miércoles, 22 de julio de 2015

Killjoys, o la lucha de clases en el espacio profundo - El Gabinete del Dr. Morholt.



Hace ya un tiempo que la ciencia ficción está teniendo un renacimiento interesante en la pantalla chica estadounidense. Con experimentos transmedia como Defiance o remakes de grandes películas como 12 Monkeys. Lo importante para cualquier fan es que el género parece haber vuelto y tiene el potencial de llegar al gran nivel que en algún momento supimos disfrutar.

Y no es raro que vuelva de la mano de un canal como SyFy… bueno, un poco raro es. Porque fue este canal el que olvidó sus orígenes y durante casi una década se esforzó por darle lugar a cualquier producto que no fuese exactamente de ciencia ficción (salvo por las incontables repeticiones de series clásicas como Star Trek o Stargate).

Fue así como tuvimos que soportar espantosas series de zombies, espantosas películas de zombies y productos de tan bajo presupuesto que sólo era divertido verlos para reírse de ellos. Sí, el canal SyFy vivía del consumo irónico de sus productos.


Pero todo parece haber cambiado ahora gracias a la decisión de los directivos del canal de darle lugar a series como Dark Matter de la que hablé hace unas semanas, The Expanse (todavía no estrenada, pero que tiene una producción importantísima detrás) y Killjoys, la serie creada por Michelle Lovretta y que ya tiene emitidos 5 capítulos.

Y es que después de 5 temporadas de una serie éxito como Lost Girl debe haber sido muy simple para los ejecutivos del canal aceptar este nuevo producto de esta guionista y productora.

Pero también debe haber sido fácil porque es un producto simple de vender porque logra algo clásico de la ciencia ficción: mostrar problemas actuales en emplazamientos alejados en el tiempo y el espacio para poder presentarlos al público sin que les choque tanto, matizados con aventura, acción y, muchas veces, humor.

Porque lo principal de Killjoys es que tiene un trasfondo interesantísimo, pero que lo van contando de a poco, para que el espectador vaya adentrándose despacio en la sociedad y el universo imaginario, a través de los ojos de los protagonistas.

Protagonistas que son caza recompensas, que muchas veces matan por dinero y que tienen pasados oscuros que iremos conociendo con el correr de los capítulos.

Y el universo en el que están estos protagonistas está emplazado en Quad, un sistema de 4 cuerpos celestes (un planeta enano y tres lunas) que es parte de un sistema solar que a la vez pertenece a un grupo masivo de estrellas conocido como “La J”.

Qresh, el planeta enano, fue en su momento el único que podía albergar vida, pero al consumir sus recursos de forma despiadada sus habitantes tuvieron que emigrar en distintos momentos a las lunas Arkyn , Westerly y Leith.

El problema con Quad es que una corporación, conocida como “La Compañía”, fue la encargada de las exploraciones a las distintas lunas y que a esa corporación la manejan las 9 familias que lideran el sistema de castas que tiene la sociedad en Qresh.

Obviamente las lunas no fueron exploradas para generar nuevos asentamientos humanos, sino como fuentes de recursos o basureros del planeta principal.

Es así que primero intentaron colonizar la pequeña Arkyn, pero las cosas fueron tan espantosamente mal que hoy día nadie pisa esa luna y sólo se conocen viejas leyendas de lo que ocurrió realmente.
Luego pisaron Westerly que fue durante mucho tiempo un acampe minero de donde se recolectaban los materiales necesarios para que la vida en Qresh sea mejor… obviamente para quien pertenecía a las castas dominantes.

Es así que la luna terminó quedándose con lo peor de la sociedad de Quad, no sólo porque ahí estaban las clases trabajadoras, sino por  la fuerte militarización que se necesitaba para mantenerlos bajo el control de La Compañía.

Pero la vida siguió creciendo en Qresh, los humanos seguían necesitando de más espacio y fue así como terminaron colonizando Leith, la más cercana de las lunas, específicamente para darles hogar a los parientes más lejanos de las 9 familias o los que tienen los contactos suficientes como para no caer en el basurero que es Westerly.

En Leith, a diferencia de Westerly que sólo tiene fábricas e industrias, hay campos, granjas y grandes plantaciones que se encargan de generar las materias primas que Quad necesita.

Por lo que para cualquier habitante de Westerly, vivir en Leith es el sueño al que más aspira. Así como para cualquier habitante de Leith su sueño es vivir en Qresh.

En el medio de este sistema social totalmente cerrado es que existe la RAC (por las siglas en inglés de Recovery and Apprehension Coalition o la Coalición de Recuperación y Aprensión en castellano) que es una organización independiente que licencia, mantiene en orden y educa a los Killjoys. Estos caza recompensas que trabajan para quien sea que emita una “orden”, sea esta de recuperación de algún objeto o persona o directamente de asesinato.

Los protagonistas de esta serie son Killjoys, pero no sólo eso sino de los que transitan los barrios más bajos de la más baja sociedad de Westerly.

La simple pertenencia a la RAC les da el estatus para sobresalir en la miseria y decadencia que los rodea. Nadie se mete con un Killjoy porque todo el mundo sabe que trabajan bajo órdenes específicas de una organización que tiene sus ramificaciones a lo largo de la galaxia.

Es así que en la serie nos encontramos con Dutch y Johnny, una Killjoy de nivel 5 (de las que puede ejecutar órdenes de asesinato) y su compañero nivel 3 que trabajan juntos hace 6 años pero no parecen saber mucho de sus pasados. Dutch está interpretada por Hannah John-Kamen y Johnny por uno de los gemelos Ashmore (no Shawn, el que hizo de Iceman en las películas de X-Men sino Aaron, el Jimmy Olsen de Smallville).

A tal punto no saben mutuamente de sus pasados que en el primer capítulo nos encontramos con D´avin (interpretado por Luke Macfarlane) que termina siendo el hermano de Johnny al que no ve hace años desde que se fue a la guerra.

Y así como D´avin tiene un secreto que lo persigue, fruto seguramente de sus años en el frente de batalla, ya en el primer capítulo podemos ver que Dutch no es simplemente una Killjoy porque es la única manera que encontró para sobrevivir en este espantoso entretejido social, sino que tiene una historia detrás que veremos desarrollarse con el correr de los capítulos.

La serie tiene naves espaciales, acción, unas interesantes coreografías de pelea a cargo de la protagonista y dosis de humor bien puestas, lo que, sumado a que es ciencia ficción y no una de zombies o una historia con adolescentes llorones, tiene todas las de ganar.

Puede que a algunos le parezca que todo el trasfondo que les conté no aparezca en los primeros capítulos, pero avanzados los episodios se ve claramente que hay mucho más de crítica social que lo que se ve por arriba y que la historia se complejiza.

Si bien la diferencia actoral entre Ashmore y sus co-protagonistas es abismal, para el quinto capítulo se puede ver que la actuación de John-Kamen no es tan mala (o quizás uno termina acostumbrándose). La producción está lo suficientemente cuidada para que las imágenes generadas por computadora se fusionen de manera perfecta a los efectos prácticos que tiene la serie y la fotografía, dirección y montaje se juegan a ser mucho más que simples puestas de cámara convencionales.

Killjoys puede no ser una revolución en la televisión, pero es ciencia ficción de la entretenida, de esa que, gracias a los Vorlon (sea como sea que tu raza los vea), está volviendo a la pantalla chica.