miércoles, 2 de agosto de 2017

Merlí, o la sociedad de los filósofos muertos - El Gabinete del Dr. Morholt.




Con la proliferación de historias en formato serie que estamos teniendo en estos tiempos es difícil negar que una buena historia se basa principalmente en el desarrollo de sus personajes.

El formato de historia serializada tiene la singularidad de que, si se maneja correctamente, puede incrementar la recepción afectiva y de alta implicación del espectador logrando así acercarlo a los personajes de manera más efectiva que en el cine donde sólo se tiene aproximadamente 2 horas para lograrlo.

Es por eso que se necesita mucha más maestría para contar una buena historia en una película que en una serie.


   
Hay muchos ejemplos de series que no nos dejan nada por el simple hecho de que sus personajes no nos llegan o sus accionares nos parecen extraños o incomprensibles.

Pero ciertamente este medio audiovisual puede ser utilizado para algo más que simplemente contar historias y buscar en el espectador una identificación emocional especifica.

Lo aceptemos o no la máxima que dice "la tele que nos educa y entretiene" es demasiado real.

Y esto pasa porque al identificarnos, es decir al bajar las barreras mentales que nos separan de la pantalla, aceptamos y tomamos lo que se nos muestra como cierto.

Obviamente hay maneras directas e indirectas de hacerlo, y parece que Héctor Lozano, creador de la serie Merli, planeó hacerlo de manera muy directa.

Porque esta serie producida y emitida por el canal catalán TV3 trata sobre un profesor de filosofía en una escuela secundaria pública y su relación con sus alumnos.

Y lo interesante que tiene la serie es que la filosofía que enseña es aplicada en la historia de cada uno de los capítulos o la historia muestra una situación que se puede resolver con lo que el profesor Merlí Bergeron enseña en ese capítulo.

Es así que, por ejemplo, cuando se filtra un video íntimo de una de las alumnas Merlí les habla a sus alumnos sobre Guy Debord y su tesis “La Sociedad del Espectáculo” o cuando les enseña la filosofía de Hume, dos de sus alumnos se replantean la necesidad de dejar el instituto por no entender qué pueden aprender en él.

En los 26 episodios que tiene la serie, divididos en 2 temporadas, se habla desde clásicos como Platón, Sócrates o Epicuro a filósofos más contemporáneos como Slavoj Žižek o Judith Butler.

Pero como expuse hace unas cuántas líneas, si no se logra la identificación con los personajes, el espectador no va a bajar las barreras mentales necesarias para que el nuevo contenido pueda entrar en su sistema.

Es por eso que Merlí es un personaje provocador, que dice lo que piensa y no tiene problema en que eso genere incomodidad a los demás, porque cree ante todo en que eso es la única verdad en el universo.


Eso hace que al llegar a la secundaria pública su manera de dar clases genere disrupciones importantes con los otros profesores, los directivos y principalmente con su hijo, Bruno, que es parte del curso que tiene a cargo.

Y es que la relación entre Merlí y su adolescente hijo es tan importante para la trama como lo es lo que Merlí enseña todos los días en el instituto. Principalmente porque Merlí está divorciado hace mucho tiempo y siempre fue un padre ausente, pero ahora que su exesposa tiene que ir a vivir a Roma, debe cuidar de Bruno y aprender (en vez de enseñar, rol en el que está más cómodo) cosas como convivir, escuchar y pasar tiempo con su hijo.

Pero como no son Merlí y Bruno los únicos personajes de esta serie, también tenemos a la madre de Merlí, una veterana y famosa actriz de teatro con la que ellos tendrán que ir a vivir cuando a Merlí lo echen de su departamento por no poder pagar el alquiler, o el Director del Instituto, un reciente viudo que ve a este particular profesor y recuerda lo que es llegarle a los alumnos y no sólo tratarlos como adversarios, o el alumno problemático, repetidor, al que nadie le ve un futuro, pero que termina siendo al que más le interesa la filosofía.

Pero estos no son los únicos, ya que también tenemos al nerdo tímido con padres muy conservadores, o el amigo de todos, siempre jovial que en realidad tiene unos grandes problemas familiares, pero intenta ocultarlos con esa máscara de humor, o a la chica extrovertida, muy sexualizada que en realidad lo que necesita es cariño paternal, o el jefe de estudios, antagonista principal de Merlí, un profesor clásico que enseña de manera convencional, aburrida y principalmente poco efectiva.

Como parte de la trama de la primera temporada tenemos a un alumno que sufre de agorafobia y ataques de pánico al que Merlí intenta ayudar para que vuelva al instituto yendo a darle clases particulares.

Esta parte de la historia, cuenta el creador de la serie, está basada en una historia real que le comentó un amigo suyo, profesor de literatura, y que fue una de las principales ideas que le presentó a la cadena para que le aprobaran el proyecto.

Las actuaciones de los adolescentes son interesantísimas, donde se destacan las de Carlos Cuevas como Pol, Adrian Grösser como Marc y Candela Antón como Berta. Con respecto a los adultos sin duda lo mejor pasa por Pere Ponce como Eugeni y Pau Durà como Toni.

Pero es la actuación de Francesc Orella y su Merlí Bergeron lo que hace de esta serie algo digno de ver.

Orella logra crear una persona que si bien parece totalmente afianzada en esa ironía, ese humor afilado y mordaz, en esa superioridad que le da el ver la vida de una manera diferente a los demás; por dentro es un alma compleja, inmadura e impulsiva que no logra comprender cómo la sociedad sigue siendo como es al haber existido a lo largo de la historia todos esos filósofos que tampoco la comprendían y lograron reflexiones tan profundas al respecto.

Es ese Merlí provocador, ácido y burlón, que puede desestabilizar los esquemas mentales y sociales de todos con los que se cruza, con lo que uno se termina relacionando al ver la serie. O por lo menos con sus acciones y cómo repercuten en nuestras maneras de pensar, reflejadas en las de sus alumnos y compañeros de trabajo.

Eso es lo interesante de lo planteado por Héctor Lozano en esta serie ,que es un drama, pero también comedia, que tiene momentos clichés y momentos de profunda relfexión sociocultural, que si bien toca temas universales como la felicidad, el sentido de la vida o el amor, también toca cuestiones locales como el movimiento independentista catalán o el estado de las escuelas públicas españolas.

La serie ya terminó de filmar su tercera tamporada que se estrenará en septiembre en España y que, gracias a que tiene el apoyo y distribución de Netflix, seguramente podremos ver por estas costas dentro de poco puesto que la plataforma ya está ofreciendo la primera temporada tanto en idioma original como en español.

Si bien el producto tiene un éxito increíble a nivel audiencia y crítica, el creador decidió que la tercera será la última temporada porque los alumnos estarían cursando el último año y no le interesa estirar el producto con un nuevo grupo de chicos.

Una decisión tan en contra del sistema como la de enseñar filosofía, esa materia que muchos creen aburrida, con una serie con adolescentes en un canal público.

Una decisión que tranquilamente podría haber tomado el mismo Merlí.