martes, 11 de agosto de 2015

Los Viajes del Capitán Foucault, uno de alienígenas filósofos - El Gabinete del Dr. Morholt.


La palabra sinergia viene del término que los griegos usaban para decir cooperación. Hoy día se la utiliza para denotar la acción de dos o más causas cuyo efecto es superior a la suma de los efectos individuales.

Y para el juego de mesa “Los Viajes del Capitán Foucault” sinergia es una palabra muy importante, porque es el resultado del trabajo conjunto de dos interesantísimos diseñadores nacionales, Alejandro Maio Sasso y Sebastián Koziner, conocidos en el ambiente por los juegos “Días de Radio” y “Oni” respectivamente.



En “Los Viajes…” Alejandro es el responsable de la creación del juego y Sebastián tomó el rol de editor y de diseñador gráfico del mismo. Alejandro se tomó unos minutos para contestarme unas preguntas y me contó más sobre el juego y sobre esta manera de trabajar “El laburo con Sebas enriqueció el juego enormemente. Más allá del arte. Lo bueno es que Sebas es diseñador, entonces por un lado emite opiniones muy valiosas, y por otro sabe respetar el lugar del autor. Tiene una combinación de capacidades y aprendizajes muy copada que lo convierten en un tipo único para la escena local.”

Pero la sinergia es también parte de lo que propone el juego… o más o menos.


Porque “Los Viajes del Capitán Foucault” nos plantea que unos exploradores alienígenas, filósofos todos ellos, viajan a través del tiempo y del espacio buscando conocer otras formas de vida y aprender de ellas. Pero cuando llegan a nuestro tiempo se encuentran con el problema de que la humanidad, sumida en guerras, depredación ambiental y el extremo consumismo, parece no tener rumbo alguno.

Es así que deciden ayudarnos y enfrentan el mayor problema de todos ¿Cómo lo van a hacer? ¿Qué sistema de organización social es el mejor? ¿Hace falta realmente un sistema? Porque, claro, al creer todos que su filosofía es la mejor terminan en un gran debate donde cada uno debe exponer sus ideas y defenderlas ante el resto para convencerlos de qué es lo mejor para la humanidad. ¿Será el hedonismo? ¿será la comunión con la naturaleza?¿la anarquía tal vez?.

La cosa se complica aún un poco más cuando nos enteramos que uno de ellos puede no querer que se llegue a un consenso porque lo que más le apasiona es el hecho de debatir.

Serán entonces los jugadores los que se pondrán en la piel de cada uno de estos filósofos e intentarán influir secretamente en los demás para que elijan su ideología y así salvar a los humanos de la decadencia.

Entonces no sólo la ambientación es atrapante, sino que también lo es la mecánica que plantea, conocida como de deducción social. ¿Qué habrá venido primero? ¿Qué será la gallina y qué el huevo? Al respecto Alejandro me cuenta “Las dos cosas vinieron juntas. Hasta ahora me pasa eso con lo que vine diseñando. En un principio, mi idea era que los filósofos fueran por distintas épocas de la historia enfrentando crisis o momentos decisivos y modificándolos, cada uno con su idea. Luego me di cuenta que tenía mucho más sentido poner las cosas en una perspectiva originaria. La semilla. Los filósofos no quieren arreglar un conflicto, quieren arreglar todos los conflictos, la posibilidad de ellos a futuro. Eso da pie a la discusión filosófica de base, más intensa, no tan atada a una coyuntura particular.”


Y no es la primera vez que Alejandro se las ingenia para ofrecernos un juego distinto. En “Días de Radio” los participantes jugaban a narrar historias en conjunto, interpretando actores de los clásicos radioteatros a los cuales se le mezclaban todos los guiones y tenían que improvisar al aire. Ese juego era totalmente cooperativo y narrativo. Este nuevo tiene varias maneras para ganarlo, pero lo principal, así como en el anterior, es la experiencia de juego.

Y quizás esa manera de diseñar juegos tenga que ver con que Alejandro es escritor, poeta, pero también actor, estudiante de filosofía y principalmente alguien que disfruta mucho de jugar, no sólo juegos de mesa sino también videojuegos. A tal punto le encanta jugar que hasta se da el lujo de hablar de eso (y mucho más) en el podcast que viene realizando desde hace un tiempo “Parece una frase hecha, pero la radio tiene magia” dice en su sitio web.

No es complicado entonces imaginarse que haría una síntesis de todo lo que es en búsqueda de crear algo que lo represente lúdicamente, pero ¿Cuándo y cómo pasó? “Es difícil encontrar el punto de origen. Creo que es algo que se fue gestando en esas zonas donde no llega la luz directa, zonas profundas se podría decir. Sé que el punto de origen fue el deseo. Me encontré con ese deseo que apareció, pero no es raro en mí: cuando me entusiasma algo, tarde o temprano me surge la necesidad de crearlo. Juego desde siempre. A los 9 años me di cuenta que quería ser escritor, y ya jugaba. No dejé de hacer ninguna de las dos cosas a lo largo de mi vida. A veces también encontré el juego en otras situaciones, como el teatro o la música. Creo que la actitud lúdica es una manera de encarar la existencia, y como tal no se la puede escindir del resto del tiempo.”


Si bien el escribir puede ser algo que se produzca gracias a la inspiración, cualquier escritor sabe que los textos hay que dejarlos reposar luego de escribirlos y luego releerlos, modificarlos y volverlos a leer. ¿Con los juegos de mesa es igual? ¿Cuánto se testea un juego? ¿Cuándo se da por finalizado el proceso creativo? “Los Viajes del Capitán Foucault tuvo un testing similar a Días de Radio en cuanto a tiempos y trabajo. Mi proceso consiste en testearlo y después correr escenarios en la cabeza a partir de lo observado, tantear modificaciones, imaginar en qué afecta, ir desbrozando, luego aplicar las que se sostuvieron al prototipo y llevar esa versión al testing de nuevo. Y así hasta que sentís que el juego está. Te das cuenta cuando el juego está, y cuando no también. Por más que te gustaría tenerlo terminado algo te dice que no, algo te hace ruido. Cambió bastante desde la primera versión, y la que le acerqué a Sebastián era muy cercana a esta que ojalá pronto materialicemos”

Porque, claro, Los Viajes del Capitán Foucault está recorriendo el mismo camino que Oni para poder llegar al público: una campaña de micromecenazgo o financiamiento colectivo en la plataforma Idea.me. Al momento de escribir esta nota el proyecto está en un 68% a sólo 4 días de lanzada la campaña, lo que demuestra que el juego llama la atención. Los que quieran participar por sólo $150 pueden acceder a una copia del juego a precio de preventa.


¿Habrá sido parte del proceso creativo saber que podía terminar en esta modalidad de financiamiento? “La idea de hacer un mecenazgo colectivo surgió con el juego prácticamente cerrado, pero en realidad lo que afecta a cualquier juego de mesa de autor en Argentina va más allá de esta práctica: hay cosas que se hacen afuera que aquí serían imprácticas o poco viables, ya que la industria está creciendo. Una inversión grande que no rinde puede ser el fin de una editorial acá. Y lo mismo uno quiere generar diseños que sean accesibles, no bienes de lujo. Se hacen malabarismos cuando se edita, eso Sebas te lo puede decir muy bien, ya que se busca lograr una buena calidad sin transferir un costo elevado al jugador. Por suerte ahí entra la creatividad. Siempre hay una manera.”

La experiencia de Oni fue más que exitosa, llegando al 132% de lo que pedía para poder mejorar los materiales con los que contaba el juego. En el caso de “Los Viajes…” la idea es ver si se puede llegar a imprimir 1000 ejemplares.

Una de las cosas que destaca el juego es su parte gráfica, responsabilidad de Koziner, según me cuenta Alejandro “Esa locura hermosa es mérito de Sebas. Cuando le llevé la idea, los filósofos eran de una dimensión paralela, pero humanos o humanoides. Sebas me dijo, ¿y si fueran extraterrestres de otras especies? Y ahora no me puedo imaginar el juego de otra manera. Así de grosso fue ese aporte: se fundió con lo que ya estaba con una naturalidad increíble”


Y es que aparte no son simplemente alienígenas extraños sino que tiene una clara estética basada en Star Trek “Sí, Sebastián es fanático de Star Trek y me preguntó si no me molestaba que lo tirase para ese lado. La verdad, me gusta la libertad en la gente con la que me asocio. Siempre se puede corregir rumbo después, pero creo que las mejores cosas ocurren cuando el que labura con vos es libre y puede crear a gusto. Por eso es fundamental elegir bien el socio, para poder tener esa confianza. Con Sebas, cada pieza de arte nueva que me mostraba era una fiesta para mí.”


La pregunta es obvia, pero está en el aire desde que se escucha el nombre del juego por primera vez ¿por qué Foucault es el capitán y no Hegel o Kant? ¿Le habrá costado elegir a la tripulación de filósofos? ¿Habrá quedado alguno afuera? “Michel Foucault es sin dudas mi filósofo favorito. Por una pila de razones: porque se mete con el fenómeno del poder y lo da vuelta como nadie lo hizo. Porque cree en la filosofía como algo que toca la tierra, para nada abstracto, y a la vez super elaborado. Porque es un personaje. Hablo en presente porque para mí los creadores siempre están vivos. El pensamiento de Foucault es salvaje, disruptivo, filoso. Tiene riesgo Foucault, y eso me genera fascinación” contesta y en la respuesta se nota la pasión que le genera. “En cuanto a dejar afuera, dejé afuera más de lo que pude incluir. Habría puesto a Sartre, pero ya había mucho existencialismo en la nave, se me iban a bajonear” cuenta entretenido y acota “Y así con un montón de pensadores. Hannah Arendt, Vattimo, Deleuze, Rousseau, Parménides, Heráclito, Hobbes, Kant... Es interminable la lista. Me habría encantado poner a Slavoj Zizek, otro grosso. El tema es que es un juego: yo quería que cada filósofo tuviera un poder basado en su pensamiento, y que se notara esa conexión, que fuera absolutamente temática. Eso redujo mucho las opciones”


Sin dudas es un juego divertido y, así como Foucault, disruptivo para el mercado actual de juegos de mesa ¿Se habrá pensado en el público objetivo al diseñarlo? “No, a la hora de crear nunca pienso en el público destino, ya que ese concepto me parece una fabricación de nuestra época: el ser humano es diverso y único, imposible de categorizar o de predecir” me contesta y termina “Yo creo desde el deseo: lo que me entusiasma a mí, lo que me apasiona, eso es lo que busco materializar. Tengo fe en que es como en el teatro: si en escena sentís la emoción que querés transmitir, la transmitís.”