosas “Compré libros de geografía para ver exacto qué producía cada provincia y qué productos eran los de mayor producción. Quería ser fiel en eso” y lo logra. Porque no es lo mismo ni el producto ni la cantidad de cosas que produce La Pampa en comparación con Tierra Del Fuego o las Islas Malvinas. 

Algo que también caracteriza a nuestro país.

“Argentilandia” fue publicado en 2011 y su primer boceto era muy diferente al producto final “La base del juego tenía dos partes: una de administración de recursos, que tenía billetes, muchas más materias primas y se vendían sólo a los países con un sistema de exportación que era un lío; y otra el tema de las fábricas, que me basé en el juego de PC llamado “Industry Giant” que me gusta mucho porque tiene administración de recursos, construcción, venta.”

Y es que Marcelo no viene del mundo de los llamados “juegos de mesa modernos” como muchos en este país “Yo tendría que haber conocido el Shogun, el Civilization, el Game Of Thrones. Como para poder usar mecánicas que hicieran mucho más simple el juego. Porque si bien el primer diseño estaba cerrado como juego, era un lío, era largo y complicado. Y gracias a la mujer de un amigo que estaba en Estados Unidos conozco el Settlers of Catan y ahí se me abrió la cabeza en cuatrocientos pedazos y encontré la solución en cómo ese juego maneja los recursos. Entonces empecé todo de nuevo.”

Según me cuenta Marcelo no sólo eso le debe al Catán “le tengo que agradecer que me resolvió no sólo la dinámica, sino el costo de impresión, porque tenía billetes, más materias primas, como la que hoy dice Metales en realidad eran muchos metales distintos o gallinas y otros muchos más. Era un lío tremendo, pero también eran cosas que elevaban el costo ¡Hasta el tablero era más grande!”.

En “Argentilandia” podemos jugar hasta 5 jugadores y tenemos que gestionar recursos para tratar de monopolizar provincias e industrias y así llegar a los 16 puntos de victoria al finalizar nuestro turno. 

Para lograrlo podemos comerciar con la banca (a una paridad de 4 a 1 o a menos si controlamos algún puerto) o con los demás jugadores de manera libre, o sea que no hay un reglamento especial para esas transacciones donde sólo importa la oferta y la demanda, ya que las reglas las pone el mercado.

Y mirando por fuera del tablero Marcelo tiene mucho para contar sobre el mercado de los juegos de mesa en Argentina “Hubo un momento que yo llamo el Big Bang de este mundo, cuando un tipo en Tucumán lanzó el “Zug” y el “Panzer Saint-Lo 1944” y se empieza a abrir más el panorama de los lugares donde jugar. A pesar de que eran solamente para jugar Torneos de T.E.G. como el grupo de la Cantera antes de ser La Cantera, año 2010, ponele. Y yo ya veía que esto iba a crecer y ahí me largo definitivamente a publicar “Argentilandia”. Con sólo ver cómo crecieron los Encuentros Nacionales de Juegos de Mesa te das cuenta. La diferencia entre el 2º y el 3º fue enorme o sea que para este año, para el 4º tiene que explotar”

Es que cualquiera que disfrute de estos juegos quiere que el mercado se expanda, principalmente los jugadores, pero Marcelo, del lado de los diseñadores, también lo desea “en el último ENJM una señora estaba maravillada porque ella diseñaba juegos en su casa y estaba fascinada porque no sabía que había tantos otros que también lo hacíamos. Entonces le dije que tenía que dejar de estar fascinada y nada más. Para el próximo tenía que traer su prototipo ya armado de manera que podamos probarlo, jugarlo, darle nuestra opinión. Tenía que dejar de ir sólo a mirar y tenía que empezar a hacer. Es la manera de que esto crezca”.

Su meta entonces no es sólo diseñar juegos sino “Profetizar, yo lo llamo así. Es sacarle el antifaz a aquellos que son jugadores, pero no lo saben” me cuenta apasionado “Yo me tomé el trabajo de parar en una plaza y hablar con un grupo de chicos que estaba ahí y decirles “quieren probar un juego” y se los expliqué, se pusieron a jugar y la pasaron genial. Y hasta ese momento no estaban jugando y no sabían que existía esa posibilidad. Y llega el fin de semana y van a terminar diciendo “che ¿compramos un juego? ¿Cuál?” y la respuesta segura es el T.E.G. porque ya está instalado, lo conocen. O sea que la gente está, sólo hay que sacarla del letargo en el que se encuentran.”

Con respecto a la difusión y distribución de otros juegos por fuera del R.IS.K vernáculo me cuenta la experiencia de “Argentilandia” “La gente compra el T.E.G. sin saber que es argentino ni su procedencia. Ellos lo compran porque es lo único que conocen. No está informada sobre el mundo este y por eso hay que hacerlo más conocido. Y ese preconcepto de que porque es argentino es una porquería yo lo vi caerse cuando le roban el primer recurso o una provincia y dicen “pará, pará ¿no lo puedo recuperar?” y les pica el bichito y ahí se va todo al tacho porque nadie quiere perder.”

Por eso Marcelo puso a su “Argentilandia” en jugueterías “Yo quería que cuando abras el juego te sientas bien. Que tengas las reglas adelante y te gusten y que al abrir el tablero, que es lo más robusto que tiene, te guste y te llame la atención. La caja es más grande de lo que debería ser, a pesar de que es lo que el tablero requiere, porque nunca me alejé de la idea de que sea del tamaño de una caja de pizza. Cuadrada y grande, porque dije que si iba a jugueterías tenía que resaltar y llamar la atención por encima de los demás juegos. Y sí lo hacía. Pero a los jugueteros les rompía las pelotas porque los sacaba de los esquemas, de la estandarización que tienen al mostrar los productos.”

Entonces Marcelo empieza a contarme más sobre su experiencia en estos puntos de venta “El paso por jugueterías fue malísimo, arranqué re bien y terminé muy mal. Uno de los grandes problemas es que hacer un juego y comercializarlo son cuestiones totalmente distintas” me cuenta desanimado. “Y evidentemente salí con un producto con un costo alto y encima novedoso, cosa que no llama la atención del juguetero.”

“De 3 jugueterías vendía en una sola. En la primera te maltratan, en la segunda no te dicen ni sí ni no y en la tercera te dan sólo 5 minutos para que los convenzas del juego. Y en esa los ganaba al abrir el tablero que es lindo y porque tenía un discursito ya preparado” me dice ya entrando más en el tema “Pasa que hay muchos que están acostumbrados a ir al evento juguetero en Costa Salguero, comprar 30/40 de cada cosa y después sentarse en su local a mirar la tele y si entra uno a preguntar de qué se trata un juego le dicen “no se, leé las reglas de atrás” y nada más. A esos es imposible mostrarles un producto nuevo. No les interesa si tiene o no contenido, si es sobre la historia de Japón o si es para mayores de 12 años o para menores de 4” me dice indignado y continúa “Con esos es imposible porque cuando vas te responden “¿Juegos de mesa? ¡Nah! ¡Con todos los que tengo!” y después están los otros que te dicen “¿y vas a salir en televisión o en radio?” y para cualquiera de nosotros es imposible hacer publicidad. Y entonces no les interesa.”

La solución que encontró a ese escollo de la distribución fue seguir por el lado independiente “Sólo lo sigo distribuyendo en Casa Sanzi que se especializa en juegos de mesa y porque aparte de primera se portaron bien conmigo. Pero prefiero canales alternativos, porque ese gasto de tiempo y energía que me llevaba esa distribución lo prefiero usar en diseñar nuevos juegos que es lo que realmente me interesa. Entonces lo vendo por MercadoLibre y hasta gano lo que realmente tendría que ganar por el producto.”

Porque a pesar de que ya haya recuperado la inversión inicial y hasta le quede algo de dinero “sirve sólo para tomarse un café o para gastarlo en materiales para nuevos juegos. No hice esto para volverme millonario.” Me cuenta serio.

“Yo imaginé que la gente se calentara y se compenetre tanto en el juego que se enojara en serio cuando otro le roba algo o le tomaba una fábrica. Y es buenísimo poder ver que realmente pasa. Me alegro cuando se divierten y cuando se pelean” me dice divertido “Me encanta porque eso también le genera la adicción de querer jugar de nuevo sólo para que esta vez ser ellos quienes le ganen al otro.”

“Pero también sufro mucho cuando alguien no comprende una situación que para mi es simple del juego. Es medio frustrante pensar que van a terminar parando el juego y yendo a las reglas nuevamente o que la busquen por algún lado, o que me pregunten directo a mi. Yo también lo hago con otros juegos, que cuando no entiendo algo releo el manual o le pregunto a alguien. Pero es frustrante.”

Porque una de las cosas más importantes de cualquier juego son las reglas, tema que parece preocupar mucho a Marcelo “Si mirás los reglamentos de los juegos comerciales son espantosos, fotoduplicaciones a un color, con un papel que parece papel higiénico. Yo con “Argentilandia” no tuve eso y fue mi talón de Aquiles, tanto en cuestión papel como en el contenido”, porque según me cuenta escribir bien las reglas le costó mucho “Es que para mi el escribir un reglamento es como escribir un programa de computadora. Tenés una secuencia de pasos, pero en algún momento se dispara como un nuevo bloque de secuencias que te explica otra cosa, como una subrutina que tiene sus propias reglas y tenés que lograr que no se te generen bucles que te compliquen todo lo otro… es un tema complicado. Tenés que considerar todos los “Si pasa esto” o “si pasa esto otro” y si no los tenés en cuenta el juego puede explotar y fallar. Y muchas veces pasa.”

Para probar las reglas antes de publicar el producto se juegan partidas de prueba, con jugadores testers “Yo tengo 2 sobrinos que testean mis juegos. Son hipercríticos, pero aparte quieren ganar a todo, porque son adolescentes y no te perdonan una. Son de esos jugadores maléficos que te vienen siempre con los tapones de punta y llegan a los extremos de las reglas para encontrar la combinación perfecta. A nivel testeo funcionan perfecto ¡pero cuando juego con ellos me amargo mucho!” termina riendo.

Porque lo principal de Marcelo es que le gusta jugar, y diseña juegos para que la gente se divierta y con su primer juego lo logra. Su nuevo juego llamado “Guerra de Containers” está en las últimas etapas de desarrollo y si logra las mismas sensaciones que con “Argentilandia” va a ser uno de esos juegos que siempre voy a querer sacar con amigos para mostrarles que existen otras opciones para pasar un buen momento.

Para poder conseguir una copia de “Argentilandia” pueden visitar la web oficial  o en su página de Facebook.