martes, 15 de diciembre de 2015

Comics Top 5: Personajes Infravalorados - La Fortaleza de Kal.




La semana pasada hablé un poco sobre 5 personajes del cómic que suelen ser considerados “sobrevalorados” por una parte amplia de la población lectora de cómics. Algunos aportaron más, otro menos y todos pueden o no gustarnos por uno u otro motivo, pero en general son personajes que de una u otra manera gozan de un nivel de exposición y popularidad que otros personajes con un nivel de difusión más moderado piden a gritos. Sin duda los personajes de los que voy a hablar a continuación tienen una amplia base de seguidores, sin embargo da la sensación de que un extenso sector de la audiencia aún los tiene relegados a un segundo plano, así sea por desinformación, falta de lectura o de interés. Son todos personajes que sin duda han dejado una fuerte marca y tienen un núcleo sólido de lectores que los siguen y los apoyan y hacen lo posible por difundir su valor como íconos y vehículos comunicativos, pero todavía, por A o por B, no son reconocidos por la mayoría del público general. 


Sin más preámbulos: 

Martian Manhunter. 

Último sobreviviente de una raza alienígena, poseedor de una fuerza sobrehumana y varios poderes que lo separan del resto de los mortales. Superficialmente, la descripción básica de J’onn J’onnz recuerda mucho a la de Superman, y esta comparación es posiblemente el más grande estigma del personaje. Su inclusión en la Liga de la Justicia parecería incluso casi redundante, si consideramos los roles arquetípicos que supone cada uno de sus miembros, pues es complicado definir su identidad en compañía del último hijo de Krypton. Así y todo, el Detective Marciano (como se lo suele conocer en su versión traducida al español), es un personaje que se las ha arreglado para perdurar a lo largo de los años como el alma del súper equipo, estando presente en prácticamente todas las encarnaciones del mismo, en las buenas y en las malas. 


Si arañamos un poco la superficie y vemos un poco qué hay debajo, empezamos a notar que J’onn tiene algunas características que lo separan marcadamente de Superman. Por ejemplo, más allá de su sorprendente fuerza física, que rivaliza con la del hombre de acero, J’onn se destaca por sus poderes psíquicos y su habilidad de cambiar de forma. Superman es un alien, sí, pero en aspecto es exactamente igual a cualquiera de nosotros. J’onn puede alterar su apariencia para verse como un humano, y aquí radica el primer conflicto interesante en el personaje: la posibilidad de encajar a costa de su propia identidad. Sus poderes psíquicos le dan acceso irrestricto a los pensamientos más íntimos de quienes lo rodean, lo cual puede ser tanto una ventaja como un factor de aislamiento terrible, pues la posibilidad de conocer los pensamientos de una especie tan distinta a la suya posiblemente no haga más que hacerlo sentir aún más distinto y sólo. Asimismo, mientras que Superman se crió en la Tierra como un humano normal, J’onn es marciano tanto biológica como culturalmente. Ser el último de su especie tiene un peso psicológico en el personaje que no existe de la misma manera en Superman, que fue criado en la Tierra y por lo tanto no sufrió la pérdida de todo lo que conoció. Para J’onn, encajar tiene un significado completamente distinto que casi parece inconcebible cuando se lo compara con Kal-El. 

A lo largo de los años, muchos grandes artistas han desarrollado al personaje dotándolo de una personalidad y una mitología rica que ayudó a darle un espacio propio, más allá de ser un análogo de Superman. Supo ser parte de la Liga en su versión más light, pseudo-satírica de la mano de J.M. DeMatteis y Keith Giffen (quienes desarrollaron su fascinación con nuestras celebradas galletitas Oreo), así como de etapas más grandilocuentes de la mano de Grant Morrison o Mark Waid, siempre como un miembro clave del equipo. Actualmente, luego de Flashpoint, fue reemplazado en la Liga por Cyborg, que se llevó su lugar como consecuencia de una política de diversidad que dicta que debe haber un integrante afroamericano en el equipo. Tal parece que esta política no se extiende a los marcianos. Lamentablemente, DC parece no tener mucha idea de qué hacer con el personaje y así es que lo hemos visto deambular de un título a otro, arrancando en el New 52 como parte de Stormwatch, pasando por una encarnación distinta de la Liga de la Justicia y terminando actualmente en una serie propia que sólo el tiempo podrá decirnos si vale la pena. Sea cual sea su estado actual, su carrera es imborrable y su lugar de privilegio entre los fans más acérrimos de la mitología del universo DC, irreemplazable. 

Madman. 

Michael Allred es un genio. Esto es un hecho y no hay discusión posible. Su amor por la cultura pop y su estilo nostálgico pero innovador han dado obras que han sido tan originales como rupturistas, particularmente por haber prosperado en épocas en las que hubiese parecido improbable que lo hicieran. Su ópera prima, Madman, funciona casi como una especie de “Anti-Spawn”, habiéndose desarrollado en una época de dientes apretados, bolsillos y músculos ficticios que no parecía tener lugar para héroes con un enfoque más relajado e introspectivo. 

En Madman se nos cuenta la historia de Frank Einstein, un cadáver resucitado que no tiene recuerdos de su vida pasada, hecho que juega un papel importante en la construcción de su personalidad. Su nombre es un juego de palabras que recuerda al monstruo creado por Mary Shelley, con quien comparte un origen similar. Posee varias habilidades físicas y psíquicas que lo convierten en lo que podríamos considerar un metahumano. Frank es un personaje complejo que asombra por su humanidad: es capaz de alegrarse, enojarse, sorprenderse, sentir miedo, equivocarse y arrepentirse. Su conflicto radica tanto en la búsqueda de su propia identidad como en tener que lidiar con las respuestas. ¿Puede un hombre renacer y ser la misma persona? ¿Define nuestro cuerpo quiénes somos? ¿Nos exime la pérdida de la memoria de nuestros pecados pasados? Frank es un hombre renacido, que retiene destellos de su vida anterior, pero funciona cual tabula rasa, un ser distinto con nociones y valores distintos. Los colores saturados y el estilo evocativo de la Silver Age de Madman esconden grandes preguntas que se van entretejiendo entre ricas aventuras llenas de personajes y conceptos vomitados directamente desde el inconsciente de su autor. 

Tal vez la inclusión de Madman en esta lista resulte un poco injusta si pensamos que es un trabajo pura y exclusivamente de autor, cerrado y lejos de las garras avariciosas de las dos grandes compañías, pero funciona como contrapunto ideal de franquicias como The Walking Dead o el mencionado Spawn, a quien incluí en la lista de la semana pasada. Madman nunca hizo el salto de la viñeta a otro medio, lo cual limita su nivel de exposición pero mantiene una base de seguidores férrea que lo valora por todos los motivos correctos. 

Adam Warlock.

Con la lenta pero firme anticipación que el Universo Cinematográfico de Marvel viene creando en torno a la figura de Thanos desde aquella escena post-créditos en Avengers, es casi criminal que todavía no tengamos ningún tipo de novedad sobre Adam Warlock en ese universo, fundamentalmente dado que ya vimos una película de Guardians of the Galaxy, título que Adam supo protagonizar junto a Star-Lord y compañía de la mano de Dan Abnett y Andy Lanning. Incluso en los cómics se le empezó a dar mucha más atención a Thanos en los últimos años, pero no así tanto a Adam.  


Warlock fue creado por un grupo de científicos que se hacían llamar El Enclave y es básicamente un humano sintético y perfecto. Su historia empezó en las páginas de Fantastic Four #66-#67 (de la mano del legendario equipo de Stan Lee y Jack Kirby), donde se lo conoció en principio como "Him," primero como un capullo, luego en forma humanoide. El por entonces Editor en Jefe de Marvel Roy Thomas y Gil Kane relanzarían al personaje poco después en Marvel Premiere #1 (1972) como una alegoría mesiánica, y entre idas y venidas terminaría finalmente en las manos de Jim Starlin, que prácticamente se adueñó del personaje y lo perpetuó entrelazándolo en su gran odisea cósmica junto a Thanos y su saga del Infinito. 

La larga relación entre Warlock y Thanos empieza durante el run de Starlin en el título homónimo del personaje, en el que sus aventuras lo llevan a enfrentarse contra un grupo de fanáticos religiosos conocidos como la Universal Church of Truth (Iglesia Universal de la Verdad), lideradas por un tal Magus, quien resulta ser no otro que él mismo en el futuro, luego de haberse vuelto loco por el uso de la gema del Infinito conocida como Soul Gem (Gema del Alma), que Warlock portaba en su frente. Las historias de Adam están cargadas de una gravedad terrible por la inevitabilidad que percibe en sus propios actos. Cada cosa que hace parece estar orquestada por Magus para llevarlo a cumplir su rol eventual. Es la intervención de Thanos la que desestabiliza la balanza, extrañamente a favor de nuestro protagonista. Thanos manipula a Warlock para sus propios fines, pero también lo ayuda a eliminar la posibilidad de convertirse en Magus, ya que el propio Thanos lo considera una amenaza. 

Si Captain Marvel (Mar-Vell) fue el oponente definitivo de Thanos al enfrentarse con él a pura fuerza de voluntad, Warlock es su máximo rival en un plano más filosófico. La relación entre Thanos y Warlock es tan compleja, que por momentos parecen ser más amigos que enemigos. En general, casi nunca se enfrentan en conflicto físico directo, sino que es como si constantemente estuviesen jugando al ajedrez usando como piezas todo lo que existe entre ellos. Es estrategia sobre estrategia, manipulación sobre manipulación. Hay un poco de Thanos en Warlock, en esa oscuridad que todo el tiempo lucha por mantener a raya, y hay un poco de Warlock en Thanos, en esos hechos que de tanto en tanto lo llevan, quiera o no, a redimirse. Ambos personajes se complementan de una manera perfecta y es por eso que las mejores historias de Thanos son también historias de Warlock, y son las que constituyen algunas de las mejores experiencias cósmicas que se pueden tener dentro del universo Marvel. 

The Question.

Reportero, artista marcial, chamán. El currículum de Vic Sage es bastante más extenso de lo que uno podría pensar a simple vista de un tipo cuyo principal atributo parece ser no tener rostro.  The Question hizo su primera aparición de la mano de Steve Ditko en la serie de Blue Beetle, publicada por Charlton Comics, editorial que posteriormente sería adquirida por DC Comics, donde el personaje sigue residiendo al día de hoy. 

The Question fue la principal inspiración para la creación de Rorschach, emblemático personaje creado por Alan Moore para Watchmen. Como la mayoría sabrá, la intención original de Watchmen era contar una historia con los personajes de Charlton Comics, pero el mandato editorial derivó en que Moore debiera crear personajes nuevos a partir de los originales, pues DC no podía arriesgarse a dejar que liquidara a sus personajes en la historia y los dejara inutilizables, al menos a corto plazo (en esa época volver de la muerte era más complicado, parece). Es curioso que Rorschach terminó convirtiéndose en un personaje mucho más reconocido que quien sirviera para su inspiración, llegando incluso al público masivo a través del cine. 

La premisa básica de The Question suele ser la de un reportero, Vic Sage, que asume el alter ego en cuestión utilizando un material y unos químicos que se juntan para crear esa máscara que da la sensación de eliminar por completo sus rasgos faciales. The Question fue planteado por Ditko como un objetivista, con perspectivas morales bastante rígidas, en sintonía con su creación anterior, Mister A. Durante su estadía en el título homónimo ya en la era de DC, Dennis O’Neill (en lo que sin duda es la época más recordada del personaje) dotó al personaje de una filosofía Zen que lo ayudaba a no caer en un abismo de oscuridad moral, que muchas veces lo tentaba a cruzar límites como tomar la vida de otra persona. Sus historias eran oscuras y urbanas, pero apelaban al lado filosófico del lector, con un personaje falible pero inquebrantable.    

Durante la serie semanal 52, Vic Sage pasó a mejor vida y dejó el manto de The Question a Renee Montoya (Sí, la policía de Gotham City, creada originalmente para la serie animada de principios de los 90’s del encapotado), desarrollo que fue anulado post-Flashpoint, con el relanzamiento del Universo DC, que lo vio convertido en un personaje de trasfondo místico, muy lejos del Question urbano de O’Neill. Otro personaje con un enorme potencial desperdiciado por una editorial a la que le cuesta encontrar el rumbo para sus personajes. Tal vez uno de los puntos más memorables de la historia del personaje fue su inclusión en la serie animada Justice League Unlimited, donde incluso dentro de la ficción varios de sus colegas lo consideraban poco más que un loco obsesionado que al final demostraba no estar tan equivocado. 

En Multiversity, la exploración del multiverso DC de la mano de Grant Morrison, pudimos ver a The Question en una versión mucho más cercana a la original, como uno de los protagonistas de Pax Americana, en un universo en el que conviven aquellos personajes que pertenecieran originalmente a Charlton, tales como Blue Beetle, Captain Atom y Peacemaker. Según Morrison, cada una de las historias que contó quedan abiertas para ser continuadas por él o por otros autores, así que tal vez volvamos a ver algo de él en un futuro. 

Cyclops.

El líder, el original, el X-Man por excelencia. Scott Summers entra tranquilo entre los personajes favoritos de mucha gente, no sólo en relación a X-Men o Marvel, sino con respecto a los cómics en general. Durante la última década y pico, el incansable trabajo de varios autores ha resultado en una revalorización del personaje, otrora considerado tonto o aburrido por muchos de sus detractores, que ahora lo consideran un personaje fuerte e interesante. Scott ha sido víctima del prejuicio y la desinformación por muchos años y es un caso emblemático del enamoramiento de la cultura pop con la historieta, si bien no tanto con su lectura. Hay que entender de una vez por todas la realidad: Cyclops siempre fue un personaje interesante.

 Scott hizo su primera aparición en X-Men #1 de 1963, de la mano del siempre mítico equipo de Stan Lee y Jack Kirby, quienes si bien dejaron sentadas las bases de lo que sería el universo mutante, no hicieron su mejor trabajo con ese título. La cosa se pone seria cuando llega el padre adoptivo, Chris Claremont, quien resignificó y revitalizó a los mutantes como pocos autores han logrado. Claremont hizo un trabajo de caracterización muy cuidadoso con todos sus personajes y Cyclops no fue la excepción. Scott siempre fue un personaje muy auténtico, con miedos y falencias muy humanas y maneras de lidiar con ello que no siempre fueron acertadas. Su vida estuvo marcada por la tragedia y las decepciones, pero siempre encontró la manera de convertir eso en algo positivo, de usarlo como motivador para luchar por un ideal. Algunos de los momentos más emotivos y definitorios de la franquicia mutante lo tienen como protagonista y como espina dorsal de la historia.
Hay quienes acusan a Scott de tibio cuando se lo compara con Wolverine, el “tipo duro”, contestatario, que no reconoce ninguna autoridad. Salvo la de Cyclops, claro. Imposible olvidar aquel mítico Uncanny X-Men #127, en el que Cyclops se planta sólo frente a todo su equipo y les da una paliza tanto física como espiritual, fundamentalmente a Wolverine, para sacarlo del shock en el que lo había dejado su pelea con Proteus. Sobran los momentos memorables en los que deja en claro quién tiene la batuta y por qué. Aquel sermón filosófico con el que alecciona al asesino de mutantes que fuera el reverendo William Stryker en God Loves, Man Kills, o a los propios Charles Xavier y Magneto, en la misma obra, cuando Charles tiene un momento de debilidad en el que considera seguir a su viejo amigo por el camino de la ira y la venganza. El alumno, como dicen, se convierte en el maestro. Lejos está del muchacho pusilánime que pintaron las películas para toda una generación, donde todo su mundo parece girar en torno a Jean Grey. Cuando Jean murió en Uncanny X-Men #137, Scott se encontró perdido, abatido, pero jamás vencido.

Uncanny X-Men #127
El legado que han dejado las películas sin duda ha lastimado muchísimo a la apreciación general que se tiene del personaje. El papel de Cyclops en las películas está relegado a ser apenas poco más que una espina en la vida de Wolverine, el tipo cool con el que quieren que te identifiques, quien por cierto a fin de cuentas termina teniendo más cosas en común con el Cyclops de los cómics que con el propio Wolverine original. Tal vez su inclusión en la próxima película, X-Men: Apocalypse, logre redimir un poco al personaje a ojos del público cinéfilo, aunque sería prudente esperar lo contrario. 

A lo largo de los años, Scott ha tenido un desarrollo que se siente muy real, muy humano. Desde su decisión de abandonar a una esposa, a casarse con su amor de toda la vida y terminar viéndose atraído por otra mujer, de liderar a un grupo pequeño de mutantes que intentaban ser superhéroes a ser el líder casi político y espiritual de toda su especie, el desarrollo de Scott ha sido una de las cosas más interesantes de ver dentro de un mundo poblado de realidades alternativas, conquistadores intergalácticos y héroes y villanos de piel azul. Podrá equivocarse, meterle los cuernos a la mujer y meter la pata en sus relaciones personales; es lo que lo hace humano. Podrán darle la espalda, insultarlo, traicionarlo y condenarlo, pero jamás podrán quebrarlo; es lo que lo hace un héroe. 

Cyclops was right.

 
Ciertamente, esta lista es mucho más subjetiva que la anterior, pues dada la oferta desmedida de personajes ignotos que tiene para ofrecer la historieta, sin duda cada uno tendrá una lista distinta. ¿A quién agregarían? ¿A quién sacarían? Desde ya, muchos son los personajes que me quedaron afuera, pero estos son algunos de los más emblemáticos que me interesaba compartir, así que si sienten que no leyeron suficiente sobre alguno de ellos, intenten darle una segunda oportunidad, y si algo de todo esto les hizo pensar al menos un mínimo concepto desde otra perspectiva, misión cumplida.
Saludos y hasta la próxima.