lunes, 23 de noviembre de 2015

Raquel Forner - Pintora Freak Argentina - La Columna de Logan.



Hace exactamente un año festejaba mi columna número 100 en Tierra Freak con una retrospectiva al personaje de Sir Arthur Conan Doyle, Sherlock Holmes, pero desde sus más recientes adaptaciones televisivas y cinematográficas. Hoy, para conmemorar mi columna 150 dentro del sitio, quiero acercarles, a aquellos que no conozcan su obra, a una artista argentina del siglo pasado que, de alguna manera, desde sus pinturas se conecta con algunos tópicos que solemos tocar en este sitio. 

Tranquilo, mi muchas veces subestimado lector, cabe la posibilidad de que no seas un “experto” en esta rama del arte que se corresponde con la pintura, como no lo soy yo, claramente, y si estamos en la misma sintonía, ni vos ni yo acudimos a este sitio para culturizarnos más sobre este tema, eso seguro. Pero a veces la vida nos lleva por caminos misteriosos, y esta vez me pareció una buena idea darle un espacio a una pintora que, teniendo en consideración nuestro corazoncito Freak, amerita unos minutos de nuestro tiempo. Seguime la corriente y espero no aburrirte con la entrada.



La dama misteriosa

El Drama [1942]
Raquel Forner, la homenajeada del día de hoy, nació a principios del siglo pasado, en 1902, y nos abandonó casi al final del mismo, en 1988, y en el camino con sus pinturas navegó por estilos que van desde el surrealismo hasta el cubismo, incluyendo también el expresionismo, pero sin definirse de forma franca por ninguno de ellos. Ya desde muy pequeña se le despierta la vocación por el dibujo y la pintura, y apenas egresa de la escuela primaria ingresa en la Academia Nacional de Bellas Artes de la que egresa como profesora de dibujo en 1922. Durante toda su carrera fue decenas de veces festejada y galardonada, y muchas de sus obras pasaron a formar parte del patrimonio de varios museos importantes del mundo (hay cuadros de ella en el Museo de Arte Moderno de New York, en el Museo de Arte Moderno de México y también en el Museo de Bellas Artes de Montreal) pero por suerte para
La Caida [1941]
nosotros la mayor parte de sus mejores obras están exhibidas en la Fundación Forner – Bigatti ubicada en el tradicional barrio de San Telmo, en la casa que Raquel y su único esposo ocuparon desde 1937, en la cual también se conservan intactos los talleres de ambos (su esposo también era artista, escultor, aunque su reconocimiento siempre estuvo cientos de escalones por debajo del de su mujer) y muchos objetos que están vinculados con los quehaceres artísticos de la pareja.

La Torre de Babel [1947]
Hasta aquí, querido lector, claramente nada digno de destacar que amerite una entrada en Tierra Freak, por supuesto. Una mujer, artista, pintora, de renombre mundial como tantas otras que seguramente dio nuestro país (a decir verdad, no tantas, no con tanta notoriedad y trascendencia), con una vida sumida en un perfil muy bajo y dedicada casi exclusivamente al arte, y con un enorme repertorio de obras. Es cierto. Bueno, algunos de sus trabajos iniciales, más cercanos al surrealismo y al cubismo, los expongo en estos primeros párrafos para que puedan denotar el “salto”, ese momento en el cual nuestra querida Raquelita comienza a volar alto, no solo porque su obra se torna mucho más expresiva y colorida, sino también porque comienza a transitar un camino difícil de descifrar y asombroso bajo todo punto de vista.

Aquellos buenos ‘60

El Viaje sin Retorno [1965]

A partir de los años ’50 ese “coqueteo” entre el cubismo y el surrealismo que solo ella sabía llevar con tanta altura comienza a tomar otro rumbo, más cercano al expresionismo pero, una vez más, sin definirse del todo: sus colores comienzan a ser cada vez más vívidos y sin embargo hay un precioso anclaje y juego con la dualidad de los blancos y negros. 

A mediados de los ’60 fallece su marido y es durante esa década en la cual comienzan a aparecer en sus obras las conexiones que la posicionan como una artista ejemplar de Tierra Freak: Raquel comienza a formalizar una relación implícita con “astro-seres”, “astronautas”, la mismísima Luna, y cuando el hombre mismo, a fines de esa década, finalmente apoya un pie en ese astro que nos viene acompañando desde tiempos inmemorables, decide viajar más allá, donde ningún hombre ha viajado, a otras galaxias, otros universos, poblados de astrotauros, astrofaunas, mutantes, y la mirada de ellos posada en nosotros, el arribo de estos seres a nuestro planeta, ¿la co-existencia entre humanos y mutantes? ¿Qué es un mutante para Raquel? ¿Qué es un mutante para nosotros?

Astrominotauro Laberinto [1968]
No se asusten, ni se alarmen, no se sientan amenazados por no terminar de entender algunos de sus cuadros ni tampoco por la lejanía que los mismos tienen con el material que estamos acostumbrados a consumir. Y una vez más, no se sientan más ignorantes de lo que yo mismo soy: el disfrute de esta entrada hoy está dado más que nada por el descubrimiento de un artista que claramente no era del palo –no hay registros de lecturas que haya tenido Raquel relacionados con textos de ciencia ficción de esos años, aunque teniendo en cuenta lo poco que se sabía de su vida privada, todo es posible- pero que tenía un precioso apego por lo desconocido, y supo construir un universo y poblarlo con personajes y situaciones que nos hablan de otros tiempos, otras dimensiones, otros niveles de percepción. Presten atención a los nombres, al año en el que fue hecho el cuadro, pongan en contexto el mismo con la época que estábamos viviendo… observen, disfruten.

Conquista de la Piedra Lunar [1968]
Forner miró la realidad de su tiempo y quiso ir más allá. Lo social nunca le pasó por el costado, y desde su lugar disparó pesadillas y visiones apocalípticas. “Siempre traté de dar en mis cuadros algo más que una intención plástica. Hasta algunas de mis naturalezas muertas quisieron reflejar, en los momentos en que las componía, un sentido cósmico. Entonces la realidad no era tan apremiante. 
Luego vino a mí el clima del mundo. De ahí que haya necesitado renovarme, o más bien dicho, completarme. Es común oír hablar mal de la pintura anecdótica; yo misma lo haría, cuando en esa pintura no existe más que el tema sin dársele perdurabilidad plástica. (…) Como mujer y como pintora he tratado de unir al tema que más me angustia lo más puro de mis experiencias de artista. Mi lenguaje es el del arte, pero mi corazón es de la vida”, dijo la artista en una entrevista, en 1938, mucho antes de que comenzara a deleitarnos con esa parte de su carrera que más me terminó fascinando, y que seguro dejará a muchos de ustedes con la mandíbula por el suelo.

Y como toda artista que se precie de eso, Raquel era un alma torturada: “Siento un mundo de realidades metafísicas que escapan a mi inteligencia y quiero expresarlas con mi pintura. Un mundo de magia y misterio que aterra mi alma y quiero captarlo y liberarme por mi arte”. 

No sé si, en el final de sus días, logró encontrar un consuelo a través de su arte, pero dejó un legado magnífico que, por suerte, en gran parte está a nuestra disposición para que disfrutemos de él cualquier día de la semana, al menos para aquellos afortunados que vivimos no muy lejos del barrio San Telmo. Y para el resto, bueno, por el momento tendrán esta entrada. Nos leemos la semana que viene, aquí, en Tierra Freak.

 
Diálogo [1986]


El Secreto [1986]

Etapas Espacio-Temporales [1978]

Futuro Acontecer [1979]

Relación Cósmica [1980]

Seres de otra Galaxia [1980]

Astroser de la Revelación [1984]

Seres Híbridos en otra Galaxia [1984]

Astronauta con Terraquéos Televisados 2 [1972]

Hombre Luna [1973]

Mutantes Alienados II [1974]

El Encuentro [1975]

Terráqueos en Marcha [1977]

Simbiosis [1977]

Juicio al Mutante [1983]

Todos Somos Testigos [1969]