miércoles, 22 de abril de 2015

¿Superheroes en todos lados? ¿Dónde? - El Gabinete del Dr. Morholt.


Esta vez, querido lector, voy a hacer algo diferente. No voy a reseñar una serie, ni un juego de mesa, ni una película… menos un libro o una historieta. Hoy voy a reseñar el extraño espacio-tiempo en el que habitamos.

Y te incluyo, estimado, porque si estás leyendo estas (no tan) pocas líneas estás viviendo lo mismo que yo y, quizás, estés sufriendo por igual.

Es que ciertamente estamos viviendo un momento muy especial que ningún nerdo imaginó jamás ni en sus más húmedas fantasías.

Ya he hablado en algún momento de cómo esto se refleja en la pantalla chica, pero hoy voy a hablar un poco de cómo lo estamos viviendo afuera… o sea los de carne y hueso, no los personajes de alguna ficción, sino nosotros, los habitantes de Earth Prime como dicen en DC.


Y es que ¿qué clase de hechizo nos tiene atrapados para no sorprendernos como los que presenciaron la mítica proyección de los hermanos Lumiere, cuando vemos en la calle una enorme publicidad protagonizada por Hawkeye?

O sea, en serio… intentemos parar un poco el carro. Bajemos no una, sino tres velocidades y pensemos en esto: Una publicidad enorme en la calle de Buenos Aires (y supongo que en casi todas las grandes ciudades del mundo) que tiene de protagonista a Clint Barton. Sí, esa mala copia de Green Arrow que nunca le llegó a los talones a “Oliverio Reina” (gracias Novaro por tan grandes traducciones) y que a pesar de que hasta tuviera un equipo propio como los Thunderbolts nunca dejó de ser un personaje de cuarta (quizás quinta) categoría.

Es más, si no fuese por Robert Downey Jr. y su magnífica representación de Tony Stark, Iron Man nunca hubiese tenido el renacimiento que tuvo, porque seamos sinceros, Iron Man estaba al nivel de Hawkeye en las historietas y nunca se habían hecho más de dos historias buenas con ese personaje en sus 45 años hasta que se estrenó su primer película. Sin embargo ahora todo el mundo sabe quién es Pepper Potts y no sólo eso… sino que en la pantalla grande la representa nada más ni nada menos que una actriz de renombre como Gwyneth Paltrow.


Muchos podrán decir “claro, es que detrás de Marvel está Disney que es un pulpo muy fuerte” como también escribí hace unos meses  mostrando cómo esta Corporación Multinacional se adueña de nuestro cerebro cada día un poquito más (y sabiendo que aparte son los responsables de Star Wars… ¡uff! 2015 va a ser apoteósico para cualquier nerdo).

Pero recordemos que DC también tiene lo suyo, en los dos tamaños de pantalla (digo, se viene una película de Superman y Batman, o sea…), pero me voy a enfocar por ahora sólo en la chica.

Y es que, sí, nunca desde su creación en 1956 el personaje The Flash tuvo tanta repercusión en el mundo de la TV como lo está teniendo ahora. Porque hasta cuando era parte de los “Superfriends” (1973) fue un personaje de relleno y Aquaman (que sólo se comunicaba telepáticamente con los peces) era parte del equipo principal. Recién en 1978, en “Challenge Of The Superfriends” se hizo parte del equipo principal junto con personajes como Green Lantern, Hawkman y los inventados especialmente para el show Black Vulcan, Apache Chief y Samurai.

Y ni empecemos a hablar de la versión televisiva de Oliver Queen, que no sólo va por su tercera temporada sino que aparte ya está confirmada una cuarta.


Para seguir sumando datos ya está confirmada una nueva serie del universo televisivo de DC que tendrá de protagonistas a Atom, Black Cannary, Firestorm y Captain Cold. Y por si esto fuera poco ya está confirmada también la serie de Supergirl.

De nuevo te pido encarecidamente estimado lector que frenes un momento. Que te tomes dos segundos de tu ajetreada jornada en la que te tomás unos minutos para leer estas líneas y respires con los ojos cerrados dos veces. Inspirá… expirá… inspirá… expirá.

Ahora leé de nuevo: en este momento hay dos series con personajes del Universo DC con más de 3 millones de espectadores cada una sólo en Estados Unidos y hay confirmadas dos más para el año que viene y todas son con personajes secundarios y no de la Santísima Trinidad de DC (o sea Supes, Bats y Wondie).

¿Hace falta leerlo de nuevo para creerlo? Dale, si necesitás hacerlo, te espero.


A todo esto le tenemos que sumar que Marvel también hizo pie en la pantalla chica y a pesar de que a muchos no les guste “Agents Of S.H.I.E.L.D.” va por su segunda temporada, “Agent Carter” tiene hasta mejores números de ratings que Arrow y gracias a la alianza con la distribuidora de contenidos Netflix pudimos disfrutar de una hermosa “Daredevil” .

¿Hace falta hablar de “Powers” , la serie basada en el maravilloso comic de Brian Michael Bendis y Michael Avon Oeming que seguramente nadie leyó porque salió por Image con tiradas mínimas? No, mejor no.

Estamos en un momento increíble hay que reconocerlo, estamos en un momento “súper”, pero… ¿en serio lo estamos? ¿Qué tan “super” es este momento?

Dejando de lado ese asombro que no podemos (ni DEBEMOS) perder, me atrevo a preguntar ¿Qué clase de superhéroes nos están mostrando?

Y la pregunta me la hago luego de haber visto el tráiler de “Batman v Superman: Dawn of Justice” y fue la misma que me hice cuando terminé de ver (extasiado) los 13 capítulos de la primera temporada de Daredevil.


Porque si hay algo que no veo, salvo quizás un poco en “The Flash”, es que los superhéroes tengan ese brillo, esa luz, esa heroicidad, esa inocencia, esa fantasía, ese ambiente esperanzador, eso que siempre hizo a los comics ser lo que son, cultura popular de entretenimiento.

Porque todos sabemos que “Born Again” es la obra cúlmine de Daredevil, y sabemos que Miller le da esa cuota de “violencia y realismo” que, quizás, el personaje necesitaba, pero también sabemos que Daredevil nunca dejó de “ver” gracias a un poder especial, saltar y hacer unas acrobacias de maneras inhumanas porque “tuvo un accidente con residuos radioactivos”.

Y si bien el Daredevil de Netflix es hermoso, le falta lo fantástico, lo increíble. Porque nos hacen entrar en un universo donde “el chabón hace parkour” entonces es justificable y creíble que pegue los saltos que pega.

O peor, que tiene los sentidos agudizados y su “don” lo hace ver “como si todo estuviese prendido fuego”. Es decir, inclusive en lo único fantástico que nos ofrece la serie hay una cuota de oscuridad, de dolor, clásica de estos “héroes no tan súper” que nos están mostrando.

De la misma manera Batman, el más súper de todos los superhéroes de DC (principalmente porque, siendo un “simple” humano, es el personaje más increíble de todos) siempre fue el mejor detective, el mejor luchador y el que, gracias a su sentido de justicia, puede tener las más inhumanas aventuras… ¡y nunca nos quejamos por eso!

Pero en las aclamadas películas de Christopher Nolan lo rebajan al nivel de un simple humano con entrenamiento marcial y mucha, mucha guita.

¿Desde cuándo lo “fantástico” es menos creíble (y por lo tanto reemplazado) por “lo oriental”? ¿desde cuándo que una enseñanza venga del lejano oriente es justificativo para que una persona pueda aguantar paliza tras paliza y, en el peor de los casos, que le curen una quebradura de médula espinal en dos días?

Para irnos a otros ejemplos:

¿Por qué Thor tiene que ser un alienígena y no el verdadero Dios del Trueno?


¿Por qué el Atom que nos muestran en la televisión es una copia barata de Iron Man (con una armadura chota) y no un científico que logra poner en su cinturón un dispositivo que contiene la energía de una estrella enana blanca y por eso puede reducir su tamaño?

¿Por qué todos los que tienen poderes en Agents of S.H.I.E.L.D. son descendientes de una raza alienígena o híbridos de esta?

¿Por qué Superman tiene un traje y vive en un mundo tan oscuro donde la gente muere de a miles?

¿Dónde quedó la alegoría de que los Superheroes (y en especial Superman) son representaciones arquetípicas que nos dan esperanza en este mundo feo y espantoso en el que en realidad vivimos (nuestra amada Earth Prime)?

Como escribí antes la excepción a muchas de estas preguntas es “The Flash”, donde se hace especial hincapié en que él es “lo imposible” y donde gracias a un experimento fallido que emitió toda clase de energías (incluido el elemento-x, lo que usan los New Gods como fuente de energía) los meta-humanos aparecen en pantalla.

Así y todo Flash tiene un traje que es más parecido a la armadura de Daredevil que al spandex que usa en las historietas.

¿Por qué?


Quizás porque como ya le contestó Cyclops a Wolverine en la primera película de X-Men (allá por el 2000) cuando éste le preguntó si salían normalmente en esos uniformes negros de cuero: “Bueno ¿qué querés? ¿Spandex amarillo?”.

Y con ese meta-diálogo con el espectador, el director Bryan Singer nos demostraba que nadie podría creer en el “Spandex Amarillo”, pero sí en el “Cuero Negro”… ¡en un diálogo entre un tipo que tiene el esqueleto de metal y otro que cada vez que abre los ojos tira un rayo de energía rojo!

Pero claro… el spandex amarillo, así como el spandex rojo para Flash, son límites que no podemos cruzar.

De la misma manera que no podemos aceptar que exista un ser que desafíe la gravedad, sea invulnerable y tire rayos de los ojos, y la gente no lo crea un enemigo público, pero sí podemos aceptar que un multimillonario que se entrenó en cientos de artes marciales, y que se moviliza con un tanque por las calles de su ciudad, lo vaya a enfrentar.

¿Desde cuándo entonces la fantasía tiene que ser dada al público en cuenta gotas? ¿Desde cuándo una serie como Daredevil es “un policial negro con toques superheroicos” como la denominaron los medios de comunicación y no “una historia de superhéroes”?


¿Desde cuándo tienen que ser para “adultos” con “temática seria” los productos audiovisuales basados en un formato que cada vez que lo leemos nos hace volver a cuando teníamos 8 años y nos asombrábamos al ver una capa roja surcando los cielos de una irreal Metropolis?

Realmente no tengo respuestas a la mayoría de estas preguntas, pero tampoco el hacérmelas hace que disfrute menos de este gran momento que, como buen nerdo que soy, jamás me imaginé y siempre soñé.

Pero creo que hace falta hacérselas.

Principalmente para que las futuras generaciones no crean que esto que nos muestran ahora son los superhéroes. Sino que lo “super” de los superhéroes es otra cosa. Algo más brillante, más luminoso, con más color, con más esperanza, con más aventura, con más fantasía.


Porque empezar el camino de la fantasía con “Watchmen” es empezar por el lugar equivocado. Porque si no leíste nada de la JLA o de los Avengers clásicos, no vas a entender la verdadera profundidad y lo revolucionario de la obra de Moore.

Porque creer que las historias de Daredevil son todas como “Born Again”, es no darle la verdadera importancia que tiene la obra de Miller.

Pero principalmente porque te vas a perder de lo mejor que tiene el género. Esa capacidad de asombrarte y abrirte la cabeza a lo inesperado, a lo imposible, a lo fantástico.