martes, 17 de diciembre de 2013

(No hay) ¿Anime? en la Argentina ¿Comic Con? - El Mangazo de Manipuladora.



Hace unos meses, se anunció con bombos y platillos la versión argentina de la legendaria Comic Con, esa convención reloca que todos queremos ir pero nunca nos da la plata y que el amigo Logan se encargó de comentar muy bien en la nota correspondiente a su edición de San Diego. La versión Argentina, o lo que aparenta serlo, empezó el viernes 13 de diciembre y terminó el domingo 15.
La promesa de los encargados de esta convención, era que sería una fiel representación a las extranjeras y que, tendría algo de anime pero no sería el tema central. Afirmación bastante difícil de creer cuando uno de los principales organizadores sería el pibito ese de Yamato que cada vez que ve un billete de cien pesos se lo puede escuchar murmurar “My precious” mientras se frota las manos como el Sr. Burns.
La edición argentina duró tres días en los que hubo mucho calor, poco sentido común y lo que realmente nos interesa: poca variedad de stands y productos.
¿Es eso lo que realmente se esperaba? ¿No aprendieron nada los organizadores todavía? Esta y muchas preguntas más nos hacen cuestionar el estado de los eventos en Argentina y si realmente vale la pena gastar tus billetitos en ellos.



Antes que nada tengo que aclarar que con esta nota no pretendo únicamente comentar este evento al que tuve la oportunidad de asistir sólo el día domingo. No, las convenciones en Argentina van mucho más allá que esta Argentina Comic Con made in Once. Aunque este evento en especial sirve como un buen punto de partida.
Los eventos, sean o no de anime, son algo ya absolutamente establecido en el país. Desde hace por lo menos diez años no se para de crecer y hoy en dìa estamos ante una instancia donde por lo menos una vez por mes en algún antro en alguna parte del país existe alguien que organizó el “Fest”, el “Royale”, el “Extreme” o el “Party”. Todas las comiquerías más conocidas de Buenos Aires poseen entradas para el outlet de turno y no es difícil encontrar un sábado o un domingo al mes donde algo esté pasando y la señora vecina se muestre escandalizada por tanto raro vestido de negro.
 

Como para mí o como para vos, esto es bastante normal y para quién debería ser ya una costumbre, es para el organizador. Sobre todo a quienes les compete esta supuesta Comic Con: esos tipos de la Yamato.
Pensábamos que ya nos habíamos quedado lejos de esos eventos como Fantabaires donde tantos problemas habían o las difuntas Expocomic donde hasta algún vidrio se podría romper.
Los precios de las entradas fueron aumentando con el tiempo y más allá de la inflación, uno piensa que puede estar hasta justificado si te ofrecen un buen evento, con organización copada y variedad de stands.



Lejos quedaron los bonos de $15 por los tres días de convención y ahora nos ofrecen entradas VIP de $240, anticipadas a menor precio ($50) para el que no se duerme y hasta bolsitas de regalos con comics de OVNI PRESS tal como fue en esta Comic Con. Ahora tenemos eventos donde los organizadores se jactan de traer bandas que ninguna otra convención tiene. Como Miranda!, la banda favorita de Stan Lee para cantar en la ducha.
Podrías hasta obviar el hecho de que no presentaron un cronograma ni un mapa del evento hasta un mes antes del acontecimiento mientras que sus entradas estaban en venta desde mucho tiempo antes. La gente si quería entradas más baratas y no comerse una cola bajo el sol, tenía que comprarlas ciegamente sin saber qué tenía el supuesto “evento más grande del país”.
Las propagandas estallaron. Vorterix los anunció con un Pergolini perdido que jurarías que en cualquier momento iba a decir “Pará, ¿en esto pusimos plata?”.  Anunciaron bocha de invitados, stands posta de empresas grossas y un sinfín de palabras que harían enrojecer del chamuyo a Lionel Hutz.

No hay que ser injustos. El que tuviera un poco de conocimiento sabría desde el primer momento en que se anunció una “Comic Con Moni Argento Ver.” que no iba a ser de la magnitud de las extranjeras que son lo que son también gracias al paso del tiempo.  Iluso es el que pensó lo contrario.
Lo que sí molesta, y mucho, es el poco profesionalismo y el interés casi inexistente que hay de parte de los organizadores hacia el consumidor. Quizás sí se pueden escudar en un “es la primera Comic Con” pero no pueden decir que es el primer evento que realizan.
Previsible es que en el Centro Cultural Dorrego uno se va a morir de calor, no es el primer evento que se organiza ahí en verano. Incluso hubo otros eventos realizados ahí en invierno y deseabas tener una bolsa de agua caliente.

Previsible es que con tanto calor como obviamente que iba a ser porque estamos en pleno DICIEMBRE, la gente iba a querer refrescarse o comprar bebidas.  A menos que vivas en el hemisferio norte sabés que en Argentina hace calor este mes.
 Escasos eran los stands de comida, por no decir nulos o que no existían como sí hubo en eventos similares donde abundaban. El baño estuvo restringido hasta que le pusieron un cartelito de “Sólo para mojarse”. Y claramente, siempre es culpa del predio. Nunca tienen algo que ver los organizadores que no pueden chequear estas cosas con anticipación y que, como dicen en su página web “no se imaginaban tremenda onda de calor”. Porque claro, es su «primera» Comic Con por más de que tengan varios eventos bajo la manga y estén acostumbrados a cobrarte plata por las entradas anticipadas. Ni hablar de que no saben del clima aunque hayan estado prevenidos con un ventilador chiquito que podías ver en una columna cerca del techo bien a lo lejos.





Mención aparte merecen los cosplayers que aun así, en pésimas condiciones, siempre le ponen onda y se banca el poco reconocimiento que le dan este tipo de eventos. Son el color de esta nota.
Esto en Argentina es recurrente y siempre están las mismas personas detrás. Hay clones de cada evento y siempre se presentan la misma gente, los mismos stands y hasta a veces se repiten hasta en un mismo mes.
Se intenta variedad con eventos temáticos sea de música J-Pop o series de Dragon Ball, Sailor Moon o Card Captor sakura pero siempre, en general es lo mismo. Es la actitud y la gente copada lo que los mueve y lo que genera que público nuevo se pueda acercar.

El objetivo es siempre divertirte pero si vas a consumir, olvidate.


El control de stands en los eventos, especialmente en esta “Comic Con”, es nulo. De diez stands, nueve son iguales y todos de temática animera. Capaz encontrás alguno con un poster de The Hunger Games o algo relacionado con Avengers, pero en general el anime predomina el medio. La promesa de que no sería el tema central quedó tapada por posters de One Piece, Sword Art Online y Pokemon. La presencia de la parte occidental de este vicio quedó con cartones y TV con trailers, y un par de afiches de las películas de Marvel.
Los precios, obviamente, horribles como todos los eventos de esta magnitud. Los stands parece que les encanta encontrar al comprador cansado, con calor y quizás, como ya pagaste $60 para nada, te llevás capaz un muñequito de $1000.
Estas cosas, obviamente, no las puede controlar la organización pero sí pueden manejar el acceso de stands y sus clones que venden las mismas billeteras, posters y remeras. Increíble que en un evento que no es de anime, haya tanto merchandising “casero” por todos lados de este género.
Increíble que nada de esto se haya podido prevenir e increíble que realmente tengan la cara de decir que esta fue “su primera vez”.
Una primera vez en la que esta vez el que sangró, por los ojos, fue el consumidor.

Fotos cortesía de
Guido Depeche