miércoles, 13 de mayo de 2015

Wayward Pines, la vuelta del gran narrador - El Gabinete del Dr. Morholt.



Ante de empezar con la reseña del primer capítulo de la miniserie “Wayward Pines” tengo que aclarar algo para que, en caso de que piensen de forma totalmente contraria, puedan obviar esta columna y ocupen su tiempo en otra cosa más constructiva:

SOY UN GRAN DEFENSOR DEL TRABAJO DE M. NIGHT SHYAMALAN
Listo, ya lo saben. Así que si no quieren, no sigan leyendo porque se van a encontrar con muchos halagos, justificaciones, más halagos, elogios, complacencias, muchos más halagos y hasta adulaciones a obras que muchos creen malas.


Y es que cuando me enteré de que Shyamalan iba a hacer pie en la pantalla chica no pude más que emocionarme pensando en que iba a tener, al menos, una decena de capítulos para explayarse en lo que quiera contar y que no va a estar limitado por las 2 horas de una película.

Porque este director indio tiene ya 10 películas, con la onceava a punto de estrenarse este año, habiendo empezado su carrera en el año 1992. Es decir que si hiciéramos un promedio hubiésemos tenido una película de Shyamalan cada 2 años y unos meses.

Pero ese cálculo es mentiroso, porque la primera película que dirigió sólo se pudo ver en festivales y su verdadero primer estreno comercial fue en 1998. O sea que en realidad al día de la fecha pudimos disfrutar de una película suya cada año y medio.

¿Realmente creen haber visto una película de Shyamalan cada 1 año y medio? No, definitivamente no. No porque los promedios mientan (que sí lo hacen, pero es otro tema) sino porque la mayoría de los espectadores recuerda haber tenido una sobredosis de este director indio entre 1999 y 2002, cuando estrenaron las tres películas que lo hicieron famoso y “una gran promesa” para la industria.

¿Quién no recuerda “The Sixth Sense” como una de las mejores historias de fantasmas? ¡Si hasta el día de hoy se sigue usando la frase “veo gente muerta” en la cultura popular!

¿Y quién no recuerda la maravillosa película de superhéroes, mucho antes de que estuvieran de moda y cuando eran mala palabra para la industria, protagonizada nada más ni nada menos que por Bruce “El Duro” Willis? O sea, tuvimos en el año 2000 a Bruce Willis haciendo de superhéroe y fue gracias a Shyamalan… ¿cómo no amarlo?

Y por supuesto después nos deleitó con una invasión alienígena mostrándola de una manera que nadie la había mostrado antes en “Signs” y el público (y por consiguiente la taquilla) empezaron a tener en cuenta a este “gran director”.

Obviamente tenía (y todavía los tiene) a sus detractores que se quedaban solamente en la manera en que se construían sus guiones, con esos finales sorpresa. Sí, esos que no entendían (y todavía no entienden) que el cine es un viaje en el cual no importa solamente el punto de llegada, sino el recorrido completo.

Disfrutar de los silencios, de las puestas de cámara que mezclan lo clásico con lo jugado, de los personajes profundos y las buenas actuaciones (incluidas las de los actores más jóvenes), también son parte del cine de Shyamalan.

Quizás sea por eso que “The Village” su siguiente película no haya tenido la respuesta de los medios que sí le dieron los espectadores. Porque hay que dejar en claro algo: salvo “The Last Airbender” de 2010, ninguna película de Shyamalan dio pérdidas o recaudó menos que tres veces su presupuesto. 

Entonces hay que preguntarse ¿Qué es lo que realmente esperaban los estudios y los críticos?
Porque si hay algo que define el cine de este director es que le gusta crear momentos, situaciones, espacios en los que podemos ser testigos de emociones internas, pequeños movimientos de ojos, ademanes o respiraciones que hacen que sus personajes sean mucho más creíbles que los que sufren de las grandes explosiones o escenas de acción que nos plantean directores como Michael Bay o J.J. Abrams.

Y otra cosa que lo caracteriza es que escribe todas sus películas o las adapta a la pantalla en el caso de recibir una historia original, como en su última película “After Earth” escrita por Will Smith.

Esta manera de contar sus historias, que dista bastante del título de “gran promesa de Hollywood”, la mantiene inclusive en esta última de 2013 que también protagonizar el mismo Smith, junto a su hijo Jaden. En esta película Shyamalan se anima a filmar muchas escenas de acción y utilizar mucho el CGI, pero según el mismo Smith fue un auténtico fracaso, cosa que, yo al menos, no creo que lo sea a nivel artístico porque me parece una muy linda historia de la relación padre e hijo.

Y es que las historias de Shyamalan siempre son pequeñas, en donde a pesar de mostrarnos el gran panorama, en realidad se centran en lo íntimo de los protagonistas.

Es así como la preciosa y fabulosa (por fábula) “Lady in the Water” que nos cuenta la llegada de seres mágicos a nuestra tierra, en realidad haga foco en la culpa y tristeza contenida que dirige la vida del personaje de Paul Giamatti (y quien no la entienda de esa manera, que la vea de nuevo porque se pierde de una gran, gran maravillosa historia).

Y ese involucramiento en todo el proceso de contarnos algo se nota y hace que su cine sea un cine personal, un cine que se puede reconocer de lejos por tener características propias. Y eso hace que cuando el primer capítulo de “Wayward Pines” se pre-estrenó el público se diera cuenta quién estaba detrás.

Así como David Fincher se puso al hombro de su “House of Cards”  no sólo produciéndola sino dirigiendo el primer capítulo, Shyamalan hace lo propio con esta nueva miniserie producida por la Fox y coproducida por su Blinding Edge Pictures.

Todo lo que se muestra en cámara y el cómo se muestra en “Where Paradise Is Home” (nombre del primer capítulo) es una clásica historia contada por el director indio. La actuación de Matt Dillon, Carla Gugino, Terrence Howard y Juliette Lewis responden a los parámetros que cualquier espectador de alguna otra obra de Shyamalan puede reconocer y disfrutar.

Y si bien el director sólo va a dirigir este primer capítulo seguramente su influencia como productor quedará marcada para los siguientes 9 que, entre otros, tendrán la dirección del gran Nimrod Antal.
Pero ¿de qué se trata “Wayward Pines”?

Sin contar mucho, porque como buen thriller de misterio lo importante es verlo, primero hay que decir que está basada en una serie de libros del autor Blake Crouch llamados “Pines”, “Wayward” y “The Last Town” (del 2012, 2013 y 2014, respectivamente), que cuentan la historia del agente de inteligencia  Ethan Burke (Dillon) que investigando la desaparición de otros agentes tiene un accidente de auto y termina en este pueblo llamado “Wayward Pines” donde nada es lo que parece ser.

Cualquiera que haya visto “The Village” (del  2004) sentirá la opresión de no entender qué es lo que nos llama la atención, qué es eso que flota en el aire y que no nos cierra y nos produce incertidumbre en un pueblo supuestamente normal.

Los que no vieron el capítulo y sólo leyeron la gacetilla de prensa (de esos que abunda en internet) podrán decir que la historia tiene un aire “Twin Peaks”.

Los que realmente vimos el capítulo podemos ver ciertos puntos de contacto con la impresionante “The Prisoner”.

Pero lo que es seguro es que es una miniserie interesantísima para empezar a ver a partir de mañana, cuando se estrena oficialmente en toda Latinoamérica al mismo tiempo que en Estados Unidos.

Sólo tenemos que sentarnos frente al televisor de la misma manera que cuando eramos chicos y esperábamos que nos cuenten una historia antes de irnos a dormir. Preparados para ser maravillados por este gran narrador.