miércoles, 2 de octubre de 2013

Starman, la Historia de un Legado - El Gabinete del Dr. Morholt.



Es muy difícil que en el negocio de las editoriales mainstream de comics la historia de un personaje tenga un principio y un final, salvo que a la revista le vaya mal en ventas  y entonces ese final es uno abrupto. Y quizás es simplemente por la palabra “negocio” en la larga oración anterior.

Será por eso que Ben Grimm, también conocido como The Thing de los Fantastic Four, originalmente fue un piloto en la Segunda Guerra Mundial, pero al día de hoy sigue teniendo más o menos la misma edad (se va actualizando el origen según pasan los años para que no quede viejo) o que Bruce Wayne, más conocido como Batman, no envejezca nunca, pero sí lo hacen sus compañeros Dick Grayson, Jason Todd, Tim Drake y el resto de los que llevaron el manto de Robin.

Acá me pueden decir “Sandman es una serie de un personaje que empieza y termina” y yo les contestaría que Sandman comenzó en el universo oficial de DC Comics, pero luego terminó siendo publicada en Vertigo (subsello de DC, pero con condiciones artísticas totalmente diferentes, incluidas las de poder hacer con tu personaje lo que quieras).

Otros me podrían decir “Animal Man de Grant Morrison empieza y termina” y yo les contestaría que las aventuras de Buddy Baker empezaron mucho tiempo antes y siguieron por mucho tiempo, después de que se encontró con su guionista.

Pero hay un personaje del que supimos por primera vez en el año 1994, del cual leímos su última aventura en agosto de 2001 y al día de hoy, sólo hemos oído referencias y quizás visto en alguna que otra viñeta, pero sin ningún diálogo, sin ninguna interacción y no porque haya quedado en “el limbo” de los personajes de historieta, sino porque su creador así lo quiso.

Me refiero a Jack Knight, también conocido como Starman (VII), hijo de Ted Knight el Starman original de la Golden Age. Sí, de la vieja Justice Society Of America.

Jack Knight es una creación de James Robinson y Tony Harris y fue parte de ese relanzamiento extraño, y fallido, que intentó la DC Comics con su macrosaga Zero Hour. Y lo más interesante de estos 81 números, y algunos especiales, de las aventuras de Jack es que Robinson no nos cuenta sólo una historia de superhéroes, sino mucho, mucho más.

En Starman tenemos la historia de un legado, de un manto de superhéroe. Pero también nos cuenta la relación entre padres e hijos, entre herencias y rebeldías. Pero también es la historia de una ciudad ficticia, Opal City, con una estética art decó que sólo puede existir en las historietas. Pero también es la historia de un ser inmortal, uno que existe desde antes de que Opal City fuese fundada y que la cree su casa, cuidándola a ella y a sus habitantes de las maneras más disímiles.

Pero vamos por partes, porque primero es la historia de un legado:


 El Starman original, Ted Knight, es uno de esos personajes clásicos de la Golden Age que gracias a que poseen un avance científico que otros no, se ponen un par de mallas de colores, una capa y salen a luchar contra los villanos. En el caso de Ted ese avance científico es el Cosmic Rod (o Gravity Rod como se lo conoció al principio) que lo construye para concentrar los rayos cósmicos que descubre gracias a que es, entre otras cosas, astrónomo y así poder volar y manipular energía.

El personaje fue creado por el mítico guionista Gardner Fox y el dibujante Jack Burnley y aparece por primera vez en 1941.

Ted tuvo una interesante galería de villanos, entre los cuales podemos recordar a Doctor Doog, Johnny Sorrow y su principal archi-enemigo The Mist.

Fue miembro de la JSA, se jubiló allá por los 50s, volvió a ponerse el traje durante un tiempo en los 70s, se retiró de nuevo, se lo volvió a poner por un tiempo en los 80s y hasta participó del Ragnarok (sí, del “fin del mundo” nórdico). O sea un tipo con mucha experiencia en ser un héroe.

Entre todas esas aventuras se casa y tiene dos hijos, David y Jack.

David es el hijo que Ted siempre quiso tener, ese que lo admira y quiere con todo su corazón, en algún momento, ponerse el traje y seguir con el legado de Starman.

Jack, por el otro lado, lo único que recuerda es que su padre se iba a tener aventuras arriesgando su vida en vez de estar cuidando de su familia y lo que menos quiere es ser un superhéroe.

Pero hubo otros Starman a lo largo de la historia del Universo DC. Personajes que no tenían nada que ver con el original y fueron, muchas veces, parte de ese truco de marketing que buscaba usar los nombres conocidos y con éxito para que los padres les compraran historietas a sus hijos rememorando buenos viejos tiempos.

Obviamente algunas veces ese truco salió bien como con Flash o Green Lantern, otros no tanto, como con el nombre Starman.

En 1957 aparece un héroe en la revista Detective Comics 247 que se hace llamar Starman. Sólo en ese número y, según la continuidad Pre-Crisis On Infinite Earths es Bruce Wayne que usa ese pseudónimo para actuar en un caso sin ser Batman. En la continuidad Post-Crisis ese Starman es un héroe desconocido que estuvo sólo el año 1951 en actividad, para luego desaparecer de la historia.

En los años 70s tenemos un alien llamado Mikaal Thomas que tiene piel azul y una gema en el pecho que le permite volar y tirar rayos. Mikaal apareció por primera vez en un especial de 1976 con una estética bien disco y que, a pesar de ser un personaje bien de esa época, no funcionó y quedó en el olvido.

En los 80s tenemos dos, el primero es el que podemos conocer por la gran serie animada de la Justice League, llamado Gavyn, que tiene unas muñequeras y una vara que le permiten volar y tirar rayos de energía. Gavyn era el Príncipe de su planeta natal llamado Mundo Trono y fue una de las tantas bajas de la macrosaga Crisis On Infinite Earths que empezó allá por abril de 1985.

El segundo se llamaba Will Payton y tuvo una serie que empezó en 1988 y terminó en 1992. Will obtuvo sus poderes de vuelo, superfuerza y la capacidad de emitir descargas de energía porque lo golpeó un rayo disparado desde un satélite que iba a darle poderes a un nuevo grupo de superhéroes llamado Power Elite. Obviamente Will no era parte de ese grupo y terminó con poderes que no sabía cómo manejar y luego de una interesante serie de 45 números, escrita por Roger Stern, muere a manos del villano Eclipso.



Entre la aparición de Will Payton y la supuesta muerte de su padre (que en realidad estaba peleando el Ragnarok), David, el hijo orgulloso de Ted, decide ponerse el traje para honrar el nombre Starman, pero se da cuenta que Payton es mejor llevando el legado de lo que él nunca podrá ser, por lo que deja el Cosmic Rod y la capa luego de sólo una misión.

Todo cambia al momento de la muerte de Payton.

David ve la posibilidad de empezar realmente su carrera heroica, de seguir el camino de gloria que una vez Ted pudo ostentar, pero lo hace al mismo tiempo que otros hijos quieren tomar el legado de su padre. Kyle y su hermana menor Nash, hijos y herederos del The Mist original hacen su primer acto de villanía.

Kyle le dispara con un rifle de francotirador en el pecho a David dejándolo sin vida al instante y Nash hace explotar por los aires el observatorio donde vive Ted Knight.

Y ahí entra en escena Jack.

Ese segundo hijo del Starman original, de ese héroe que cree ante todo en defender los valores de la justicia y del heroísmo, de ese hombre que se vestía de verde y rojo para patrullar las calles de Opal City y detener villanos, de ese hombre ya anciano que no entiende cómo ha cambiado el mundo para que su primogénito (y predilecto) termine muerto por una bala en su primera misión… ese segundo hijo lo único que busca es escapar, salir corriendo de una situación que lo sobrepasa.

Hasta que se da cuenta que no queda nadie. Que su hermano está muerto, que su padre está en el hospital y que dos maniáticos están poniendo Opal City patas para arriba destruyendo todo lo que alguna vez Starman significó.

Y ahí comienza el camino de Jack Knight. Ese es el camino del legado que Robinson y Harris nos proponen en esta serie.

Porque Jack se rehúsa a usar el traje de su padre y en vez de eso lleva una campera de cuero con una estrella porque al volar hace frío, usa botas tejanas, remeras o camisas a cuadros, así como también se rehúsa a ser un superhéroe. Y ahí ya empezamos a ver la diferencia con la que este nuevo Starman (o simplemente Jack, como se hace llamar) va a tomar sus aventuras. Porque una parte importante de esta serie es la relación entre padres e hijos. Y como es algo que todos los lectores tuvimos, sea esa relación mala, buena o inexistente, ese aspecto nos acerca más a los personajes, los hace más reales y mucho más creíbles.

Es por eso que las aventuras de Jack se disparan con cuestiones que nos podrían pasar a nosotros, aventuras como ir a visitar a un anciano compañero de su padre y terminar desbaratando el secuestro de un zeppelin. Aventuras como por ejemplo viajar al espacio, pero no para ir contra una amenaza interestelar, sino porque su novia le pide que investigue sobre un familiar en otro planeta. Aventuras como enfrentarse a la mujer que casi mata a su padre y en vez de llevarla tras las rejas después de tener una pelea clásica de superhéroes, tratar de entender que los dos están intentando no quedar opacados por las acciones de sus respectivos progenitores.

Pero estábamos hablando del legado. Y una de las cosas que Robinson se planteó desde el principio fue que cada personaje, vivo o no, sea del pasado o del futuro, que hubiese llevado el nombre de Starman, tuviera una relevancia en esta serie.

Así es como une con una maestría impensada para un autor del que sólo conocíamos antes la miniserie The Golden Age (un Elseworld), Robinson va uniendo los destinos y las historias de todos esos Starman que mencioné antes, desde el alien azul con estilo disco, hasta el líder supremo de un planeta distante, pasando por ese misterioso Starman de 1951, y hasta mostrando lo que pasa en el futuro con el legado de los Knight en el cross-over con el evento DC One Million y con StarBoy, de la Legion of Superheroes.

Pero dije que también es la historia de una ciudad, de uno de esos lugares de fantasía con vida propia que sólo se pueden encontrar en las historietas y que se puede desarrollar gracias a un editor como lo fue Archie Woodwin, que le dejó utilizar a Robinson personajes oscuros y olvidados para darle una vida propia a la ciudad.

Entre esta enorme variedad de personajes que pueblan la hermosa e imposible Opal City, con sus rascacielos enormes y sus oscuros callejones, con su sombrío puerto y su museo de Starman; podemos encontrar esas perfectas contrapartes que necesita Robinson para que Jack se desarrolle y nos haga entender su manera de ver el mundo. Porque si hay algo en lo que Robinson se destaca es en sus diálogos y como, a través de ellos, conocemos a los personajes.

Algunos personajes de apoyo son inventados para la ocasión, como por ejemplo su novia Sadie (la cual es mucho más de lo que parece), “Bobo” Benetti (un ladrón de bancos con superfuerza, ahora reformado), Hamilton Drew (un detective de la época victoriana con aires de Sherlock Holmes que se queda a vivir en el presente luego de ayudar a Jack en un caso) o los O´Dare (cinco hermanos policías, hijos de Billy “Red” O´Dare, un aliado en la fuerza que tenía Ted en los 40s).

Pero otros son conocidos, algunos más, otros menos, como el villano Salomon Grundy (que según nos explican, cada vez que renace lo hace de distinta manera y esta vez lo hace con una mentalidad casi infantil), Black Condor, Phantom Lady, Sue y Ralph Dibny (también conocido como Enlogated Man).

Hasta el mismo David Knight aparece cada doce números para hablar con su hermano, a pesar de estar muerto, en los imperdibles números “Talking with David” donde se profundiza la relación entre los hermanos, pero también se desarrollan las personalidades de ambos.

Y, por supuesto, cómo olvidarse del más importante de todos los personajes secundarios de la serie, The Shade.

Porque también dije que es la historia de un ser inmortal y ese es The Shade.

Villano creado por Gardner Fox en el año 1942, para la revista Flash Comics que puede manipular las sombras y gracias a sus poderes se enfrenta varias veces con el Flash de la Golden Age, Jay Garrick, y con la JSA. Luego fue utilizado también como parte de la galería de enemigos de Barry Allen y fue parte de la Injustice Society.

Pero Robinson nos cuenta mucho más sobre Richard Swift, tal su nombre, ya desde el número uno de la serie, porque juega con su inmortalidad, un aspecto nuevo para todos los lectores.

Como todo inmortal The Shade tiene una visión distinta de la vida. Una visión que a veces lo hace ver como villano (para justificar su accionar en las viejas revistas de la JSA), o como un antihéroe que ve en Jack la continuación del legado de Ted y entonces lo ayuda en la defensa de su querida Opal City y tiene las más interesantes charlas. Porque, claro, ¿quién no querría charlar y aprender de un inmortal?


Pero para que la serie siga siendo sobre Jack y su camino (y la presencia de The Shade no lo opaque), Robinson decide contarnos la historia de Swift en manera literaria. Casi siempre una o dos páginas por número extraídas de los diarios personales de The Shade y los números especiales llamados Time Past, donde se nos cuentan historias pasadas sobre Opal, la JSA o el primer Starman (y también generadas para darle tiempo a los dibujantes Tony Harris y Peter Snejberg de llegar con los plazos de una revista mensual).

The Shade es esa columna vertebral invisible que tiene la serie. Robinson lo utiliza como el gran contenedor de toda la historia de Opal City, sus habitantes y del legado de Ted Knight.

Tal es así que luego de casi 10 años de que terminara la serie, Robinson lo vuelve a mostrar en un especial de la saga Blackest Night, donde se lo ve totalmente compenetrado en su papel de héroe protector de Opal y amigo fiel de Jack.

Tan sólida es la serie, con tantas aristas, que en el año 2002 se pensó hacerla parte del desembarco de héroes televisivos siguiendo a Smallville. Se desarrolló el guión del piloto y, como siempre, se hicieron algunos cambios, pero según cuentan, en 2003 se desestimó el proyecto por el fracaso de la segunda serie con actores de la DC de ese momento, la mal lograda Birds Of Prey.

Todo esto es Starman. Todo esto en sólo 81 números y algunos especiales de verdadero comic superheroico.

Todo esto con un principio y un final que, como verán, no les conté, porque lo interesante es leerlo. Lo interesante es dejarse llevar por el camino del héroe que recorre Jack y que recorremos junto con él, un camino que lo va a llevar a los lugares más extraños y los más inesperados. Pero principalmente por un camino que termina por decisión propia (tanto de Jack como de Robinson). Algo muy extraño en el mercado más grande de las historietas de superhéroes.