miércoles, 16 de octubre de 2013

Entrevista a Walter Cornás - Ayer, Hoy y Mañana - El Gabinete del Dr. Morholt.


Walter Cornás es español, o mejor dicho, es asturiano. Pero llegó a la Argentina a los 12 años y el mismo día que conoció a Pablo Parés, primer día de colegio de séptimo grado, filmaron un corto junto con la otra pata de Farsa Producciones, Hernán Sáez.

Pero si bien durante la charla hablamos mucho sobre Farsa, porque es un tema ineludible, la excusa de esta entrevista es su protagónico en la nueva película de Sebastián De Caro “20000 Besos” estrenada hace ya dos semanas y que, según muestra la taquilla, ya tuvo casi 7000 espectadores.

En esta película, más industrial a las que Walter nos tiene acostumbrados, se le plantearon varios desafíos, según me cuenta “El trabajo en “20000 Besos” no es lo normal para mí, o es lo normal y yo no estoy acostumbrado a eso que es normal. Uno está más vulnerable porque yo abajo de un montón de looks los cuales me divierten y me siguen divirtiendo y lo voy a seguir haciendo, estoy como más contenido. Con mostachos, con pelo extraño… ¡¡me he hecho la permanente!!” recuerda divertido.

“Son distintos tipos de laburo, uno es más para adentro, el otro tiene que tomarse también para adentro, pero tenés como más recursos. La cosa es que si es sólo cáscara queda sólo en la anécdota, el disfraz y queda vacío. Pero estaba más acostumbrado a eso, a tener como más recursos y acá es como que estás más… nada, tenés que pelar aspectos más vulnerables, más de uno, pero usados también al servicio del personaje de lo que le pasa. El chabón no es un marciano, digamos” me dice sobre su personaje.

Son amigos desde muchos años, pero Walter no había trabajado nunca con De Caro y reconoce que fue difícil “porque yo tenía otras expectativas y otras necesidades también con respecto al laburo. Yo soy muy hormiga, muy del ensayo, de hacer una segunda revisión y toda la bola. Y Seba no quería ensayar, bah! No los ensayos que yo quería” en seguida aclara.
“Todo el tiempo me decía “no lo pienses tanto, sacate peso”. Porque, claro, yo soy muy obsesivo, me encanta el laburo. Pero viendo la película, veo que su manera de trabajar realmente funcionó. Seba hablaba constantemente de una “nota”, de un tono que teníamos que tener todos los actores. Si yo le cargaba de más al personaje iba a quedar en otra nota, despegado del resto del elenco. Y eso es un mérito de Lucho Leyrado y Seba de Caro, a los cuales agradezco mucho. Encontramos los tres algo que yo no había pelado antes, algo más íntimo, más chiquito, más fresco. Aprendí muchísimo rodando 20.000 besos. Ahora tengo más recursos, para seguir aprendiendo".
 
Sobre la repercusión que está teniendo la película me cuenta “Lo que está haciendo Sebastián con la promoción es increíble. Seba le da algo que yo no conozco… bah! Que no se qué efecto tiene hasta que sucede de la manera en que está sucediendo… quizás él se lo esperaba más o sabía más lo que es poder tirar un tweet a 250 mil seguidores".

Porque, claro, De Caro es el mismo que tenía un programa de radio en FM Metro o que participó como panelista en Gran Hermano “Mucha gente lo tiene por su laburo en la tele, la gente más masiva y quizás también es eso. Me parece perfecto que lo use… yo lo haría para promocionar mi laburo. Y salió muy bien parado, con mucha altura y por más de que le digan “es el gordito de Gran Hermano” la gente un poco lo compró al personaje y es un personaje querible dentro de ese universo al cual sino no llegás.

Aparte tiene un poder de oratoria envidiable, que es fascinante y que cada vez más está explotando eso.”


En una entrevista lo calificaron como “El Darín del Cine Under” y se ríe de esa comparación “y sí, me cago de risa, porque sé que tengo que ir tranquilo porque me voy a dar contra una pared. Y aparte se que no es así. O sea, hay escenas de “20000 Besos” que sé que las podría haber hecho mejor y cuales fueron muy buenas de verdad. O sea, hay que entrar en conciencia de lo que das. Es la herramienta con la que más cuento, porque soy re exigente con mi laburo. Pero bien. Porque tengo hambre de crecer y me gusta que las cosas estén buenas. Como todo ordenadito y bonito” me cuenta, pero en seguida aclara “Uno sabe en donde está bien, en qué escena está mejor, cual mejor no mostrar mucho” ríe a carcajadas.

Walter no sólo es actor, sino también director de arte. Ese fue su rol más destacado en casi todas las producciones de Farsa, como “Filmatrón” (2007), “100% Luchas, el Amo de los Clones” (2009), “Kapanga, todo terreno” (2009) y “Plaga Zombie Revolución Tóxica” (2011), pero también en otras películas como “El Campo” (2011) o la estrenada recientemente “Vino para robar” (2013).

Según me cuenta sobre estos dos roles “Me parece que el ser director de arte y actor se potencia, porque en los dos tenés que observar, saber cómo vestir, qué transmite qué cosas, etc. En casa tengo bocha de ropa y cosas que compro quizás no para el momento, pero sé que puedo usarla en otro lado” aunque en seguida aclara “Igualmente no me puedo definir como una de las dos cosas, yo soy las dos cosas, soy director de arte y actor. Las puedo separar, pero es como que hay un Gaita que hace dos cosas. También es por eso que me armo proyectos personales donde tengo todo esto re masticado, o sea, tengo al Gaita actor, pero también estoy mirando qué ponerme o qué poner en esa mesa para que resalte tal o cual cuestión.”

En “20000 Besos” sólo actuó, pero y cuando le pregunto cómo manejó al “Gaita Director de Arte”, me contesta “y… me dejé llevar, no es que pensaba esto como Director de Arte lo haría así o de esta otra manera, yo era actor y me dejé llevar. El nivel de obsesión cuando estoy laburando como actor medio que lo desactivo, cosa de centrarme sólo en actuar.”

“Igual en la peli yo aporté algo de utilería, en la casa hay un robot que es mío, por ejemplo, que lo llevé yo. Pero cuando venía la Directora de Arte y me decía “estás cómodo, te parece bien?” yo le decía que todo estaba perfecto, digo, era su laburo y el mío era actuar” pero también aclara “En ese aspecto creo que la peli también está bien, o sea, no necesitaba demasiado de la parte de arte, porque se construye desde otro lado. Iba mucho más por los personajes.”

Con respecto al trabajo como actor me aclara “igualmente hay que desmitificar algo, porque ser vos mismo frente a una cámara no es fácil, es muy complicado. Cuesta un huevo. Porque hay algo que condiciona. No sólo a lo que dice el texto, sino a la expectativa, a lo que tenés que hacer, a la propuesta… a mi me cuesta un huevo y empezás a acartonarte un poco.”

“20000 Besos” tiene un montaje interesante y por eso le pido que me cuente si vio versiones anteriores de la final, me cuenta “no, vi sólo una versión, la final, pero recuerdo escenas que no están. Y eso estuvo bueno, porque me sorprendió y me pareció buenísima” y agrega “la película tiene otro final, otro montaje y Seba todo el tiempo fue conciente de que la película no fuese una mierda, entonces hace uso de lo más interesante del cine que es un arte muy alterado. Entonces me parece muy inteligente de verdad haber recortado cosas para diagramar algo que termina siendo el corte final y le da una frescura que me parece que es lo que tiene la película.”


Sobre el cómo calificaría su trabajo me dice “estoy muy feliz del laburo que hice en la película, así que puedo ver algunas escenas en las que digo “carajo, en esta estoy un poco acartonado” y verlo con ojo crítico y saber que en la próxima puedo hacerlo mejor. Pero hay otras escenas donde digo “wow! Acá estoy con algo especial, acá me parece que la pegué” y en seguida agrega “Para nada di todo lo que tengo para dar, siempre voy aprendiendo más cosas.”

Siendo un estreno más comercial que sus trabajos anteriores  le pregunto cómo lo afectó internamente, y me dice “la sensación de cine lleno con gente viéndote, ya la tuve, es más, en Festivales la sala se llena siempre con las cosas de Farsa, así que eso no es nuevo para mí. Lo que tiene distinto un estreno como este, tan a nivel comercial, con las 11 copias, es que puedo ir hoy a un cine y ver el cartel luminoso el nombre de la peli y la reacción de la gente, ante un producto del que estoy orgulloso. Es como que ese sentimiento dura más, esa linda sensación de gente viendo tu laburo dura más. Porque es gente… no se… virgen. No es que viene a verte a vos, o que conoce tu laburo, o que es seguidora de un género o cinéfila. Esa es como más la diferencia, porque con Farsa viví experiencias que son tan estimulantes como esto que me está pasando. Por eso es igual, pero distinto. Y eso te llena y te da fuerzas para seguir haciendo cosas. Es como cuando estas inspirado, es agarrar el envión y seguir aprovechando”.

Su carrera en Farsa es larga, porque realmente la productora hizo varias cosas y desde muy chicos “Con Farsa empezamos de chiquitos, es cierto, pero hay otros que empezaron antes y la pegaron también. Algo que me deja feliz y que siempre hablo con mi amigo Juan Cavia, un gran director de arte e ilustrador al que quiero mucho, cuando nos ponemos existencialistas y pensamos hacia donde vamos o qué queremos dejar en el planeta, siempre llegamos a la conclusión de que estamos haciendo lo mejor que podemos en el lugar en el que caímos en el mapa. O sea, te gusta esto, laburás de lo que te gusta. Y vas haciendo cada vez más cosas y es de hormiga, y obviamente que hay gente que triunfa mucho antes, pero para mi el camino se hace de a poco y de las cosas que te dan orgullo. Digo, el 90% de los proyectos en los que estuve o estoy me dan ganas de decir “loco, andá a verlo, está bueno”. Eso no quiere decir que no tenga nada para esconder. ¡Tengo cada muerto!” dice a las carcajadas “Pero en el momento de hacerlo estaba muy contento con cómo lo hice o ahora que lo veo sé que me enseñó algo para haber llegado a donde estoy. Todo es un entrenamiento.”

Con respecto a cómo se trabajaba en Farsa, al ser una productora independiente, me cuenta “es distinto lo que se piensa de cómo laburábamos en Farsa. En el aspecto independiente lo que tenés es tiempo, no tenés guita, pero tenés tiempo. Nadie te corre, entonces el tiempo para una idea que necesitás masticarla y fraguarla y rever lo que pensaste. No necesitás plata para hacer eso.” Y sin perder un segundo agrega “No implica que hagas mejores o peores películas. Es distinto. Quiero decir, justamente en un proyecto al ser mío, ser de Farsa, puedo decir “paremos la pelota acá y vemos. Entonces tenés tiempo para ajustar tuercas, para emparchar, para volver a hacer algo en rodaje. Eso es lo que tiene el cine independiente, el tema del tiempo. Una libertad total y de tiempos. Lo que pasa es que peligran mucho más las ideas y los proyectos porque son mantenidos por más tiempo y por un grupo de personas. Y las ideas, más nosotros que estamos filmando uno y pensando en el próximo, se les acaba la energía como para seguirla peleando por ese en el que estás laburando ahora. Ese es el mayor riesgo. Algunas sobreviven más y mejor a ese riesgo, otras no tanto.”

El pertenecer a una productora de culto como Farsa Producciones tiene su peso “cuando uno se presenta y dice “soy de Farsa” es como que está amparado en todas las cosas que hicimos en grupo. Y el grupo, yo reconozco, son gente que admiro y respeto, sino no estaría con ellos todavía. Los considero a todos muy inteligentes y son mis amigos. Y hay una libertad creativa y de criterio que se puede laburar muy fluidamente.”

A comparación de su trabajo en la película de De Caro me dice “En esta lo que tenía es que si bien los conocía, era otra cosa, estaba solito, y encima un protagónico que es otra cosa… lo que pasa es que vengo laburando hace tanto tiempo en distintas experiencias, por ejemplo hace 5 años que laburo en películas y en la tele. Es como que saqué mucho músculo de golpe, y de repente con todas las cosas que venía haciendo esporádicamente, pero importantes, como con “Filmatrón” que en el BAFICI ganó el premio del público igual que en el BARS y es una película que protagonizo, pero que también hago el arte y también produzco. Un producto recontra personal. Algo en lo que Pablo y yo le pusimos más energía, el resto venía a actuar y todo, pero eso es bien Farsa. Como con The Onanist, que lo llevamos adelante Hernán y yo, pero es un proyecto Farsa. Es como que uno siente cuando algo es representativo del grupo. Aparte de que nos estamos ayudando todo el tiempo.”

Sobre The Onanist me cuenta “es ese tipo de cosas que salen del no tiempo. O sea, me había afeitado de una manera medio loca para hacer un cortito para un amigo que hizo cámara en Plaga Zombie 3 y que trabaja en “Policías en Acción” y la cosa es que Hernán me dice “Gaita ¡tenés cara de actor porno!” Y de ahí salió la idea de hacer, al principio, un falso trailer de este tipo, de este actor porno, pero tenía que ser filmando imágenes que podamos filmar en un día.”

Entonces me empieza a contar cómo se pone en marcha un proyecto como este, donde la idea es mostrar una película pornográfica de un solo actor “Yo alquilo la utilería porque tengo mis contactos. Entonces fuimos a la casa de los padres de un amigo, que es una locación sólida también. Pusimos el zorro ese, cambiamos el televisor, tocadiscos, etc. Y filmamos todo en un día. Como para sacarnos las ganas de una idea, de un personaje delineado… porque meterse en un largo es un lío, tiene que ser el largo de tu vida, como que sea un proyecto que es una idea que sobreviva al tiempo que te puede llevar y al sacrificio. Porque no es algo que podés filmar en 3 días. Es mucha gente, mucha más guita. Entonces estoy aprovechando el tiempo para meter esos personajes. Medio seriadas porque son situaciones sobre este personaje, distintas, pero que te lo pintan de cuerpo entero porque son diferentes escenas, pero que generan un todo.”

Esta serie de cortos fue publicitada primero en un sitio de pornografía como si fuese una vieja filmación encontrada por un usuario y, al estar filmada con una vieja cámara y tan bien ambientada, muchos pensaron que se trataba de una verdadera cinta de los años 80s.

Pero Walter, aparte de protagonizar historias como una película porno de un solo actor, o la película chilena “La Casa por la Ventana”, este año trabajó en una de las series más interesantes que presentó en su grilla la Televisión Pública: “Germán, Ultimas Viñetas”.

Esta serie escrita por Luciano Saracino, y protagonizada por Miguel Angel Solá, se basa en los últimos años del guionista Héctor Germán Oesterheld y su paso por ciertas editoriales donde publicó sus últimos trabajos antes de ser secuestrado y asesinado por la dictadura militar.

Sobre el trabajo en esta miniserie me cuenta “fue todo seguido, porque estaba en el rodaje de “20000 Besos” y fui al casting de Germán, y terminó el rodaje y a las 2 semanas estaba ensayando para Germán” y agrega “En ese aspecto, digo, como que ya tenía bastante experiencia y llegar la peli de Seba… a ver, es mi tercer protagónico. A otro nivel, pero en cuanto al meollo del laburo todo lo anterior fue sacar músculos y me re sirvió. Y esto también es músculo, digo en “20000 Besos” aprendí un montón de cosas que pude aplicar en “Germán, Ultimas Viñetas”.”

Cuando le pido que se explaye me dice “Gracias a De Caro y a Lucho Leyrado, asistente de dirección. Y me di cuenta al final de la curva, digamos, yo al ser un obsesivo siempre le pongo más peso a decir “qué bueno poder tomarme el tiempo para hacer algo que esté bien bien, para hacer un muy buen laburo. Y decir no laburo en otras cosas para poder hacer esto bien”. Y ese tiempo yo no lo pude aplicar con De Caro, con esto de “tranquilo, tranquilo, sacale peso”. Y terminó siendo mucho de eso, una visión de él donde yo estoy generalmente más personajito y él me bajó un montón. Entonces frente a tener un caballo de batalla muy medido, digo no quería tomar riesgos, y eso empezó a generar entrar en conciencia de ese estado tan chiquito que yo antes no conocía, o sea que supe de una nota que ahora puedo empezar a aplicar. Y ese aprendizaje fue con la peli, y me sirvió para “Germán”. A pesar de que estaba bastante tranca en la miniserie, estaba más liberado.”

"El tema principal parece ser, para aquel que viene de manejar sus propias producciones independientes, el tiempo “En “Germán” fue todo muy rápido. Dos ensayos leídos previo a escena y pum! A filmar. Adentro. Bien televisión. Es un palo y palo muy distinto a lo que venía planeando”.

Igualmente, según me cuenta, el trabajo de ese equipo fue por demás interesante “Cristian Bernard y Favio Nardini, los directores, son personas que admiro, me caen bien y es sólo cuestión de tiempo para que laburemos juntos de nuevo. Bernard es fanático de Spielberg, de Carpenter, podíamos hablar de Bruce Springsteen o de la pelea de “They Live” de 5 minutos y cagarnos de risa entre toma y toma. Y Favio es un tipo que va de frente, recontra de barrio, recontra de Racing… o sea en un momento dijo “bueno, vamos a hacer una para que salga como el orto, o sea, vamos a hacerla mal y después vemos si empezamos a pulir cosas” o sea, la tiene recontra clara. Y había veces que venía llorando del montaje y decía “me hicieron llorar, putos, me hicieron llorar”. Yo realmente no creo que haya sido para tanto, pero fue re lindo porque era genuino en él. Y te lo transmitía de manera copada.”

El personaje que Walter compuso en la miniserie fue uno de los más pintorescos “para mi el personaje que hago lo puedo comparar con… a ver… Michael Madsen, o sea, tiene todas esas cositas, esos ticks, esas pequeñas cositas que lo veo y digo “eso es cine” y eso fue lo que quise hacer con mi personaje y cuando lo propuse, me lo dejaron hacer. Eso hace también que sea más irregular, digo, yo me veo cuando estoy pasado, pero creo que llegué a un buen punto.”

Con respecto a quién es, o sea en quién está basado en la realidad ese personaje, me cuenta “es el único que no es ninguno en especial. Tiene cosas de Robin Wood, pero no es Robin. O sea, cuando se lo pregunté a Saracino me dijo que no era nadie, pero que tenía cositas, detalles. Es porque es el personaje más descontracturante, más que ser uno que lleva adelante algo en la serie” igual en seguida aclara “Pero me tocaron muchos textos igual y hay un momento en que baja la boludez, se hace más denso. Y se nota porque en los dos primeros capítulos, posta, no tenía mucha idea de para donde iba, y son como un boceto de lo que terminó siendo después. Porque fueron los primeros que filmamos, con dos ensayos leídos y no sabía a qué carajo iba. Sabía más o menos por arriba como cuando hago de ciego, empiezo a mover las manos, se que de movida tengo un palo, pero ¿y ahora qué hago para que no sea una mierda?
Entonces estuvo bueno que al final vaya tomando forma y se ponga más dramático, más intenso. Mucho más copado para mí. Me gusta mucho más la parte final que la del principio, que son más como gags.”

Con respecto a cómo calificaría su trabajo, me contesta “A pesar de que fue una experiencia rápida, es un saldo totalmente positivo para mí porque es otro proyecto en el que participo del cual estoy orgulloso. Aparte es lo más cercano a lo que voy a estar de hacer algo que tenga que ver con el Eternauta, eso como comiquero es ¡WOW! O sea, en un momento, cuando hablo de los Cascarudos y de los vestigios de la batalla…¡¡se me ponía la piel de gallina de verdad!!”

Según me dice la producción fue parte de las miniseries realizadas con subsidio para generar contenido para la Televisión Digital Abierta “un subsidio pequeño, todos cobramos poca guita, porque el cachet más grande era para Solá, obviamente. Y eso está perfecto. Yo lo hubiese hecho gratis, pero hay que morfar, así que siempre hay que reclamar el pago, pero como proyecto, era tan groso que lo hubiese hecho gratis.”

Como todo actor de sólo 34 años, el codearse con grandes actores debe haber sido una experiencia única y al respecto me cuenta “Aprendí un montón de cosas en ese set, Solá era muy generoso con nosotros, todo el tiempo. Y eso está re bueno. Y te lo está diciendo un groso, o sea… es como que el 10 te pase una bocha y te diga “dale que vos podés”. Y el último día, cuando el chabón ya se iba y estábamos cambiándonos, le digo “Germán… perdón, Miguel, muchas gracias por que fuiste muy generoso y estamos empezando y nos copa el laburo y sos un tipo muy humilde para el talento que tenés” y me contesta “Gaita ¿qué es el talento? El talento es lo que la gente ve en vos cuando hacés lo que te gusta. El resto es espuma.”

Pero en esa miniserie también trabajó otro gran actor, Claudio Rissi, y según me cuenta Walter tuvo, al principio, una relación especial “desde mi impresión, Rissi era un rinoceronte, mala onda. Y en un momento lo felicito por su trabajo en “Aballay, El Hombre Sin Miedo” y me dice “¿pero vos viste la película?” bien, pero secote, distante, como que con el cuerpo te decía “no se jode”. Hasta que entramos en buena onda y ya estábamos comiendo en la parrilla de enfrente con un vinito y me gritaba “GAITAAAA!!” y se cagaba de risa. Es un tipazo, pero la primera impresión fue como un rinoceronte.”

En 20000 Besos también tuvo la oportunidad de cruzarse con otro gran actor, Eduardo Blanco “Cada actor es un universo. Aprendí un montón de Eduardo. Es muy de “mirá, acá voy a decir esto y esto y de esta forma, no sé que te parece” y es muy del ensayo y de generar un clima de laburo tremendo. Es espectacular. Y es fresco, natural.” No por nada las escenas con Blanco son de lo mejor de la película.

Cuando le pregunto con quién más trabajó que admire me cuenta una historia divertida que pasó mientras filmaba “El Hombre Largo” un capítulo de una serie de terror filmado por la gente de Farsa que se vio en Canal 7 “Con Carlos Belloso. Hubo un momento en que me tiraba texto y yo estaba como mirando la tele, hasta que uno de atrás me dice “Gaita, vas vos” y ahí caí en lo que es laburar con ciertos actores que te tiran esa energía y te dan cosas. Ahí también trabajé con Enrique Liporace que es de la vieja escuela, un señor serio actuando y también sentía eso. Esa energía y esa cosa de “estoy laburando con grandes”. Y de todos se aprende una bocha, el oficio que tienen, las mañas o trucos de cada uno. De sólo verlos aprendés un montón.”

La pregunta obvia es si se sintió respetado por esos grandes, esos actores a los que admira “Siempre me respetaron como un par, porque son todos laburantes. Entonces ellos también estuvieron en la posición en la que estoy yo, y seguro que entienden lo que es para mí estar con ellos, entonces nunca hubo otra cosa que no sea respeto, siempre me trataron como a un par.”

Lejos parece estar el chico que filmaba una película de zombies que se editaba directo en cámara, por eso le pregunto cómo ve la evolución de su carrera “para mí es un paso recontra natural este, es un paso re tranca, es importante, pero es tranquilo, no lo veo como chocarme contra algo super grande. Ojo, es importante, pero tranquilo. Fue sólo saltar al paso siguiente. Todo se fue suscitando a su tiempo. Puedo mirar para atrás y decir “voy bien, es un paso natural.”

Estando en ese paso natural, le pregunto si influye mucho el haber crecido y tener menos tiempo al momento de encarar proyectos nuevos, entonces me cuenta “Sí, me han propuesto un montón de papeles en películas independientes, hay un proyecto, que ojalá se de, que escribió Laura Casabé que se llama “La Valija del Señor Benavidez” que estoy en el proyecto como protagonista. Una historia que me parece espectacular y que, si tuviese más recursos sería genial. Se está presentando al INCAA para un subsidio. A ver qué onda. Y es al único que le dije que sí posta y es por ella. Porque laburé re bien con ella y aparte creo que puedo crecer un montón y más aún juntos. Aparte si sale el subsidio sería un laburo de corrido, con sueldo… y es un tema, porque ahora si querés vivir de esto es eso. Es tener tiempo para laburar. Entonces todo lo que son proyectos independientes a nivel… que se yo, al haber hecho 8 o 9 películas independientes de 4, 2, 3 años… es difícil. Entonces le digo que no a esos, salvo que me interese y les digo “mirá te puedo ofrecer 1 día. Si tenés 1 día para un personaje, dale para adelante. Me copa”. Salvo que sea un proyecto super interesante… pero ya llega un momento en que ese proyecto lo termino haciendo yo o sea donde el tiempo ese lo dedico a algo que vea como mío”.

Pero me aclara “Y… aparte esto es un laburo. O sea, vivo de esto. Al mes siguiente de haber terminado con Farsa como productora laburé como director de arte en “El Campo”, con Leo Sbaraglia, al que ya conocía como actor en la película chilena “Santos”, del 2006, de Nicolás Lopez” y me cuenta más de la experiencia “siempre tuve la suerte de que la gente confiara en mi, como diciendo “este pibe como protagonista puede dar”. Y así casi hago el protagónico de “Santos” donde el malo iba a ser Gael García Bernal, o sea ¡un bardo! Y al final sólo pegué un bolo, por cuestiones de tiempo, pero igual fue como estar en Hollywood, loco, estábamos en un hotel como si fuera Recoleta a todo culo. Y yo no conocí Chile, yo conocí el McDonalds de enfrente y el lobby del hotel. Porque me llevaban a todos lados en camioneta. Ahí laburamos junto con Berta y fue una experiencia chiquita, pero super copada.”

Como parte de esos proyectos independientes en los que cree y apoya está “Abbadon” un cortometraje de ciencia ficción que va a ser filmado en Rosario y que ya tiene a sus dos protagonistas, Walter e Iván Espeche, el protagonista de “Fantasma de Buenos Aires” de Guillermo Grillo. Según me cuenta “tiene mucha energía, es un proyecto interesante. Es un proyecto cuidado y si bien el demo no me volvió muy loco, porque aparte es lo primero que hace esta chica, yo la recontra banco. Va a tener mucha postproducción, y eso hay que ver como se traduce, pero puede ser muy interesante”.

Uno de los proyectos a largo plazo en los que se embarcó es Daemonium, del cual ya hemos hablado acá y sobre este proyecto me cuenta “En esta sólo actúo y lo que pasa es que Pablo (Parés) es un tipo que te filma y es muy difícil que pifie, digamos, es muy inteligente al momento de apuntar la cámara, te va a filmar lo que más garpe. Más le das, más te va lo va a hacer garpar. Si no tiene nada, bueno, va a quedar bien, simple, pero bien.”
El proyecto, según me dice tiene algo que le llama la atención “es que las locaciones son muy buenas, muy sólidas. O sea está pensado inteligentemente como para hacer lo mejor posible en los tiempos y todo. Yo lo haría de la misma manera. Basándome mucho en las locaciones y en los props de Dany Casco. El nivel al que está llegando todo el tema de props es altísimo, y cada vez más.”

Sobre cómo llegó al proyecto, me dice “Yo llego por Pablo y por Simón, que también lo conozco hace un montón, al único que no conocía era a Dany Casco. Simón fue uno de los que hizo la guita inicial y cuando me llama para la sesión de fotos me dice “mirá, venite, es para hacer una sesión de fotos con unos personajes” Y le dije “Simón, lo que vos me digas, voy” porque es un tipo que siempre se que puedo contar con él y te da esa confianza, y eso es mutuo.” La sesión de fotos la hizo Angel Silva, un fotógrafo amigo de Simón.

“Entonces fui a Once y veo una boa y 20, 25 personas de un domingo al medio día y chongos grosos, con la boa y toda una cosa tremenda. Todos capos, pero no los conocía e igual me re divertía. Y me llevé un chalequito y las botas porque Simón me dijo que mi personaje iba a ser un mago, pero un mago distinto, yo no quería tener un palito, una varita, entonces pensé en que podía loquearlo como un rockero en decadencia y me traje esas botas. Y pasa algo re loco que es que esas botas me colocan enseguida en Fulcanelli, o sea me pongo las botas y que vengan los que vengan. Soy Fulcanelli. Es la cosa de falshearla disfrazándote. Y eso es lo que me da la dirección de arte. Porque me llevo mi caballito donde me subo porque son cosas de tu universo, cosas que te conectan con eso que querés representar.”

Para ver las fotos se puede entrar acá.

El episodio 3 de Daemonium se estrena en el festival Buenos Aires Rojo Sangre de este año y acaba de ganar el premio a mejor cortometraje en el Festival WasteLand, un festival realizado en el desierto con toda una temática postapocalíptica a lo MadMax “una verdadera locura americana, bien yanki. Me dijeron que son medio posta de verdad, o sea, medio bardo y que se dan en serio, de todo eso que se emite, como que hay gente que se cagan a piñas y les va esa. Es una masa, porque dentro de ese universo haber ganado en ese festival es una locura… porque hay mucha gente que curte eso.”

Según me adelanta, su personaje Fulcanelli vuelve a aparecer en los capítulos 4 y 5 “pero todavía no se filmó nada. Yo tendría que estar con una barba larga, enorme, pero se me complica, porque mucho de lo que estoy laburando ahora me piden que me afeite. Y ahí… bueno, la idea de seguirlo está. O sea como pueden y cuando de. Porque es difícil y ojalá sobrevivan todos a la experiencia. Hay que pensar en positivo y ponerle onda, porque ya va año y medio… son proyectos muy a pulmón y te digo, yo con Filmatrón por ejemplo, lo filmamos en 4 años y en Farsa también, hicimos proyectos de 3 años… es un tema. Tiempo libre, mientras más crecés, menos tenés.”

Otro proyecto en el que trabajó este año, pero como Director de Arte fue “Necrofobia 3D” que me explica “no es tan complicado desde lo temático porque me divierte, es algo que me gusta mucho hacer y está buenísimo. Si bien no soy tan del palo del terror serio. Que no es como en Farsa, que como había tan pocos recursos teníamos que recurrir al humor, acá es otra cosa. Y estuvo buena la experiencia. Fue un 3D tranquilo, o sea más para generar un clima que para que tirar una flecha a cámara y que la gente la esquive. Más para profundidad de plano y esas cosas. Entonces aprendí cuestiones como que aparte del foco está la convergencia, y eso que antes no parecía tan importante en la escena, ahora lo es.”

Como proyecto a futuro está Cell Count II: Blood Count, del norteamericano Todd Freeman “que me llamó para pedirme permiso para poner en IMDB que soy un posible actor. Está todo muy verde, están buscando financiamiento. Mi personaje se llamaría Escopeta, o sea así, en castellano, no Shotgun, sino Escopeta. No sé nada todavía y Cell Count es super independiente, pero independiente allá es otra cosa, que es como millones de presupuesto más que cualquier cosa de las de acá. Así que vamos a ver. No lo veo como algo seguro, cuando salga, si sale, saldrá. Pero no es que no estoy buscando otros laburos por no pisar ese. Veremos qué pasa.”

A pesar de haberse venido a vivir a Argentina a los 12 años y ya haber vivido más acá que en su España natal, se sigue definiendo como un asturiano con todas las letras “porque lo que más distrae es que hablo en argentino demasiado bien… será por mi necesidad de hacer amigos cuando vine, de generar vínculo. Eso llevó a que de toque empezara a hablar así”.

Pero sobre ir a vivir a España me cuenta “tuve varias oportunidades de irme a laburar y vivir allá, pero a pesar de que el camino recorrido era chiquito, era mío, y estaba super orgulloso de haberlo hecho. Encima con amigos. Lo que pasó con Farsa es muy fuerte y no es algo que se repita en la vida de una persona. Siempre lo valoré tanto como para no irme nunca a España con la promesa de algo distinto. Son mis amigos… con los que por ejemplo fui a ver el estreno de “20000 Besos” y gritaban “¡vamos gallego y la concha de tu madre!” ¡Me hicieron pasar un papelón!” ríe cuando se acuerda.

“Igualmente no lo descarto, pero como no descarto nada, porque no quiero estar atado a nada… a nada más allá de mi mujer, con la que estoy re feliz, pero si me llaman para laburar en España voy seguro. Digo, si me voy a Chile a filmar, por qué no a España. Eso sí ¿a vivir? No, proyecto mi vida en Argentina, pero seguiré siendo Asturiano… voy de la fabada al choripán sin ningún problema.” Termina nuestra charla con una risa.