jueves, 2 de octubre de 2014

Pulp Fiction – 20 años - La Columna de Logan.



Hubo veces en las que Tierra Freak ha llegado primero y en exclusiva, otras apenas “a tiempo”, y hay veces en las que llega una semana tarde, como es el caso de la reseña de hoy. Tuve intenciones de presentar este artículo la semana pasada, pero los tiempos televisivos y el calendario de estrenos determinó que saliera una review sobre el piloto de Gotham. No por esto me iba a negar el placer de rememorar aquel polémico film de 1994 que fue presentado en un otrora osado festival de Cannes, y cuyo director terminó llevándose la Palma de Oro, otorgada por un jurado presidido por el mismísimo Clint Eastwood, incendiando el auditorio y provocando el malestar de gran parte de los presentes, mismos que desaprobaban el fallo. El casi debutante Quentin Tarantino, entonces, no tuvo mejor idea que recibir el premio con una peineta en la cabeza, en parte para burlarse un poco de aquellos retrógrados afrancesados que se la daban de críticos, y en parte para dejar sentado que no tenía miedo al ridículo y se pasaba lo protocolar por el upite. Así que, queridos lectores, prepárense para degustar una de mis reseñas más personales sobre una de las películas más importantes del cine, que desde mi perspectiva no ha perdido un ápice de actualidad y frescura aún con dos décadas encima. Espero que la disfruten, y al que tiene algún problema con leer artículos sobre películas clásicas, puedo llamar sin ningún problema dos negros cocainómanos con un par de tenazas y un soplete para que le fundan el orto al estilo medieval, ¿estamos?


Best Movie Evah

No me caen simpáticos aquellos directores de cine, productores o periodistas dedicados íntegramente al medio que no tienen una respuesta pensada y armada ante la trillada pregunta de “¿Cuál es su película favorita?”. Me resulta imposible que no se hayan puesto a pensar en este tema en esos términos tan extremos, porque en mayor o menor medida todos lo hacemos, y si lo hicieron y no quieren revelar la respuesta por no comprometerse con una producción o no querer quedar pegado a un tipo de cine determinado, me parece una falta de huevos terrible. Una mariconada de dimensiones interestelares. Por supuesto, la situación contraria me genera una empatía enorme, aún cuando no coincida con el film elegido. Pero cuando estos realizadores o periodistas responden casi automáticamente, sin pensarlo, y luego fundamentan su respuesta con pasión y uno logra ver cómo le brillan los ojos en el entusiasmo que ponen al hablar de esa obra que los conmovió hasta los huesos y se transformó en un eje de sus vidas, me da ganas de traspasar la pantalla, abrazarlos y salir a tomar unas birras con ellos. Me hermana con estas personas ese tipo de reacciones. 

No soy director de cine, ni guionista, ni productor, ni siquiera soy periodista, pero tengo una respuesta para esa pregunta, y es Pulp Fiction. Pulp Fiction es mi película favorita de todos los tiempos, señores, y punto. ¿Y cómo es que un tipo que consume entre 5 y 8 películas por semana, discute y debate sobre cine todo el tiempo con amigos, conocidos y colegas del trabajo, lee libros, ensayos y revistas especializadas en el medio, y encima escribe –y hay algunos descerebrados que para colmo me pagan- sobre el tema, elije un film como este? Bueno, estoy profundamente convencido que Pulp Fiction contiene todos los elementos que amo del cine, y los incluye en una combinación deliciosa, descollando originalidad ya desde su póster promocional, y transpirando incorrección política a mansalva por cada poro de metraje de cinta, naturalizando la violencia de forma tal que se transforma en una cultura de masas, logrando todo esto sin dudas gracias a la columna vertebral del proyecto, el guión concebido por Roger Avary y el propio Tarantino, y a su correspondiente traslación en imágenes, otorgándonos la amalgama perfecta entre el cine independiente y el blockbuster.

Esa preciosa carrera lisérgica compuesta por tres historias embutidas en balaceras, sangre y heroína y enmarcadas por un prólogo y un epílogo que transcurren en una apacible cafetería cuentan, como lo mencioné más arriba, con todo lo que necesita una buena película para trascender y transformarse en un clásico: un atractivo guión original, un casting inolvidable que cuente con actores consagrados pero también con novatos que la descosan y con alguna sorpresa, una dirección ejemplar, una edición acorde a lo que dicta la historia, una puesta en escena que sume en positivo y no la ensucia con, por ejemplo, malos FX’s, una buena dosis de violencia pero también algo de thriller, algo de drama y algo de romance, una banda de sonido que sorprenda y te movilice por dentro y, finalmente, frases y diálogos épicos que te queden grabados en el inconsciente y se terminen transformando, por peso propio, en parte de la cultura popular. Por supuesto, este es mí parámetro para cuantificar la grositud de cada producción que veo y analizo, y dado este marco es muy difícil encontrar otra película que supere a Pulp Fiction -ni siquiera dentro de la producción del propio Tarantino-, pero obviamente he tenido, con el correr de los años, films que se han acercado temerosamente a disputarle el puesto. La que más posibilidades tuvo en su momento fue Fight Club (1999), la colosal producción de otro genio de la vida, David Fincher, que cuenta con un bonus extra que bien podría estar dentro de mis “máximas” para alcanzar el TOP #1: tiene una significativa bajada de línea político-social del orden Wake-Up-Matrix-RATM, pero en contraposición a ese gran valor agregado, el guión no es original (adapta la novela homónima de Chuck Palahniuk de 1996) y la banda de sonido, que es buena, palidece contra la del film reseñado en este artículo. 


Igual, estoy seguro muchos opinarán que es un cliché elegir este film como el que rankea primero en las preferencias de uno... lo bueno de tener tan claro cuáles son mis paradigmas para medir la calidad de una producción cinematográfica y de estar absolutamente convencido de que este film cumple con todos con creces es que generalmente este tipo de reacciones o respuestas a lo sumo me generan una risotada. Primero, no entiendo que tendría de malo que la elección fuera “un cliché”, en tanto y en cuanto el mismo cumpla con las pautas estipuladas, y segundo… jamás me he encontrado con otra persona que coincidiera en la elección de este film. Muchos, decenas de conocidos/amigos sin duda alguna posicionan a Pulp Fiction como una de las mejores películas que han visto, pero una vez forzados a participar del juego de “comprate un par de testículos y elegí tu película favorita”, ninguno dejó el 2do largometraje comercial de Tarantino escalar la punta. Entonces, de cliché, nada, amigo. Gracias.

Royale with cheese

Acá me dice el site manager/editor que procure que este artículo no sea un soliloquio sobre mi “habilidad” (?) para seleccionar buenos films, que no me olvide que el objetivo final era homenajear cierta película que cumplió 20 años la semana pasada. Dale, fiera, ahí la seguimos.
Esta obra maestra que significó la resurrección de un Travolta que no brillaba desde Grease (1978), elevó al mismísimo cielo a una de las actrices más sexys de la industria norteamericana, musa privada y particular del director que años después tendría la oportunidad de protagonizar su propia saga de venganza bajo su puño, por supuesto me estoy refiriendo a la bellísima Uma Thurman, y no conforme con ello glorificó a Samuel L. Jackson y Bruce Willis, este último que encima tuvo el gesto de trabajar por chauchas y palitos. El fallecido crítico de cine Roger Elbert, el primero que obtuvo un premio Pulitzer en su género, comparó a Pulp Fiction con Citizen Kane (1941), el film más celebrado y recordado de Orson Welles, por "la estructura no lineal que hace que nunca sepas qué escena  viene después", seguramente sin notar que en el primero se pronuncia la palabra “fuck” 265 veces. Pero si vamos a hablar de particularidades de esta cinta, quizás la más llamativa de todas sea aquella que señala que la cita de la Biblia de Ezequiel 25:17, tal y como la recita Jules Winnfield, no existe. No, queridos lectores, hay un fragmento de la misma que es correcto (que lamentablemente no coincide con el que es recuperado en la lápida del personaje Nick Fury en el film Captain America: The Winter Soldier [2014], también caracterizado por Samuel L. Jackson y que sirve como guiño-homenaje-reconocimiento a la grandeza de la producción que hoy estamos celebrando en Tierra Freak), pero hay ciertas partes que difieren bastante, y cambian el sentido de la misma. 

Los autos también tienen su historia detrás de escena en Pulp Fiction, como por ejemplo el Chevelle Malibu convertible 1964 de Vincent Vega que en realidad pertenecía a Tarantino y que tristemente fue hurtado durante el rodaje, o el Honda Civic que conduce Butch (el personaje de Bruce Willis), al cual el director le sacó más que provecho, ya que es el mismo auto que Pam Grier conduce en la película Jackie Brown (1997), además de aparecer en la escena del estacionamiento de Kill Bill: Vol. 2 (2004). Y si bien el mismísimo Robert Redford podría haber actuado en el film, otros actores se adueñaron de su papel casi desde el minuto cero, como Jackson, que según declaraciones del productor Richard Glastein para la revista Vanity Fair, cuando adicionó por 2da vez para su papel “llegó con una hamburguesa y unas papas fritas, elementos clave de una de las escenas medulares de la cinta, y procedió a consumir el plato de forma tan amenazadora que creí que iba a dispararme justo en la cabeza". O el personaje de Harvey Keitel, The Wolf, escrito por Tarantino con este actor en mente, a quien ya conocía porque habían trabajado juntos en, por supuesto, Reservoir Dogs (1992). Dicho esto, evidentemente el enamoramiento y la obsesión de Quentin por la blonda Thurman data de estos años, dado que el papel de Mia Wallace también lo había escrito con ella en la cabeza… Lo malo de esto fue que Uma rechazó el papel en un principio, y para convencerla, Tarantino tuvo que leerle el guión por teléfono hasta lograr que aceptara. Y ya que menciono a este personaje, la toma de Vincent inyectando a Mia en realidad se filmó al revés, con Travolta sacando la jeringa de su pecho para luego proyectar esta toma de atrás hacia adelante, algo muy Old School, ¿no? 

Y si bien este film no tiene una bajada de línea socio-política, sí tiene una moraleja: cada vez que Vincent Vega, el personaje caracterizado por John Travolta, va al baño… cosas malas suceden en su ausencia.

Foot Massage

Para un gran sector de la crítica especializada de cine, Pulp Fiction constituye por sí misma un nuevo género del séptimo arte, no solo por el guión y su interpretación en la dirección en manos de Tarantino sino también por la concepción y el diseño de los personajes (lo que incluye esos diálogos “a lo Tarantino” que al parecer es lo único que el grueso de la gente rescata cuando se menciona la trayectoria de este director), pero también por la desacralización de la violencia, convertida en poco menos que un objeto de consumo, sumado a la incorporación de la cultura pop en prácticamente todos los fotogramas de la misma. Los detalles en los escenarios, los diálogos e inclusive la música guardan alguna relación con elementos populares en los que el espectador siempre acaba reconociéndose, creando un magnetismo único y fascinante que termina reforzando este collage de cine negro, thriller de acción y humor. Y esto es digno de destacar porque proviene de la cabeza de un director que se reconoce como un ferviente admirador del cine alternativo, y sus orígenes como espectador y sus obsesiones como realizador años después certificaron estos datos. Se podrán decir mil cosas sobre Tarantino, pero quien pudo conocerlo en persona y tuvo oportunidad de entablar diálogos prolongados con él lo primero que rescata del kía es que es un enfermizo fan del cine, pero sobre todo de aquellas producciones de bajo costo que ahondan en géneros anti-populares y que huyen a las taquillas exitosas. Un Freak del cine, dirían algunos, y por eso, un amigo de la casa. Uno más, como ustedes, a quienes espero volver a encontrar la semana que viene aquí, en Tierra Freak