miércoles, 27 de agosto de 2014

Frikiloquio, la venganza de los Nerds - El Gabinete del Dr. Morholt.



Hace casi 21 años se emitía el tercer capítulo de la quinta temporada de “Los Simpson”, escrito por Conan O´Brien, titulado en América Latina “Homero va a la universidad”, donde el padre de la familia más famosa de la televisión yanki tenía que lograr recibirse de la Universidad para seguir manteniendo su trabajo en la planta nuclear de Springfield. Para lograrlo tenía que recurrir a la ayuda de un grupo de nerds. Esos mismos nerds que siempre fueron objeto de su burla cuando cursó en sus años mozos.


Hace 30 años se estrenaba la comedia “Revenge of the Nerds”, dirigida por Jeff Kanew y protagonizada por Robert Carradine, Anthony Edwards y Curtis Armstrong (el inolvidable “Booger”) donde se mostraba que aquellos nerds estudiosos, que nunca habían tenido éxito social y eran mal tratados con frecuencia por los más populares del colegio y universidad, en algún momento podían llegar a dar vuelta la tortilla y ser tipos exitosos a nivel laboral en una sociedad cada vez más dependiente de la tecnología.

No fue hasta 2007 que el mercado yanqui de las series pudo tener un producto protagonizado por “cerebritos”, como lo es “The Big Bang Theory”, donde se puede hacer un chiste con el efecto doppler o hacer todo un capítulo sobre los protagonistas yendo a una convención disfrazados de personajes de Star Trek.

Y si bien muchos seguimos pensando que dicha serie llega a niveles de exageración espantosa, no podemos dejar de analizar que logró lo que ni “Revenge of the Nerds” (y sus 3 continuaciones), ni “Los Simpson” (con un personaje protagonista como Lisa, una completa cerebrito) no pudieron: 

Terminar con la estigmatización de los nerds, geeks, freaks y hasta posicionarlos en lugar de reivindicación social.

Muchos podrán decir que esa profecía que planteaba “Revenge of the Nerds” con el tiempo se hizo realidad y la reivindicación es gracias a aquellos que estudiaban matemática, física y electrónica en los 80s y lograron un reconocimiento social y fortunas multimillonarias gracias a la aceleración tecnológica de la que es presa el mundo actual. Por sólo dar dos ejemplos, podemos nombrar a Bill Gates y al difunto Steve Jobs, dos nerds no sólo declarados sino que orgullosos de serlo.

Pero sea por una moda pasajera o porque ahora dirigen las más grandes e importantes multinacionales, el contenido simbológico-semántico del término “nerd” (y sus variantes “geek” y “freak”) cambió y dejó de ser insultante.

Tanto cambió que se puede ver periódicamente en televisión, escuchar en radio y leer en diarios, artículos periodísticos sobre series de ciencia ficción, libros de fantasía heroica e historieta de superhéroes, algo impensado hace 15 años atrás, donde si no fuese por la revista Comiqueando, los geeks no teníamos ningún material escrito donde buscar información.

Es común ahora cruzarnos en la calle con gente vestidos con remeras de Green Lantern o Deadpool y con el pelo lleno de canas, vemos en el colectivo a madres leyendo “Mundo Disco” mientras llevan a sus hijos al colegio y el disfrazarse de un personaje de ficción dejó de ser sólo para fiestas de disfraces y pasó a ser toda una tendencia cuyo nombre conoce hasta mi madre.

Tan aceptado está el ser freak que, como charlamos siempre con un amigo, cualquiera que haya crecido en los 80s habla de los Thundercats o de He-Man queriendo dar a entender que es nerd ahora porque veía esas series en su infancia (cuando lo realmente nerd sería seguir viéndolas ahora y buscar otras cosas del mismo estudio animador, por ejemplo).

Pero si había algo que faltaba para el nerd argentino era la aprobación de los académicos, de los ámbitos de estudiosos donde, hasta hace unos días, hablar de Marx estaba bien visto, pero Tolkien era casi una mala palabra.

Y fue en una charla con amigos (todos nerds, obviamente) que a Pamela Gionco (Licenciada en Artes) y Sebastián Goyburu (estudiante avanzado de la carrera de Filosofía) se les ocurrió intentar eso que en otros países pasó hace rato y que acá faltaba: que lo freak invada el mundo académico.

Y así nació el Frikiloquio. El “primer coloquio de humanidades y ciencias sociales sobre culturas y consumos freaks” que se realizó durante tres días consecutivos, la semana pasada, en el Centro Cultura Paco Urondo, dependiente de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires.

Lo más sorprendente, según me cuenta Sebastián, fue la recepción del proyecto “En filo hubo, en realidad, muy buena recepción y buena voluntad, salvo casos aislados en los que no sabían de qué les estábamos hablando. Eso fue algo que nos sorprendió gratamente.”

Porque, claro, mostrarle a una profesora de Sociología del Lenguaje un trabajo teórico titulado “Neon Genesis Evangelion: un problema de economía político-libidinal” no debe ser nada simple ¿no?

Pues parece que no tanto, porque la respuesta hasta incluyó el ofrecimiento del lugar “Cuando fuimos a pedir el aval académico a la Junta Departamental de Artes, Ricardo Manetti (Director del Paco Urondo, del Departamento de Artes en filo y profesor de Historia del Cine Latinoamericano y Argentino) nos ofreció el Urondo en ese mismo instante”.

No es extraño entonces que 5 profesores de la UBA sean parte del Comité Académico que elegirá los mejores trabajos para ser publicados “La idea es publicar un tomo (o dos, dependiendo de las posibilidades de edición) con 6 o 7 trabajos de los presentados. La publicación va a tener el aval de la UBA” me cuenta Sebastián orgulloso.

Orgulloso y con razón para estarlo, porque fueron 85 expositores de casi 80 trabajos durante los 3 días, con una variedad de temas que van desde los juegos de rol al animé, pasando por la historieta, la literatura fantástica y los videojuegos, con nombres como “Femme fatales, hipersoldados y ninjas: intersecciones entre la sexualidad y el Oriente en Mortal Kombat” o “Tensiones entre cultura freak y cultura de masas en Las Aventuras de Hijitus de Manuel García Ferré” o “WIRED-WEIRD. La volatilización del cuerpo en Serial Experimental Lain” o “Utopia en Star Trek. Un lugar a donde nadie ha ido jamás”, por dar sólo unos ejemplos.

Por ser el primero (y no saber cómo iba a funcionar la convocatoria) “el planteo que nos hicimos fue que, si estábamos diciendo que el espacio era necesario para que se genere un campo, entonces era obvio que no todos los trabajos iban a tener una base bibliográfica o un marco teórico firme. 

Entonces nos habíamos planteado dejar entrar todo aquello que tuviera relación con el tema y que no fuera un desastre” comenta Sebastián “Igual por suerte no nos surgió la necesidad. Aun cuando había trabajos que por ahí tomaban mucho la forma de reseña de una obra y les faltaba algo de análisis, en general eran bastante correctos.”

Según informaron los organizadores (que aparte de Sebastián y Pamela son otros 5 estudiantes de Letras, Filosofía, Arte e Historia), la recepción del público fue mucho más de lo esperado, llegando a casi 400, incluyendo a los 140 acreditados.

“Que son temas de consumo masivo, producciones culturales de consumo masivo, lo sabíamos, porque ahora cualquiera que vaya al cine sabe quién es Tolkien o Harry Potter. Pero lo freak, lo que nosotros queríamos resaltar, es el nivel de compromiso, el entusiasmo que uno le pone a esos productos culturales. Eso es lo poco común. El ponerse a pensar el rol de Homero Simpson como líder sindical, por ejemplo. El agregar sentido a lo que uno consume es lo que, creemos, nos hace freaks.” comenta Sebastián.

Aparte de las exposiciones hubo otras actividades, como los workshops “Tramas conspirativas del presente: la era del delirio” coordinado por el Lic. Armando Capalbo y “Comic y Revolución” coordinado por el dibujante Oscar Capristo (asistí a los dos y fueron interesantísimos).

También hubo Mitín Points sobre edición independiente, la transmedialidad y otros temas, conferencias (hubo 3 sobre Cosplay a sala llena), una partida de rol en vivo basada en los cuentos de H. P. Lovecraft y conciertos de dos bandas de música celta en el hall del centro cultural “Queríamos que fuera un evento académico, pero que también reflejara el tipo de sociabilidad más relajada y dada al entretenimiento de los lugares en que nos juntamos quienes gustamos de estas cosas, como convenciones, por ejemplo.” explica Sebastián.

Según me cuenta, las mesas “Anatomías de los juegos de rol: principios organizadores de un relato colectivo” y “Religión, ética y política en Star Wars” fueron las más concurridas, la primera el jueves a la tarde y la segunda el sábado al medio día.

Un año tardaron en la organización del coloquio y ya se está pensando en la segunda edición del año que viene “Ya sabemos que lo vamos a hacer, y que seguramente sea de vuelta en el Urondo, alrededor de la misma fecha. Queremos sumarle las “Pornadas Bianales” un espacio de discusión sobre porno. También tenemos que ajustar algunas cosas como los tiempos de exposición o el tema de los puestos (que salieron bien pero podrían haber estado mejor).” finaliza Sebastián entre cansado por el trabajo y emocionado por el éxito obtenido.

Para los que no pudieron asistir, ya se puede acceder a los resúmenes ampliados y algunas ponencias completas acá. Para los que quieran informarse más, pueden visitar la página oficial del Frikiloquio en Facebook .

Sin lugar a dudas estos freaks tiraron la primera piedra e hicieron ruido en un ambiente tan cerrado y conservador como lo es el académico.

Estemos contentos entonces porque podemos decir que somos contemporáneos a la verdadera venganza de los nerds.