jueves, 30 de mayo de 2013

Genndy Tartakovsky – Cartoon Network's Master - La Columna de Logan.


A mediados de la década de los ’90, un estilo de animación transgresor, fresco y políticamente incorrecto nos dio una cachetada en la cara para despabilarnos un poco de la resaca ochentosa que teníamos, y la punta de lanza de esa catarata de cartoons bizarros fue el canal de cable yanquie Cartoon Network. Desde esa trinchera nos atacaban con una verborragia inaudita muchas mentes creativas dispuestas a comerse el mundo: el canadiense John Kricfalusi, el californiano David Feiss y el ruso Genndy Tartakovsky, este último creador de verdaderos hits de la señal como Dexter's Laboratory y Samurai Jack, y de quien me voy a encargar de reseñar en esta entrega.


Desde Rusia con amor

Genndy Borisovich Tartakovsky nació un 17 de enero de 1970 en Moscú, Rusia, y a la tierna edad de siete años su familia se mudó a U.S.A., primero a Ohio y luego a Chicago. Fue ahí, en el país del norte, donde el bueno del Tarta comenzó a leer comics y a nutrirse desde temprana edad de dibujos. Cuando su padre fallece, a los 16 años, y el resto de su familia se tiene que mudar a viviendas financiadas por el gobierno, Genndy comienza a avistar la posibilidad de dedicarse a la publicidad, pero se termina inscribiendo tarde y termina cursando, de puta casualidad, clases de animación en el Columbia College de Chicago. En 1991 presenta su primer corto de 3 minutos, que tuvo una inesperada recepción positiva, y conoce a Craig McCracken, quien años después lo termina introduciendo en CN.

Sus inicios como profesional de la animación se dieron con muy buen pie, dado que recibió una oferta laboral para ir a trabajar a España y forma parte del equipo de animación de los cartoons Batman: The Animated Series (1993-1995) y The Critic (1994-1995), y poco después McCracken lo convoca para ser director de arte de 2 Stupid Dogs (1993-1995), que le sirvió como plataforma de lanzamiento para su temprana carrera. No pasó mucho tiempo hasta que el Tarta, ya metido de lleno en la revolución que estaba llevando adelante la señal CN, presentara su propio proyecto: Dexter's Laboratory.

El otro Dexter, el que no es un asesino serial…

 Dexter's Laboratory (1996-2003) fue, en los ’90, muchísimas cosas. El principal legado que dejó esta serie es, sin duda, haber sido propiamente un laboratorio donde desfilaron guionistas novatos –en esos años- como Craig McCracken (creador de las The Powerpuff Girls), Seth MacFarlane (Family Guy, American Dad!) y Rob Renzetti (creador de My Life as a Teenage Robot para Nickelodeon), y en el cual cada uno de ellos pudo dar piedra libre a todas las enfermizas locuras que tenían en sus cabezas. Dexter's Laboratory fue, además, la razón por la cual hoy CN tenga el prestigio que tiene, y en su momento haya sido la panacea de la animación mainstream poco convencional yanquie. Entre el ’96 y el ’97 los picos de ratings que tuvo le permitió a CN aumentar sus ingresos con los auspiciantes, y comenzar a crecer como estudio de animación y como señal de cable, y de a poco ir despegándose –no como empresa, pero si como producto- de la casa madre: Hanna-Barbera. Para cuando ingresamos al nuevo siglo, Dexter era ya un personaje más de la cultura norteamericana, y podía ser visto en publicidades para niños en T.V. y en Comics, en remeras, tazas e infinidad de merchandising apuntado a los pibes, justo debajo de otro producto que también salió de la factoría de CN, las sobrevaloradas Powerpuff Girls.

La trama de la serie es harto conocida por todos: Dexter es un niño genio, un científico de 10 años de edad, pelirrojo, soberbio como pocos, que dentro de su casa esconde un laboratorio secreto que utiliza para realizar sus experimentos. El segundo personaje de peso del cartoon es Dee-Dee, la detestable e insoportable hermana de Dexter que, a pesar de toda la seguridad y codificación que su hermano menor desplegaba sobre su laboratorio, de todos modos lograba ingresar para causarle malestar y poner en juego los engranajes de la trama de cada capítulo. Otro personaje memorable de la serie y muy digno de recordar es Mandark, un siniestro niño enamorado de Dee-Dee que oficia como Némesis de Dex.

El cartoon tuvo, además, un pequeño segmento denominado The Justice Friends, que por supuesto era una parodia de los Avengers de Marvel Comics, con unos toques de algunas cosas de la J.L.A. de D.C., y sus integrantes eran el Major Glory (una parodia del Capitán América y Superman), Valhallen (una parodia de Thor y Eddie Van Halen) y Krunk (una evidente parodia de Hulk). Lo gracioso de la propuesta era que estaba narrada en tono Sitcom, con enroscadas discusiones sobre temas por demás frívolos (muchas veces relacionados con alguna pareja de alguno de ellos, o sobre insinuaciones sobre la sexualidad de alguno de los protagonistas) que se desarrollaban en un departamento que comparten.

El camino del Samurái

Colaborando como director y escritor de las Powerpuff Girls, y aún con Dexter's Laboratory al aire, en el 2001 el groso de Genndy rompe una vez más el bocho de todo el mundo con una nueva serie que es 100% creación suya: Samurai Jack. A esta altura claramente ya podemos hablar de un estilo en los productos del Tarta: diseños de personajes basados en figuras geométricas, casi carente de sombras, tremendamente expresivos y muy dinámicas. Samurai Jack (2001-2004) contó con la para nada despreciable cantidad de 52 episodios distribuidos en 4 temporadas, mas la película que presenta al personaje, que en realidad se puede dividir en 3 capítulos más. Si lo comparamos con Dex, la producción es menor –y por supuesto la popularidad también-, dado que esta tuvo 78 capítulos que contienen 221 segmentos, pero teniendo en cuenta que cada episodio de Samurai Jack llega a los 22 minutos, casi están a mano.

Aquí Genndy se abre completamente no solo del tono en el que estaba narrando sino también de las propuestas que CN estaba presentando: lejos del humor extremadamente absurdo y los diálogos sobrecargados de Dex, y con una propuesta que emula mas al cine que a la televisión, Samurai Jack nos narra las aventuras de un joven príncipe de la Japón Feudal que, buscando vengar la muerte de su padre en manos del demonio Aku, desafía a este a un duelo, y en el mismo Aku, casi derrotado, utiliza la magia para abrir un portal y mandar al protagonista a un futuro apocalíptico donde el demonio logró gobernar la tierra, a la espera de acumular poder y destrezas para volver a enfrentar al Samurai cuando logre regresar a su tiempo. En este nuevo tiempo, por supuesto, el objetivo del Samurai es encontrar la forma de generar un portal para retornar a su tiempo, y en el camino demostrará no solo sus destrezas como luchador sino también su moral y su honor, inclinándose siempre por proteger y favorecer a los desvalidos, pobres y desamparados. Lamentablemente esta serie no tuvo un cierra, aunque el ruso prometió que tarde o temprano se pondrá en marcha un film animado con ese objetivo…  una gran deuda pendiente.

Robots, Vampiros y espinaca

Finalizando ya la reseña de este tremendo animador que marcó a fuego la televisión de fines de los ’90 y principios del nuevo siglo, en el 2003 George Lucas lo pone al frente de la serie animada Star Wars: Clone Wars, una preciosa producción que también fue emitida por CN y que serviría como puente de las películas Attack of the Clones y Revenge of the Sith, la última parte de la nueva trilogía de Star Wars, y que tendría como protagonistas al joven Obi-Wan Kenobi acompañado por su fiel aprendiz Anakin Skywalker, el sorete que terminaría siendo Darth… ah, no, SPOILER ALERT. :p


Esta moderada producción (moderada por el largo de la misma, no así por la animación y la puesta en escena, que como siempre te vuela la cabeza) cuenta con la módica cantidad de 25 episodios que varían en su duración pero ninguno sobrepasa los 15 minutos y muchos de ellos no superan los 3, pero supo transmitir de forma precisa y fresca el espíritu aventurero del universo Star Wars. No conozco fan de la obra de Lucas que no haya estado de acuerdo en que Genndy hizo un excelente trabajo en ese aspecto.


El siguiente trabajo que podemos rastrear del ruso en T.V. es la serie Sym-Bionic Titan (2010-2011), otro producto que explora los límites de la ciencia ficción en animación pero que no tuvo la compañía de la crítica y el rating, razón por la cual solo contó con una pobre temporada de solo 20 episodios. Una vez finalizada la misma, el Tarta se dedicó de lleno al guión y la dirección del largometraje animado de Sony, Hotel Transylvania (2012), una película en CGI que contó con voces de Adam Sandler, Selena Gomez, Fran Drescher, Steve Buscemi y David Spade y que nos narra las aventuras del Hotel de Drácula, lugar donde vive con su hija Mavis y da cabida a distintos monstruos, como Frank/Frankenstein, Hombres Lobos, una Momia o un Hombre Invisible.


En medio de esto se mandó un prologo animado para la película Priest (2011), el storyboard de Iron Man 2 (2010) y un corto denominado Goodnight Mr. Foot (2012).

A futuro, por el momento, está 100% involucrado en la dirección de otro largometraje animado, una puesta al día de Popeye que, una vez más, será realizada en CGI y que cuenta con producción de Avi Arad y que contará con guión de, entre otros, David Ronn, el mismo que nos devolvió al cine a Los Pitufos. Yo particularmente cuento los días hasta el regreso de Genndy a la T.V. con otra serie animada, y sobre todo exijo el final que me está debiendo de Samurai Jack, vieja. No se jode con los cierres. Y ustedes están en todo su derecho de exigir que regrese la semana que viene, con otra reseña en Tierra Freak, como no.