miércoles, 7 de agosto de 2013

Entrevista a Pelusa Suero y sus 999 voces - El Gabinete del Dr. Morholt.


Hay ciertos personajes salidos de las historietas o de la televisión que marcaron nuestra manera de expresarnos. Por ejemplo cuando vemos a alguien usando unos lentes muy grandes le decimos "Anteojito" y a cualquiera que sea flaco y alto lo apodamos "Larguirucho".



Esa clase de impacto es el que tuvieron las creaciones de Manuel García Ferré, el padre de Hijitus, Ico, Anteojito, Pan Triste, Antifaz, el Profesor Neurus, Oaky y por supuesto Larguirucho, ente muchos, muchos otros.



Y hace unos días tuve el honor de charlar un rato con el responsable de las voces de muchas de esas creaciones, Pedro "Pelusa" Suero. Un tipo con una voz inconfundible... o con unas cuantas voces inconfundibles.




Pelusa empezó a trabajar a los 14 años cantando, luego se hizo famoso por su trabajo en radio y como productor de comerciales, pero es mucho más recordado por su trabajo de ponerle las voces a más de 16 personajes en "Las aventuras de Hijitus", animación que se emitió en el viejo Canal 13 a partir del año 1967, que cuenta con 74 capítulos (que al principio eran de 5 minutos, luego fueron más largos) y que al día de hoy se sigue emitiendo en el mismo canal.


  
Lleva 61 años trabajando con su voz y, según dice "Me costó mucho trabajo encontrarle el título a mi trabajo, porque yo no imito, nadie viene y me dice "quiero una voz como esta" sino que soy, lo que yo llamo, un diseñador de voces de personajes".



Pelusa fue y sigue siendo muy importante para el universo García Ferré, ya que participó en todas las películas que este realizó, hasta la última "Soledad y Larguirucho" del 2012 “Lo que pasa es que era complejo que apareciese exactamente con lo que hacía, porque en muchas hacía demasiados personajes. Puede ser que no aparezca, pero en todas trabajé. Creo que en Pan Triste hice como 6 personajes y en Manuelita como 11. Aunque parezca mucho, es mi rutina, es lo que se hacer" me dice como si fuese algo normal ser conocido como El Hombre de las 1000 Voces "No, 999 porque a los amigos les hago descuento", como suele bromear.



  
"García Ferré era un comprador de talento, era su estilo el trabajar en equipo, o sea, no todo lo que usted ve de él, salía de su cabeza, lo que salía era, de alguna manera, tirar la primera piedra y de ahí estaba la creatividad del equipo en darle soluciones o resolverle problemas", me cuenta cuando le pregunto sobre el equipo de trabajo y la forma de trabajar.

"Con el equipo en general era bastante generoso, pero con el de dibujantes, como él era dibujante, podía llegar a modificarles cosas, en cambio en mi caso no podía mucho más que aceptar o no lo que yo le proponía. De alguna manera el diseño de la voz es mío y la aceptación de esos diseños es de él. Por decirlo de otra manera, la propiedad intelectual de las voces de los personajes que yo hice es mía y lo que él hizo fue aceptar o no aceptar mi trabajo".



 
Hubo un momento en que el éxito fue arrollador y García Ferré supo tener un equipo grande, verdaderamente grande para poder manejar tal éxito "hay que tener en cuenta que para manejar un grupo de 90 dibujantes, como llegó a tener en algún momento dado, más todo el resto del personal, tenía que tener un concepto muy claro de lo que es la conducción de grupos. O sea, yo siempre lo comparo con un director de orquesta, porque todos los miembros de la orquesta, pero sobre todo los violinistas, pretenden ser primer violín, todos piensan que pueden dar más de lo que se les pide. Poder manejar una orquesta es una técnica que yo creo que García Ferré la tenía innata. Lo que decía él se cumplía, porque si no se cumplía, se volvía a hacer".



 
Verlo a Pelusa trabajar es un espectáculo comparable con el escucharlo. Con respecto a ese histrionismo, a cómo gesticula al momento de hacer las voces, de cómo se transforma físicamente en Largirucho o en Neurus, dice "En el dibujo animado una de las cosas características es que los personajes son el colmo, son el colmo de la risa, son el colmo del llanto, son el colmo de la alegría. Todo es un poco más allá de lo normal, no hay contención. Entonces como yo lo tengo claro, cuando hago un personaje lo hago bien marcadamente colmo" me dice y agrega "en principio García Ferré llamaba a los dibujantes para que me vieran grabar porque a él le llamaba la atención la actitud que yo ponía al grabar, principalmente en Neurus. Así que llamaba a los dibujantes y los ponía del otro lado del vidrio para que me vean y puedan captar la intención de las manos, de la cara y los gestos y la energía. Particularmente en Neurus porque es el más exultante".



 
El verlo hacer la voz de Larguirucho es increíble y me hace pensar si los personajes se fueron modificando durante el tiempo para acercarse más a esos gestos que Pelusa tiene cuando grita "¡Blá ma fuerte que no te escucho!", entonces me cuenta cómo fueron los principios de la serie. "Cuando comenzó Hijitus la televisión era en blanco y negro y por pedido de Goar Mestre (dueño de Canal 13) empezamos a hacerlo en color, porque estaba por llegar el color. Así que si bien se transmitía en blanco y negro, en su mayoría los capítulos fueron en color. Pero los primeros eran en blanco y negro y en esos primeros están los personajes más a la García Ferré, más con su estilo. Después se fueron modificando al criterio general que tuvieron los personajes. En estas cosas hay muchas opiniones, y, como te dije antes, García Ferré se nutría de esas opiniones. Así que esas modificaciones tuvieron que ver con esas opiniones que van surgiendo en el momento del trabajo. Así los personajes van creciendo, se van asentando, solidificando. Magnifican sus características con el tiempo y se van marcando más claramente sus características hasta llegar a lo que son hoy".



 
Especialmente de su relación con el creador de Hijitus me dice "También hay que tener en cuenta que la vorágine de trabajo de entregar 1 minuto por día era realmente alucinante. La fuimos acomodando con el tiempo, porque al principio teníamos un trato de que yo tenía que estar todos los días una hora a su disposición, y lo que pasa es que ¡eran cinco horas por semana! Finalmente terminó siendo un sólo día de grabación y en una hora cocinábamos todos los minutos de la semana, porque, bueno, ya prácticamente nos entendíamos con la mirada, no había nada que explicar, el texto lo decía todo".



Era tal la relación creativa que tenían con García Ferré que, por ejemplo, el Comisario de Trulalá, ese que mandaba a todos al calabozo, es un personaje que Suero hacía en otro programa en el que trabajaba y que modificaron un poco para adaptarlo a la serie animada.



Siempre me llamó la atención que existiese un personaje mudo en "Las Aventuras de Hijitus" y según me cuenta Pelusa, el personaje Serrucho no tenía voz porque a pesar de tener muy en claro sus características, no lograban encontrar una que pegara perfecto para el personaje "claro, no se le encontró la voz, porque Serrucho era un acompañante que podía haber sido tranquilamente sordomudo, como en los Hermanos Marx que Harpo nunca emitió ningún sonido, porque lo que importaba era la actitud. Entonces como no hubo nunca necesidad de que Serrucho pronunciara ninguna palabra, terminó no hablando. Era más gracioso con la actitud que con la palabra".



"García Ferré tenía muy claro lo que es la mente de los niños, que es mucho más concreta y menos sutil, entonces el que es malo tiene que ser malo y el que es bueno, es bueno. Salvo por Larguirucho, que lo que pasa es que en la historia de todo Hijitus intervino mucho Néstor D'Alessandro, que es el que le agregó porteñismo o argentinismo a la tira, porque García Ferré era muy español en su manera de pensar. Entonces todas esas cosas medio de barrio que tiene Larguirucho era donde fundamentalmente entraba D'Alessandro. Lo planteaba él y lo terminábamos en la sala de grabación con mi manera de decir. Por eso en muchos casos Larguirucho es muy porteño".



Pero Pelusa también tuvo que ver con la voz de otro personaje icónico de la historieta nacional y con muchos rasgos porteños: Clemente, la creación de Caloi que desembarcó en la televisión en una serie con muñecos que se empezó a emitir en 1982 y duró hasta 1989 y luego tuvo una fallida serie animada en 3 dimensiones que sólo duró 2 meses del año 2000.



Y con este amante de las aceitunas y de la Mulatona pasó algo inesperado, porque Suero siempre cuenta que la voz de Larguirucho, por ejemplo, la generó observando que el personaje tiene un diente muy grande adelante en la boca y que "le faltan algunos jugadores" en la cabeza, entonces las características físicas y psíquicas del personaje lo ayudaron para generar esa voz tan particular. Así como con el Profesor Neurus su voz es "como una explosión de maldad, porque Neurus es malo, muy malo, entonces parece que cuando habla explota todo". Pero cuando se juntó con Caloi para trabajar en Clemente le preguntó qué era Clemente ¿un pato? ¿un pájaro? ¿qué clase de animal era? "Y Caloi me miró fijo y me dijo: Clemente… es un Clemente". Y ahí la cosa se complicó.



Sumado a no tener características del personaje en las que basarse, hubo un aditamento más que es el enorme éxito que tuvo Clemente como personaje gráfico y un efecto que se produce en los lectores que Pelusa me explica "los lectores le asignan una voz interior, una manera de leer, una rítmica a la palabra, y cada uno lo hace con su propio ritmo. Y eso se traduce en que cada uno cree que el personaje habla de una manera distinta. Poder adivinar el común denominador de la manera de comprender de los lectores y juntarles la cabeza con una sola voz, fue bastante complicado.”


  
“Al primero que no le cerraba era al propio Caloi. Es decir, él no se convencía de ninguna voz, ni siquiera de la propia. Cuando se dio cuenta de que él tampoco podía expresar lo que pensaba de su personaje directamente se entregó y me dijo "bueno, el personaje es mío, pero la voz es tuya. Decime cómo te lo imaginás". A partir de ahí pude trabajar con mayor libertad. Y como cada característica que tenemos, cada cuestión física o anímica tiene un correlato en la voz, hay un montón de gestos que pueden influir en cómo es la voz de un personaje. La voz es muy rica en ese tipo de condimentos."



Entonces llegó a la solución: Clemente, aparte de ser un Clemente, era fanático muy fanático del fútbol, por lo que su voz debía estar gastada de tanto gritar y alentar a su equipo en los partidos. "De ahí pude diseñar esa voz rasposa", cuenta siempre.



Con respecto al trabajo con Caloi, me cuenta que "fue un tipo super talentoso, con una facilidad muy natural para lo que es la picardía. Sus personajes son pícaros, a diferencia de los de García Ferré, que dibujaba para niños. Caloi lo hacía para adultos y cuando trabajé con él su guionista era Alejandro Dolina. O sea que la picardía y la sardonia eran muy importantes en el carácter de Clemente. Yo me moría de risa haciendo Clemente. Los guiones eran muy claros, no había ida y vuelta." Pero enseguida aclara "Porque a García Ferré se le ocurría una cosa y cuando la escuchaba se daba cuenta de que podía ser de otra manera. En cambio los conceptos de Dolina eran muy claros de primera. O sea, se trabajaba de una manera distinta. Los dos eran eficientes, pero distintos".



Aunque parezca extraño, este hombre que trabaja hace tantos años con su voz, es oficialmente locutor desde el año 1987. 20 años después de empezar con "Las Aventuras de Hijitus" y casi 35 de haber empezado a trabajar.

Al respecto me cuenta que "Como provengo del canto, de la música, cuando fui llegando a los comerciales de televisión, lo hice como productor de jingles y en la medida en que era necesario hacerle un boceto a los clientes, yo hacía todo, la música, la locución, tocaba los instrumentos, todo."

Y así fue que ciertos locutores pusieron el grito en el cielo. "El tema con el carnet de locutor es que se hizo en la época de Perón para ejercer censura, para saber quién era el que hacía uso del micrófono. Pero me asesoré legalmente y me di cuenta que lo que habilitaba el carnet de locutor de ese entonces era trabajar en radio y/o cabina de televisión en off; y yo demostré que, si se quería ejercer la censura, mi trabajo siempre se hacía en un estudio de grabación y después venía todo un proceso para hacer un comercial o película, por lo que había momentos intermedios antes de la salida al aire para hacerlo. O sea, nada podía ir al aire sin censura. Por lo cual no era necesario tener carnet de locutor".




Así fue que en 1969 inició un trámite administrativo y recién en 1976 le dieron un carnet provisorio "como para ejercer lo que yo ya venía haciendo que eran los comerciales de televisión. Que era mi pretensión: trabajar libremente. Pero tuve un momento bastante difícil cuando Perón vuelve a la Argentina porque prácticamente me prohibieron el trabajo. Entonces me dediqué a otra cosa durante unos cuantos años".



"Yo reconozco que mi presencia en el medio televisivo era demasiado importante y del punto de vista gremial, según ellos, yo cometía cosas que no correspondían. Así y todo ahora estoy afiliado al Sindicato de Locución porque entendí que era el único lugar donde se podían defender mis derechos, así como hicieron con los que creían que yo estaba incumpliendo alguna norma en los años anteriores".



Cuando le pregunto sobre su experiencia en doblaje, me dice "doblaje, he hecho, y me ofrecen muchos, pero creo que la más interesante es Asterix, donde doblé al personaje del César (el que hace Roberto Benigni) y creo que a Depardieu también, pero no recuerdo, pasó mucho tiempo. La razón por la cual no he doblado largometrajes, es porque yo he doblado muchos comerciales... hay una anécdota muy divertida con el actor Jorge Martínez, que en cada comercial que él protagonizaba, había puesto por contrato que tenía que ser yo quien lo doble. Me lo dijo muchos años después, pero era específicamente porque así se garantizaba que no quedaba como maricón" concluye con una risa, como para ponerle un moño a una charla por demás amena.