jueves, 26 de diciembre de 2013

Una Navidad con Gremlins - La Columna de Logan.


Si la resaca de la nochebuena no me pegó muy feo, hoy es Jueves 26 de diciembre, ergo: hace ya un par de noches que hemos celebrado una vez más la llegada del niño Jesús a nuestra tierra. Más allá de eso, esta es la semana en la que todo tiene olor a navidad, tanto como la que viene tendrá aroma a balance, proyecciones y vacaciones... para aquellos afortunados que puedan tomárselas. Siendo así, 

en Tierra Freak no queríamos quedarnos afuera de estos festejos, al menos no este año, y decidí que esta semana dedicaría la reseña a un film navideño, un tópico remañido pero no por eso menos entretenido. Cuando se habla de este tema dentro del cine la 1er película que se me viene a mi cabeza es, por supuesto, Die Hard (1988), ya que no solo es el mejor film de acción jamás filmado sino que además es un perfecto cuento navideño moderno… pero este año ya le he dedicado una entrada a esta saga y al amigo McClane –tristemente, porque justo me tocó reseñar la única secuela que es mala-, así que en todo caso nos guardamos esta carta para otro año. Es así como, teniendo en cuenta el tono y el clima del sitio, una elección obvia sería The Nightmare Before Christmas (1993), la peli de animación 
producida por Burton que nos quemó la cabeza a principios de los ’90, pero es un largometraje reseñado en infinidad de sitios y del cual se ha hablado infinitamente. Revolviendo en los clásicos podía abordar la gran comedia de John Hughes y Chevy Chase, Christmas Vacation (1989), o la muy recordada Scrooged (1988) de Bill Murray, basada en la novela de Dickens "A Christmas Carol", y también podía ponerme un poco más extremo y agarrar Bad Santa (2003), más popular y tomar Home Alone (1990), mas comiquero y explayarme sobre Batman Returns (1992), mas independiente y reseñar la fenomenal Rare Exports: A Christmas Tale (2010), o directamente serrucharle el piso a mi compañera y prenderme del largometraje animado Tokyo Godfathers (2003), pero decidí quedarme con una joya de mediados de los ’80, tan exótica como tierna, repleta de humor negro y sarcasmo, y que absolutamente todos amamos, un film dirigido por Joe Dante, escrito por Chris Columbus y producido por Steven Spielberg. Bienvenidos a mi mirada de Gremlins (1984), y Happy Festivus!!!



A Christmas Tale

Randall "Rand" Peltzer es un mediocre inventor frustrado con su profesión pero con un espíritu inquebrantable, y va a ser el narrador en 1ra persona que nos va a relatar esta historia que tendrá como protagonista a su único hijo, Billy, al cual le regalará para esta navidad una extraña mascota que compró en una tienda de todo por $2 china que pertenece a la raza Mogwai (que en Cantonés significa "espíritu maligno") y que responderá al nombre de Gizmo. Este peculiar ser trae consigo una gran responsabilidad a la hora de cuidarlo, y según las palabras del nieto del Sr. Wing (el dueño de la tienda china), es importantísimo respetar tres reglas básicas para el cuidado del Mogwai:

- No exponerlos a luces brillantes, y tener mucho cuidado con la luz directa del sol porque directamente los mata (¿Qué onda, son descendientes de Vampiros?).
- No darles de beber agua ni mojarlos (Evidentemente sí, son mezcla de vampiros con gatos, por eso esas orejas y esos colmillitos).
- No darles de comer después de la medianoche.
Gizmo, que no posee el don del habla inglesa (aunque quizás por su condición de “chino” entiende casi a la perfección los dialectos de ese país), aún así sabe hacerse entender, y se descubre como un ser excepcional, muy inteligente e intuitivo, con una leve inclinación por ciertas artes (la música y el cine, sobre todo, que las absorbe a través de un viejo televisor) pero sobre todo con una paciencia enorme y muy tierno, características que logran ganarse rápidamente el afecto de toda la familia, y principalmente la de Billy. Esto no va a evitar, por supuesto, que ocurra un accidente y se transgredan cada una de las 3 reglas, provocando un desastre de enormes proporciones y poniendo en riesgo a casi toda la población que habita el ficticio pueblo donde se desarrolla esta historia, Kingston Falls.
La trama está plagada de personajes que juegan todo el tiempo con los clichés del género y se ríen de ellos, y bucean buscando alguna vertiente transversal o lateral que los separe de sus pares, a los cuales vemos aparecer repetidas veces en films más conservadores, solo para regresar al punto de partida. Un buen caso para ejemplificar esto es el protagonista, Billy, joven, carismático y aptitudes sociales, y que sin embargo no está lejos de seguir los pasos de su padre, ya que en realidad es un dibujante frustrado que trabaja atendiendo al público en un Banco. Tiene claramente una inclinación artística que no se anima a explotar y fue completamente absorbido por la parte más nefasta del "Sistema": su alma pertenece a una entidad dedicada a cuidar –y explotar- los intereses económicos de la gente. Desde esta lectura debería reconocerse entonces como un ser bastante patético, pero sobre todo muy contrastante con las elecciones que hizo su viejo, que aún mostrándose como un fracasado en su oficio e imposibilitado de poder sostener a su familia con su trabajo, no se rindió y sigue en la suya, es un luchador. El guión de Columbus entonces, visto desde esa perspectiva, es funcional al sistema, ya que nos pone sobre la mesa esta tensión en la cual los idealistas que quieren hacer la suya fracasan, y los que pretenden como mínimo llevar plata a la casa son los que se venden y se dejan corromper por el establishment.

La Banda de Rayita

Como comenté más arriba, la película tiene un humor negro muy bien balanceado que no deja que se pierda el registro de comedia en ningún momento, aún con un alto contenido de violencia en algunas escenas, hecho que provocó una revisión –meses después del estreno en U.S.A.- del sistema de calificación por edades. Luego de un par de accidentes con Gizmo, aparecen en escena las criaturas que le dan nombre al film, los Gremlins. Si bien a primera vista no parecen diferenciarse mucho de Gizmo, con el tiempo vamos descubriendo que son, efectivamente, unas entes salidas del mismísimo infierno de Dante, pero que no pierden el humor cuando se divierten: el Profesor de ciencia (la 1er víctima fatal del film) muere y su cadáver tiene una jeringa clavada en el orto, una señal de "venganza" del Gremlin al cual le había extraído sangre para hacerle unos estudios; a Gizmo bien podrían haberlo matado apenas sufrieron la transformación, sin embargo eligen divertirse con él, ubicándolo en un tablero de dardos y lanzándoles proyectiles o usándolo como pelota de básquet al grito de GIZMO CACA. De hecho, los Gremlins es probable que solo pretendan eso, entretenerse, pasarla bien… a su manera: son pequeños demonios que disfrutan de destruir cosas, y no tienen nuestros códigos éticos o morales como para hacer una gran diferencia entre un objeto y un ser vivo, así como tampoco guardan el más mínimo respeto por la propiedad privada. Billy tiene un perro llamado Barney, que es la 1er víctima de los "amigos" de Gizmo, pero así y todo no lo matan, lo que nos da la pauta de que lo sucedido con el Profesor fue... un accidente. Y eso, creo yo, es uno más de los hallazgos del guión: más allá del diseño macabro de los Gremlins y de la evidente diferencia de moral y buenas costumbres con Gizmo, lo cierto es que no son completamente sádicos ni psicópatas: en el camino de su propia diversión (misma que es correctamente acompañada por una música propia y muy acorde a la acción descontrolada de la cual somos testigos, gracias a la maestría del maestro Jerry Goldsmith) terminan provocando la muerte de algunos personajes pero casi de forma involuntaria. No son "asesinos" en el sentido estricto de la palabra, son solo criaturas que disfrutan de hacer bromas y chistes y no tienen límites, son casi una manifestación viva de la anarquía, son netamente impulsivos y por eso hacen lo que se les da la gana. ¿O creen que es gratuito que el líder del grupo tenga una cresta de pelo de color blanca como rasgo característico? La cresta, para el que vive en un tuper, es uno de los rasgos estéticos más recordados del movimiento punk de los '70, un movimiento de rock claramente aunado con el concepto de anarquía.

Un mal día lo tiene cualquiera

Así y todo, el clímax del humor negro esta dado por el interés amoroso de Billy, Kate Beringer, que luego de ser rescatada del Bar donde trabajaba, y una vez refugiados de los Gremlins, la joven revela el origen del odio que guarda hacia la Navidad: cuando era niña su padre se disfrazó de Santa Claus y quiso entrar por la chimenea con sus brazos llenos de regalos, acción que lo llevó a una desafortunada caída al interior de la misma y posterior rotura de cuello. Luego de 4 días de haber desaparecido la familia emprendió el rutinario acto de prender el fuego de la chimenea y unos instantes después comenzaron a sentir olor a carne quemada… cuando los bomberos llegaron y revisaron el interior de la chimenea pudieron liberar por fin el cuerpo del padre atorado. Así fue como una muy joven Kate se enteró que Papa Noel no existe. Gracias, hasta luego (?).
Así como Kate, el film está plagado de personajes que son casi una caricatura de algún estereotipo bien marcado, un recurso clásico de las buenas comedias de los '80, pero que en este caso muestran algún matiz que los termina haciendo distintivos: Mr. Wing, el abuelito Chino dueño de la tienda donde el padre compra a Gizmo es idéntico al Shang Tsun del 1er Mortal Kombat, la vieja vieja rica rompebolas y opresora de pobres que acosa a Billy y amenaza con matar al perro es la villana de los 101 Dálmatas, la némesis del protagonista en el banco es un presumido y pedante Yonki de fines de los '80 que va por todo y con solo 23 años ya es casi gerente de esa sucursal, y a ellos se les suman una vieja minusválida amante de los gatos, un policía bonachón pero a la vez un poco corrupto pretendiendo ligar un árbol de navidad gratarola, un ex-combatiente de la 2da Guerra Mundial que carga con un trauma post-guerra, está desempleado y se hunde en el alcohol y habla todo el tiempo como un loco desvariado de los "Gremlins" que los japoneses les ponían a los aliados en los aviones y los equipos de radios para que los destruyeran por dentro (el origen de la palabra Gremlin viene de ese mito, de hecho), incluso el padre mismo entra dentro de esta calificación: un inventor fracasado que no puede sustentar a su propia familia, a la cual de todos modos mantiene cautiva con sus inventos fallidos desparramados por toda la casa en forma de malogrados electrodomésticos. Y si Gizmo tiene paciencia, la tolerancia de la esposa de Rand es infinita, soportando todo el tiempo que esas porquerías para nada funcionales le estallen en la cara, un sketch que se repite varias veces y que marca el contexto de comedia liviana del film, pero sobre todo otorga el equilibrio necesario para que la producción no se salga del registro.

Sello Spilbergiano de calidad

Hubo una época en los ’80 donde yo, sin tener aún herramientas para poder analizar de forma técnica una película, intuía que Spielberg era algo así como el Rey Midas del cine: todo lo que tocaba lo transformaba en oro. Era evidente para mí que era un gran director, un soberbio narrador, pero encima las películas producidas por él... ¡Todas parecían ser geniales! The Goonies (1985), Back to the Future (1985), The Money Pit (1986), Poltergeist (1982), incluso largometrajes animados como An American Tail (1986), todas eran tremendas producciones, y todas con su sello. Gremlins no era la excepción, y siendo Gizmo la estrella del film, la mano del maestro debía tener un especial cuidado en el diseño y desarrollo de dicho personaje. Y así fue, con sutiles detalles y poniendo especial cuidado en cómo se comunicaba con el resto, hicieron de este Mogwai un jugador de las grandes ligas que podía destronar incluso al propio E.T.  
Gizmo, como comenté más arriba, no habla inglés, pero durante el film emite algunas pocas palabras, como por ejemplo “luz brillante”, “divertido”, “genial”, que al ser pronunciadas con esa particular voz quedarían grabadas en el inconsciente colectivo y serían repetidas imitando el mismo tono y la cadencia del personaje durante años. Y en referencia al tratamiento que tuvo la voz, es difícil imaginar un trabajo mejor realizado: un murmullo ruidoso que no llega a ser molesto y que por momentos se figura incluso tierno, y que está más cerca del ronroneo de un gato que de una queja, y los murmullos y gritos están tan bien logrados que son siempre emotivos y logran una empatía inmediata con el espectador y con la situación de angustia o desesperación que está viviendo el pobre Gizmo en ese instante. Todo esto, mas bien, acompañado por gestos increíbles del animatronic, como el inolvidable "puchero" del personaje, o el esfuerzo que tiene que hacer para fruncir el ceño y figurarse enojado. La personalidad de Gizmo también fue pensada para que conecte de inmediato con el espectador, y el mejor ejemplo es la adicción a la T.V. que sufre, como el 90% del norteamericano promedio de mediados de los ‘80, la cual lo lleva a imitar con efusividad ciertas escenas de algunas de las películas que ve. Pero no se quedaron solo con eso: cuando todos los Gremlins están reunidos en el cine mirando Snow White (Blancanieves y los siete enanitos) y cantando la canción de los enanos... Gizmo también la tararea. Un genio.
Y no conforme con eso, las referencias a producciones previas de Spielberg están desparramadas por todo el film:

Gizmo taratea un tema y Billy lo va sacando de oído con un órgano de juguete que guardaba en su pieza, nota por nota, una referencia directa a Close Encounters of the Third Kind (1977), uno de los films de ciencia ficción dirigido por Spielberg que comenzó a cimentar su carrera. La misma melodía que Gizmo tararea es casi la banda de sonido del film en los 1ros 50 minutos, porque queda pegada con los buenos momentos de convivencia entre el Mogwai y su familia adoptiva... luego con la llegada de los Gremlins esta dulce armonía es reemplazada por una música con mucho más ritmo y caos, más cercana al quilombo que estas criaturas provocan en la población.
-          En el Bar donde trabaja la novia de Billy, mismo que es uno de los 1ros lugares públicos en ser tomados por las endemoniadas criaturas, unos Gremlins se entretienen con un juego de Star Wars.
-          Hay una referencia directa a Indiana Jones bien al principio del film, en un banner publicitario gigante... y ese mismo año se estaba estrenando también, Indiana Jones and the Temple of Doom, secuela del éxito Raiders of the Lost Ark (1981).
-          Si bien esto no referenciaba en ese momento un film previo de Steven, hay una mención a Orson Welles por su chiste radial sobre el fin del mundo... y esto tampoco es gratuito, dado que nuestro afamado director es coleccionista de objetos particulares y costosos que han sido utilizados en ciertos films, y uno de los elementos más preciados que conserva de dicha colección es el trineo utilizado en la película Citizen Kane, estrenada en 1941 y escrita y dirigida por... Orson Welles, quien más sino.
Finalmente, la elección del compositor Jerry Goldsmith para la realización de la música es otra muestra del buen ojo que Spielberg tenía para terminar de cerrar un equipo. Ya habían trabajo juntos en Poltergeist (1982) con excelentes resultados, y esto sumado al clima que desde la melodía les imprimió a films como Alien (1979) o First Blood (1982), o al armónico trabajo que había realizado en The Twilight Zone (1983) respetando el relato de cada uno de los 4 episodios del largometraje, no le dejaron dudas al productor de que sería el indicado para llevar adelante este desafío.
En una época donde los FX’s para una producción como Gremlins estaban conformados por animatronics, marionetas y mucho uso de sombras, y en un año tremendo, plagado de tanques preciosos con los cuales competir, como por ejemplo Terminator, Ghost Busters, The Karate Kid, Conan the Destroyer, A Nightmare on Elm Street, Indiana Jones and the Temple of Doom y Romancing the Stone (acá conocida como En Busca de la Esmeralda Perdida, Michael Douglas, Kathleen Turner y Danny DeVito), Gizmo y su pequeña aventura tuvieron que abrirse paso codo a codo, poniendo mucha garra y corazón, para poder destacarse y no pasar al olvido inmediato. Y lo lograron, esta reseña es no solo prueba de ello sino también mi agradecimiento para toda esa gente que estuvo involucrada para generar tanta magia.
Por este medio les hago llegar mis deseos de muchas felicidades en estas fiestas, y renuevo la invitación para encontrarnos en una semana para despedir el año juntos, aquí, en Tierra Freak.