viernes, 2 de junio de 2017

Entre analogías y dígitos - Pequeño relato de como la tecnología nos marca los gustos y costumbres - La Clínica del Dr. Polar.



Si no recuerdo mal, a fines de 2007 o principios de 2008 compre mi ultimo comic. Fue el Showcase de Batman and the Outsiders. Aunque no lo creas, ese volumen sigue prácticamente intacto y sin leer.
Dos años después, los libros de medicina comenzaban a fagocitar espacios que anteriormente eran ocupados por revistas como pueden ser la Rolling Stone, El Grafico, La Cosa y por que no alguna de esas añoradas Action Games o Hobbie Consolas. De un desierto de portadas donde se mezclaba Mick Jagger, quienes eran los refuerzos del Apertura 95, los monstruos de la Hammer, Mario y Sonic, pasaban a la uniformidad y solemnidad de títulos como Harrison, Farreras, Best & Taylor o Argente. Esos apuntes varios, donde uno anotaba como percutir, auscultar o hasta como debe comunicar una mala noticia.

Por lo tanto, una decisión debía tomarse y fue meditada por noches y tras noches. O compraba una nueva habitación o vendía la colección de comics.
Y así fue, un día me desprendí de ella. Por un precio cuasi irrisorio por la cantidad, calidad y nostalgia puesta en la misma, pero que en el momento me solucionaba un problema de espacio.
Quizás pansas que estuve llorando al comprador (una conocida comiquería, que hoy desconozco si sigue existiendo), que las cuide y que les de un buen hogar.
Nada de eso. Hubo una frialdad total de mi parte.  Hasta mi familia se sorprendió de tal suceso. ¿Me arrepentiría de tal decisión? Y la respuesta, al mejor estilo Rosharch era “NO”.
Y es la verdad, no sentía nostalgia. Si ahí estaban mis primeros comics. Si ahí estaban esas revistas de Perfil que iba a comprar todos los jueves al kiosco.
Si ahí estaban mis primeras americanas y españolas. Si, ahí estaban millones de recuerdos. Pero aun así, no sentí la perdida de la misma. Debo confesar, que mantuve algunos que consideraba importantes por ser regalos o gustos juveniles. Esas “Crisis” y “Legión” de Zinco, ese “Watchmen” de Norma  o la “Muerte de Superman” editada por Perfil.

Al día de hoy, quizás la respuesta esta en otra cuestión. Las versiones digitales de los mismos. Gracias al grandísimo aporte de millones de usuarios, esos comics que yo vendí los podía tener en un disco rígido. Y quizás ese es la cuestión de que  no sentía de forma tan inmensa esa perdida.
Si ya se, me vas a discutir que no es lo mismo. Lo se.  Que el papel, que lo lindo que es tener la revista o el libro en la mano y etc. Lo se. Quédate tranquilo.
Pero necesito sumar otro suceso en esta historia para darle contexto. Para esa época, compre un iPod classic de 80 gigas. Hoy esa joyita esta descatalogada por la empresa del difunto Steve Jobs.
Para un amante de la música, como me considero, era la herramienta ideal. Millones (literalmente) de canciones en un solo lugar. Podía dejar al viejo Mini Disc y solo portar ese fabuloso gadget. Y con este pequeño aparato (el iPod, mal pensado) también ocurrió un nuevo suceso: deje de comprar CDs. El ultimo disco que había comprado fue, el aclamado, Mamut de Massacre. A partir de ese momento, toda la música que iba a consumir iba a ser en formato digital.
Muchos años después, pude disponer de comprar una Tablet y un eReader.
Los scans y los ePub pasaron a ser mucho mas accesibles para leer. Podía despedirme de comprar un libro también.
Pero, por que toda historia tiene un pero, la situación cambio hace unos años.

A partir de diferentes movidas, en especial el Record Store Day, un análogo al Free Comics Book Day aunque no hay ediciones gratuitas pero si especiales.
Hace unos años, esta movida, comenzó a estimular las reediciones en vinilo.
Si, una barbaridad. Estamos en épocas de iTunes, Spotify y torrents y estos tipos salen a editar vinilos.
No voy a entrar en discusiones cuasi ¨intelectuales¨ o ¨industriales¨ sobre si es un sonido mejor, si es mas fiel o si el mp3 es una porquería. La verdad que ni estoy en condiciones de hacerlo o me interesa.
De golpe el vinilo volvió, con todo. Moda hipster por medio, coleccionismo fetiche. Ediciones lujosas. Vinilos de colores.  ¿no les hace acordar a algo? Solo faltan los dientes de Liefeld y cartón lleno.
Y a mi me pico el bichito de empezar a comprar algún vinilo. En realidad de tener algunos discos en vinilo. Una pequeña colección. La bandeja de mi viejo estaba tirada por ahí, así que podía escucharlos. No iba a ser un simple objeto de decoración como muchos consideran.
El primero vino en un regalo de cumpleaños. Si, como cuando alguno te regalaba una revista de chico y decía las famosas palabras ¨continuara¨. Lighting Bolt de Pearl Jam. Hermosa edición.
Casi un año después, llego en otro cumpleaños, The Colour and the Shape de Foo Fighters.
Y ahí el ansia fue mas fuerte. Por que si hay algo mas fuerte que el amor, es el ansia.
Y el ansia llevo a una lista. Si una lista. Como cuando revisabas tu colección y te faltaba tal y otro numero, y lo anotabas. Y empezabas a revolver bateas, comiquerías y librerías. Y esa grandiosa sensación de tachar en esa bendita listita, ese numero pedorro que te faltaba de los Titans de Wolfman y Perez.
Y si bien no hubo una lista escrita, existe en digital. Y comenzaron los debates internos típicos como  ¨¿repito lo que tengo en cd?” o del “¿me mantengo en solo artistas internacionales o nacionales?”
Y si, increíblemente eran los mismos debates que uno tenia cuando coleccionaba comics.
El año pasado se registro un suceso único en la industria musical. Los discos de vinilo superaron en venta a los cds. ¡Es mas, volvió el cassette! Con un pequeño detalle, de los diez discos mas vendidos, solo dos eran discos nuevos. El resto son discos clásicos. Y que en una encuesta reciente, la mayoría que compra vinilos no tiene una bandeja.
Y eso no es todo, en el ultimo año, el famoso eBook no pudo superar a la venta de libros físicos (en gran parte por los libros para niños).
El comic vive un pequeño nuevo “revival” con las movidas recientes de DC. La televisión y el cine, se nutren día tras día de este medio y de alguna forma atrae a un pequeño nuevo puñado de lectores.
Y aquí estoy, sorprendido con una historieta en mis manos. Miento, dos historietas en mi manos. Las dos del sello “Salamandra Graphic” (chequen su catalogo que tienen cosas muy piolas). Me refiero a las ediciones de “Alack Sinner” de Muñoz y Sampayo; y “Asterios Polip” de David Mazzuchelli (el dibujante de Year One o Born Again con Frank Miller). 

Estaba en una libreria importante de Capital Federal, y me quede un rato largo mirándolos. Me fui para la parte de música, busque con la bendita listita que podía interesarme, y como si fuera el anillo de Sauron a Frodo, volví hacia el sector de “novelas graficas” y me lleve las dos ediciones.
No voy a realizar una reseña de las dos. No me siento calificado y considero que hay mejores exponentes para realizarla en este mismo portal.
La primera es altamente recomendada y conocida. Salamandra recopilo toda la obra en un hermoso tomo, a un precio bastante accesible y que uno rápidamente se sumerge en ese ambiente noir, que para nuevos lectores quizás pueda vincularse con obras como “100 balas”.
La segunda es una historia de vida. De esas que uno de vez en cuando nos sucede. Esas crisis de 30 o 40. Ganadora de todos los premios posibles. No le dieron un Martin Fierro por que creo que se lo llevo Mirtha Legrand.
La pregunta que al día de hoy me hago, es como una persona que abrazo totalmente el lado oscuro del formato digital, se ve seducido nuevamente por la luz de lo analógico. No lo se. Realmente.
Si se que fueron sensaciones encontradas. Volver a respirar ese olor a nuevo. Sentir el ruido de las paginas pasar. El detalle de los blancos y negro. El formato de paginas. No existían términos médicos, figuras anatómicas o autores suecos o alemanes.
Por que como en algún momento explique en alguna discusión de Facebook, el vinilo me otorgo la posibilidad de reencontrarme con la música. De sentarme y escuchar ese disco entero. No existe shuflle. Random. No existe buscar otro artista. Es sentarte y escuchar ese álbum que recién compraste. Como lo hacia cuando era chico.
Y es una sensación fantástica. Una sensación que realmente recomiendo.
Y con estos dos tomos me paso algo parecido. Me senté, prendí el velador y a leer.
Sin notificaciones molestas. Sin la chance de decir “voy a mandar ese mail”. Sin ponerte a buscar giladas por internet. Solo leer. Como cuando tenia 12 años y leías esa revista que buscaba los jueves en el kiosco.
Imagino que es nostalgia. Que me vuelvo viejo. Que será fetiche. Que como pasa con los vinilos se ve mas lindo en alguna biblioteca. No lo se.
Pero es una sensación hermosa. Y me siento contento de volver a rencontrarme con esa parte de mi vida (y aburrirlos con este relato).
Hoy estoy pensando en comprar una nueva biblioteca para colocar los discos, los cds y esos nuevos tomos que están entre libros de Neurocirugía.
Es mas, encontré ese Showcase y la lectura dejara de ser pendiente.
Agradezco al que llego hasta acá y no se aburrió y por sobre todas las cosas al creador de este sitio, el inmenso Saki por invitarme a formar parte de este decimo aniversario de Tierra Freak.
¡Felicitaciones culiah, te lo mereces y por 10 años mas!