jueves, 12 de febrero de 2015

Lectura de verano: Happy!, de Morrison y Robertson - La Columna de Logan.



Cada tanto me da por recomendarles un comic, así, sin más. Intento buscar que la recomendación tenga algún anclaje actual, y generalmente lo logro, como con la muerte de mi canadiense favorito, con los 30 años del comienzo de la SwampThing o como cuando Invincible llegó sunúmero 100  otras solo busco que conozcan a algunos autores interesantes eligiendo algunas de sus obras más destacadas, y de fácil acceso, como lo hice con Vaughan, Millar o Ennis. Otras, sencillamente alguien me recomendó una serie, la comencé a leer, y quiero que ustedes también compartan esa experiencia porque deduzco la van a pasar tan bien como yo, como sucedió con MorningGlories, Sex Criminals, The Manhattan Projects o Hinterkind, y dentro de esta vertiente, recuperar clásicos europeos como La Casta de los Metabarones o argentinos como Candido, que ahora puede ser leído completo gracias a Rabdomantes Ediciones  me parece que viene al pelo para la dinámica comunicacional que este sitio tiene. No nos olvidemos, además, que a veces fuimos, acá en Tierra Freak, precursores de movidas que luego tomaron un tenor mediático, como cuando preparé las entregas de Hellblazer para llorar juntos el cierre del título en Vertigo, sin saber que un par de años después ese personaje tendría serie de T.V. propia, misma que en estos días lamentablemente pende de un hilo.
Esta introducción no está armada en vano, solo para vanagloriarme de la cantidad de entradas dedicadas a este medio que he metido. No señor: es verano, muchos están ya de vacaciones y otros están por tomárselas, algunos ya se las han tomado pero de todos modos hasta que el calor nos abandone intentarán sostener ese espíritu lúdico, de regocijo y goce, de re-encuentro con esas cosas que nos gusta hacer cuando tenemos “tiempo libre”, aún cuando técnicamente quizás contamos con el mismo tiempo que el resto del año. Siendo así, esta introducción y los links pueden servirles como guía o recordatorio de reseñas que los animen a entrarles a estas obras, para pasar un buen rato.
Pero por supuesto, la entrada de hoy está dedicada a otra obra, una llevada adelante por un tándem creativo atípico –estos dos grandes autores no suelen trabajar juntos-, y tiene un anclaje y todo: el amigo Grant Morrison cumplió 55 años hace apenas 12 días, el 31 de enero, y el comic que vamos a reseñar hoy se desarrolla durante una navidad, un evento reciente que todavía flota en el ambiente, ya que aún no se acaba febrero y seguimos transitando esa difusa zona de jolgorio del calendario que se genera entre las fiestas de fin de año y el comienzo del temido marzo, el mes que aplasta de forma terminante el cese de actividades, da por concluido el verano y nos devuelve a la realidad con una cachetada en la cara. Pero, sin más, vamos a los bifes.


Una pareja despareja


Me late que a esta altura del recorrido ninguno de los dos artistas que han llevado adelante esta miniserie para la editorial amiga Image requiere de mucha presentación. El guionista Grant Morrison es bien conocido no solo por sus obras sino también por sus notorias y destellantes apariciones públicas en charlas y eventos, sus polémicas declaraciones sobre algunos aspectos de la industria y sobre algunos de sus colegas e incluso por haber armado una exitosa convención de comics con su nombre, mientras que el buenazo de Darick Robertson puede que no tenga un historial (de obras y apariciones públicas) tan nutrido y variado como el de su co-equiper escocés, pero te dibujó toda Transmetropolitan y gran parte de la genial The Boys, además de haber dibujado a Wolverine para Marvel más de un año, y haberse involucrado en otras franquicias de esta editorial, junto con algunos aportes para D.C., Malibu, Acclaim y Dark Horse.

Ahora: de la inmensa e inconmensurable obra de Morrison, ¿por qué se me da por elegir ésta? Bueno, la respuesta es sencilla y deducible: es un buen comic, corto (solo 4 números), muy bien narrado por Robertson, bastante fresco (salió a fines del 2012 y culminó en febrero del 2013), y dentro de la bibliografía del escocés es algo apta todo público. ¿A qué me refiero con esto? No pertenece a ningún universo en particular, es una serie que genera su propio mundo, dentro de un contexto mínimo, ínfimo, sin meta referencias ni intrincadas tramas que incluyen centenares de personajes e involucran cambios de continuidad, viajes en el tiempo y universos paralelos. Esta pequeña historia policial tiene un ínfimo nivel de delirio y está parada en la otra vereda de la espléndida pero terriblemente compleja Multiversity, y cae como anillo al dedo justamente para una pasatista y entretenida lectura de verano. Es una historia que podemos leer sentados en una pileta con un mojito en una mano mientras escuchamos Chandelier de Sia, muy tranquilos y relajados sabiendo que no necesitamos absolutamente nada más que lo que tenemos en las manos para disfrutar de un buen viaje. Además, es un comic muy sencillo de conseguir: sitios de compra on-line argentinos como ubik  lo tienen catalogado y en stock, y por supuesto también está disponible en amazon.

I see a blue donkey with wings and a unicorn

La historia de Happy! al comienzo desconcierta un poco, pero está claro que ese fue el objetivo del guionista: un asesino a sueldo de nombre Nick Sax se encarga de acribillar a unos delincuentes de poca monta puteadores y en el camino se come un par de tiros, y termina hiriendo de muerte a un infeliz que no estaba en el “contrato”, y que para colmo es sobrino de alguien pesado, y el único conocedor de una contraseña para acceder a una suculenta cuenta bancaria. Tras el intercambio de balas, ambos caen desmayados, a Sax lo recoge la policía y lo internan, mientras que el infeliz muere sin poder comunicarle a su Tío la clave bancaria, aunque le da una pista de que Sax es el único conocedor de la misma. Ya en el hospital, y tras un rápido interrogatorio, descubrimos que Nick supo ser un policía años atrás, y de los buenos, pero por algún motivo tiró su carrera a la mierda, junto con su matrimonio, y lo reemplazó por el alcohol, las drogas y las putas, obviamente. A medida que un eczema (una dermatitis eccematosa, o sea un conjunto de afecciones dermatológicas) se le va manifestando por todo el cuerpo al pobre bastardo de Nick, somos testigos de la aparición del verdadero protagonista del comic, promediando el mismo: un pequeño caballo azul parlanchín con cara de burro y un unicornio en el medio de la frente, que se hace llamar Happy y que solo puede ser visto y oído por Sax. Por supuesto, Sax atribuye la aparición de este personaje a un delirio producto de las drogas que le han puesto para estabilizar su condición, pero minutos después comienza a sospechar que hay algo más, dado que un equipo de asesinos se encamina por los pasillos del hospital con intención de torturarlo y luego matarlo, y Happy no solo le advierte de este inconveniente sino que lo ayuda a salir inmune del atraco.


Sax sabe que está en un aprieto y que lo mejor que puede hacer para mantenerse con vida es huir, pero Happy no se manifestó delante suyo solo por la buena onda que tiene: necesita de la ayuda de Sax para salvar la vida de una niña, el otro único ser humano que puede presenciar su existencia, y hará todo lo posible para convencer a Nick de que se una a esta misión. Así entonces queda conformado este extraño y muy divertido buddy-comic, con un hijo de mil puta que perdió todo atisbo de respeto por la vida humana y por la suya propia que se ve en la obligación de arrastrar a un ser con mágicas propiedades que proviene de vaya uno a saber dónde y que no va a descansar hasta lograr su cometido con Nick. A medida que la historia avanza vamos decodificando no solo el pasado de Nick y la razón de porqué está donde está, sino también cual es la idea de esta singular propuesta de los amigos Morrison y Robertson, porque lo cierto es que, como les comenté más arriba, cuesta un poco darse cuenta cual va a ser el punto de la historia en las primeras 16 páginas… hasta ese momento parece un mal comic de Ennis, de hecho. Por eso mi recomendación es que vayan a por el tomo completo, y lo lean de un tirón. Amén del guión de Grant que una vez logra madurar se me figura impecable, Robertson una vez más demuestra ser un dibujante con muchos recursos, con una narrativa clara y prolija, y cuando quiere cruda y visceral, pero sobre todo con un acabado muy detallado y pulido, algo que quien escribe estas líneas siempre festeja. Happy! no fue el comic del año ni estuvo bañado de premios y aplausos, pero es una ajustada sátira a ciertos caminos que el comic americano ha recorrido en las últimas dos décadas, y podemos leer entre líneas una crítica a escritores como Millar y el mismo Ennis que mencioné unas líneas arriba, autores que recurren todo el tiempo a la violencia explícita y sinsentido como marco para desarrollar sus tramas. O también podemos solo disfrutarlo y ya, y no reparar en el porqué de la existencia de una obra de estas características, que tampoco hay que ponernos tan analíticos en pleno verano, ¿no? 

Como dato anecdótico para el cierre de esta reseña, allá por el 2012 el rapero devenido en director y actor, RZA, miembro fundador de los míticos Wu-Tang Clan, quedó tan flasheado con esta obra que se mostró más que interesado en adaptarla al cine, y ya había entrado en negociaciones con el mismísimo Morrison para que escribiera el guión adaptado y con Reginald Hudlin para que fuera el productor ejecutivo. Si me preguntan a mí, esto va a quedar en la nada, como tantos otros rumores, pero hoy adaptar un comic al cine está tan en auge que nunca se sabe…
Nos leemos la semana que viene, acá, en Tierra Freak.