miércoles, 20 de noviembre de 2013

Una charla trasandina - Entrevista a Francisco Ortega - El Gabinete del Dr. Morholt.



A Francisco Ortega le sigo el rastro desde hace unos cuantos años. Lo conocí a través de otro autor chileno que me gusta mucho (y del que quizás hable en otro momento), Jorge Baradit.

Es raro hablar de autores chilenos porque, a pesar de estar a sólo una cordillera de distancia, se los siente bastante lejanos...por lo menos desde Buenos Aires. Supongo que sería otro cantar si viviese en Mendoza.

Ortega tiene una larga carrera como periodista y como autor, desde ser editor de las versiones chilenas de revistas como “Rolling Stone” o “Muy Interesante”, hasta haber publicado 3 novelas, pasando por ser Editor Literario del sello Alfaguara por 6 años. En historieta sus trabajos más importantes son “1899” y “La historia de Chile en Comics”.


Crucé unos correos electrónicos con él para hablar sobre su última historieta "Mocha Dick, la leyenda de la ballena blanca" dibujada por Gonzalo Martínez y que fuera presentada en nuestro país a mediados de este año, en la Feria del Libro de Buenos Aires.

Lo primero que uno piensa cuando ve la tapa es que esta historieta es una adaptación del libro de Herman Melville, pero Ortega me aclara "Yo la historia de Mocha Dick la descubrí por casualidad a los 8 años, eso es 1983, en una Selecciones del Reader´s Digest que contaba la verdadera historia de la ballena blanca y desde entonces me obsesioné con este relato y la idea de que el monstruo marino más popular de la literatura fuera chileno. Con los años, apareció el correlato del mito mapuche del Trempulcahue que dialogaba con la historia ballenera de Mocha y con esa mezcla se fue tramando la historia que se convertiría en la novela gráfica."

La historieta, como cuenta Ortega, mezcla ese relato original de Jeremiah Reynolds (el periodista oficial civil de la Armada de los Estados Unidos que publicó la historia de esta enorme ballena en un diario de Nueva York que sirve de inspiración a Melville para su libro) con la leyenda Mapuche de una enorme ballena sagrada que custodia las costas de Chile.

Porque si hay algo que tiene la historia de “Mocha Dick” es que es bien chilena... o por lo menos de ese Chile fantástico que Ortega siempre quiere mostrar.

Con esa premisa en el año 2010, y junto con Baradit, se embarcaron en el increíble proyecto de hablar de conspiranoia, misterios, ciencia inexplicable y demás temas fantásticos en un videocast llamado "Desde El Fin Del Mundo". Ahí fue cuando escuché por primera vez la leyenda de Mocha, la gran ballena blanca de las costas chilenas. "El capítulo de "Desde El Fin Del Mundo" de Mocha fue emitido cuando el guion del libro ya estaba bien avanzado" me cuenta. 

Según me dice el proyecto fue aceptado bastante rápido "Se presentó un martes a la editorial, junto con la idea de "1899". Ambos como un plot de una página más dibujos y el jueves firmé contrato", pero llevó un tiempo importante pulirlo "fueron dos años, unos seis meses en el guion definitivo y año y medio en el trabajo gráfico, ya que este fue interrumpido por compromisos de Gonzalo en Europa y Nueva Zelanda".

Se nota que Francisco investigó y mucho. Toda la historieta está llena de datos, llena de información y referencias. Tanto es así que al final tiene un glosario donde se nos amplía todo eso que seguramente nosotros lectores no sabemos, pero que los personajes dan por sentado.

Desde referencias a las fechas y nombres hasta los términos mapuches utilizados por los personajes "desde un inicio el libro fue planeado con un glosario enciclopédico, que era algo que siempre había querido realizar", me aclara.
Al ser un tema que lo interesó de tan chico, los lugares donde sacó información son muchos, y principalmente antes de internet. Según cuenta la investigación lo llevó a leer cosas como el relato sobre Mocha Dick de Reynolds, el libro "Leviatán" de Philip Hoare y el ensayo "Los cazadores de Mocha Dick" de Armando Cartes Montero, entre otras tantas cosas.

Parte del recorrido que tiene ahora la historieta es presentarla en colegios chilenos, donde el autor habla con los chicos no sólo de "Mocha Dick" sino de otras cosas. Cuando le pregunto sobre cómo es esa experiencia me cuenta "Increible. Es hacer charlas para niños y adolescentes donde pasas por la historia de Chile, la historia del cómic, las leyendas, los mitos desconocidos. La interacción es perfecta con los niños, que aman Mocha Dick."

Pero no sólo es el público quien reaccionó muy bien ante la obra, porque el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, ente que depende del gobierno chileno, premió a "Mocha Dick" como la Mejor Obra de Literatura Infantil y Juvenil en el 2013.

Este premio "es el más importante que se da en Chile a los libros publicados y es la primera vez en la historia que es otorgado a un cómic. Además se catalogó a Mocha como uno de los 6 hitos de la literatura infantil juvenil chilena, junto con Gabriela Mistral, Papelucho, Francisco Coloane… increíble todo", me cuenta un orgulloso Francisco, con toda la razón para estarlo.

Y este galardón es un paso importante para la historia mundial del noveno arte, porque yo sólo conozco un ejemplo en el que una historieta fue considerada literatura. Pasó en el año 1991 cuando el número 19 de "The Sandman" de Neil Gaiman ganó el World Fantasy Award como Mejor Historia Corta de Ficción, pero cuando le pregunto sobre esto, Ortega enseguida me aclara "Y "Maus" (de Art Spiegelman), aunque en el Pulitzer existe el apartado gráfico", como si eso le restara importancia al asunto.

El premio en sí consiste en una remuneración importante a ser dividida entre Ortega y Martínez, pero aparte "El Estado compra una buena cantidad de libros que reparte en bibliotecas y colegios. Y claro, entrar al panteón de las obras premiadas en este certamen.", sigue contándome orgulloso.
Con un honor tan grande a cuestas, le pregunto sobre llevar la obra a otros mercados, mostrarla en otros países, y me cuenta "Estamos en conversaciones con dos editoriales europeas y la idea es que aparezca en inglés el próximo año, nada seguro pero en eso estamos."

La historieta la publicó Norma y esa, según me cuenta, fue una ventaja para la repercusión que tuvo en la Feria del Libro en nuestro país "Absolutamente. Es una de las ventajas de Norma, que lleva los libros chilenos a las otras sucursales, como la argentina; lo que no ocurre con otras multinacionales, que es el caso de Ediciones B con los trabajos de Baradit."

Sobre esa repercusión me cuenta “fue increíble, mejor de lo esperado. Hubo mucha curiosidad por el proyecto y por la historia. El Mapuche es un pueblo que compartimos. Buenos Aires y Puerto Madryn aparecen en la historia. Hubo entrevistas y críticas mejores que las chilenas. Regresamos muy contentos de Baires."

Pero principalmente Ortega ve que algo se está gestando en la cultura chilena “hay una apertura y creo que estamos ante el comienzo de algo. El nuevo libro de Jorge (Baradit) ha tenido mucha repercusión y lo del premio a Mocha levantó la polvareda necesaria, tanto que el Municipal de Literatura, el segundo galardón más importante, también premió a un cómic en su categoría infantil/juvenil. Eso ha producido que las editoriales, grandes y chicas, estén interesadas en publicar historietas.”

Para ir terminando le pregunto sobre sus otros proyectos, porque es un tipo que parece que se mueve mucho y me dice lo que tiene planeado para su futuro “en historieta estoy trabajando en tres proyectos, la secuela de “1899” que se llama “1959”; una historia de fantasía llamada “Piloto de Dragones” y una secuela de Mocha Dick inspirada en los viajes de  Jeremiah Reynolds a Tierra del Fuego y cuyos relatos inspiraron a Poe en “Gordon Pynn” y a Lovecraft para “Las Montañas de la Locura”. Trabajo además en el guión de una película de terror y una novela histórica inspirada en el caso de la Logia Lautarina y los procesos de independencia de Chile y Argentina.”

Aparte de eso acaba de publicar una antología de literatura de terror con otros cuatro autores chilenos llamada “Machetazos” y en estos días sale a la venta “El Verbo Kaifman”, una especie de versión extendida y corregida de su novela “El Número Kaifman”, donde el autor se despacha con una serie de conspiraciones mundiales que envuelven algunos de los misterios más importantes de la historia, pero que pasan en el apacible sur de Chile.

Ese Chile fantástico que Francisco Ortega está empeñado en mostrarnos en casi todas su obras y que lo hace un autor tan disfrutable.