jueves, 14 de marzo de 2013

Hellblazer - Segunda Parte - A las puertas del Infierno - La Columna de Logan.



I've had the Devil on my back for Twenty Five Years, grita el pelado británico Rob Halford en su tema Twenty-Five Years, track #11 del disco del 2010 Made of Metal, una frase que bien podría ser el epitafio de un coterráneo suyo: John Constantine. La semana pasada comencé esta serie de reseñas con el fin de introducirlos en el universo del comic Hellblazer, que el mes pasado finalizó su recorrido ininterrumpido en el número 300 bajo el sello de Vertigo. Hechas ya las presentaciones daremos paso a un breve resumen de esta serie, abordando primero el pasado de John, por momentos brutal y repleto de carencias y miserias, y seguido a esto recordaremos a los escritores que pasaron por el título, para finalmente desembocar en un análisis de la adaptación fílmica que la Warner Bros. produjo inspirada en esta serie.




Bloodlines

Nacido en Liverpool, Inglaterra, el 10 de mayo de 1953, su madre, Mary Anne, falleció al dar a luz a John y a su hermano gemelo muerto debido a un aborto forzado en ella por el padre de John, Tomás. Cabe aclarar que el gemelo de John nació muerto ahorcado por el cordón umbilical de su hermano, ¿no? Su padre, incapaz de aceptar la responsabilidad por la muerte de su esposa, culpó a John de la tragedia, razón por la cual ambos convivieron con una profunda aversión el uno por el otro. Sin embargo, en un universo paralelo vislumbrado en Hellblazer # 40, el gemelo de John sobrevive para convertirse en un eximio mago muy querido por sus padres, en una preciosa y aterradora historia escrita por Delano en su despedida de la serie, e ilustrada magistralmente por Dave McKean.
En su infancia, John y su hermana mayor Cheryl vivieron brevemente con sus tíos en Northampton para escapar del alcoholismo de su padre y de su posterior encarcelamiento por robar ropa interior de una vecina, y unos años después cuando su padre fue puesto en libertad regresaron a Liverpool. Los primeros acercamientos de John con la magia se dieron durante los ‘70,  cuando se vio envuelto en círculos ocultistas en Londres, lo que lo llevó a viajar a San Francisco y conocer a la hechicera Zatana, con la cual mantuvo durante un tiempo una relación estable. Para la misma época John quedó enloquecido con la corriente del Punk Rock después de ver a los Sex Pistols en el Club Roxy en Londres en 1977, lo que lo llevó a formar su propia banda, llamada Mucous Membrane, la cual incluiría entre sus miembros a Francis "Chas" Chandler, a quien había conocido en Londres en 1969, mismo que terminaría transformándose en uno de sus mejores y más longevos amigos.
Un incidente digno de señalar es lo sucedido en New Castle, en 1978, donde casi por casualidad John y sus amigos irrumpen en una orgía macabra pergeñada por un hechicero de nombre Alex Logue, en la cual su hija, una niña abusada de nombre Astra, conjura a un demonio para que tome venganza en su nombre con los adultos que la habían maltratado. Lamentablemente el demonio invocado se descontrola y toma posesión de la joven, razón por la cual John no tiene mejor idea que invocar otro demonio para acabar con el primero, ritual fallido que da como resultado final la muerte de Astra, quien es arrastrada al infierno a pesar de los esfuerzos de nuestro protagonista por evitarlo. El resultado: John al borde de la locura recluido durante dos años en Ravenscar, un centro para perturbados peligrosos. New Castle es, dentro de la cronología de Hellblazer, un lugar maldito.

The Devil You Know

Comenzamos acá el repaso por los guionistas que han delineado el destino de nuestro querido John. Luego de las 1ras y muy fuertes pinceladas que dio el maestro Alan Moore al crear a Constantine en la saga American Gothic, comienza el legado que dejarían los diferentes escritores que trabajarían dentro del título Hellblazer. Como les conté en la entrega anterior, el primero de ellos es Jamie Delano, quien, para establecer una comparación justa con el aporte que le dio a este comic y este personaje, me gustaría ponerlo en estos términos: imaginemos que el comic Hellblazer es nada más y nada menos que todas las historias que John Ronald Reuel Tolkien nos ha narrado en su Tierra Media. Bueno, en este contexto, si Alan Moore escribió The Hobbit, Delano en este caso es el que diseñó el mapa de dicha tierra, que se usaría para relatar la totalidad de las mismas, y además escribió el 1er libro de The Lord of the Rings y un par de cuentos del Silmarillion. Si, señores, todo esto es lo que le debe John a Delano, no solo por haber sido el primero y haber estado al frente del título durante tres años sino por terminar de pulir el carácter, la personalidad y las motivaciones del protagonista, además de definir el clima de la serie. No conforme con eso, con el incidente de New Castle estableció la génesis del sentimiento de culpa que mueve a John a realizar ciertas proezas, además de comenzar a pincelar partes del pasado. Dado los pocos números que escribieron dentro de la serie Gaiman y Morrison, me parece coherente saltearlos y seguir con quien sería el relevo de Delano: Garth Ennis. Este oriundo de Belfast es quien, a mi entender, termina de cerrar al personaje: incorporó el primer gran amor que comenzó a acompañar a John mes a mes, Kit, y terminó de establecer los problemas de nuestro protagonista con la bebida. Además, mientras que Delano nos presentó a un chanta que tenía ciertos conocimientos de magia pero siempre que podía intentaba resolver los problemas con trucos y engaños, Ennis nos pinta una relación mucho más perversa de John con la magia, donde lo entendemos como un adicto a la misma, con mortales consecuencias para quienes lo rodean.
Luego de Ennis, que abandona el título en el número #83 para dedicarse de lleno a su hijo pródigo, Preacher, con su fiel amigo y colaborador, Steve Dillon, quien toma las riendas de la colección es otro inglés: Paul Jenkins. Este escritor en pocos números de golpe y porrazo borra casi todo lo construido por Ennis (el alcoholismo, el sentimiento de culpa, etc) y se centra en presentarnos historias ricas en el uso de la mitología inglesa, una mezcla de paganismo y cristiandad que le permite sostenerse durante 40 números. Seguido de él, tanto Warren Ellis como Brian Azzarello y Darko Macan (que tuvo que salir del vestuario en pelotas a escribir esta serie por la inesperada renuncia de Ellis debido a la censura que comenté en la reseña pasada) no se alejaron demasiado de la línea de Jenkins, pero nos permitieron ver a John vivir aventuras en otro continente e inclusive durante un tiempo verlo en prisión.
Quien finalmente retoma las raíces del personaje es otro favorito de quien escribe estas reseñas: Mike sos más groso que Perón y el día que te conozca me meo encima Carey. Mike Carey, señores/as, hace que John regrese a Gran Bretaña, y con esto nos devuelve la magia en todo su esplendor, volvemos a los vicios sin control, al cínico, tramposo y mentiroso que todos amamos, y con él regresan los traumas, las culpas y los deseos de salvar el día… aún cuando seguramente sea su culpa que todo esté por irse al mismo infierno. Carey, fiel a su oficio, demuestra una muñeca impecable en el uso de la continuidad, y logra ponernos los testículos en la garganta dejando a John contra las cuerdas cada 4 o 5 números, generando momentos tan emocionantes y jodidos que uno tiene ganas de tirar el comic a la mierda, saltar de la silla y vitorear cual barra-brava: ¡Ole, ole, ole, oleeeeee, Careeeeeeeeeey, Careeeeeeeeeeey! Si tengo que rasquetear buscando algo negativo de su paso por la colección es que ya para este momento se comenzó a hacer religión que las sagas duren 6 números para después poder compilarlas en su Tradepaperback, y eso muchas veces termina jugándole en contra a las resoluciones de las historias.
Finalizada esta etapa, entran en juego Denise Mina y Andy Diggle. De la primera tengo poco y nada que decir: historias de terror puro y duro donde vemos algunas miserias de la sociedad Escocesa (la autora es oriunda de ese país) pero con un flojo manejo del carácter de nuestro protagonista. De Diggle, suspenso y violencia que encuentran el punto más alto de nuestro coterráneo Leonardo Manco y Danijel Zezelj.
Para finalizar, del #251 al #300, otro campeón de la vida: Peter Milligan. Pero los voy a dejar con las ganas: me explayaré en su etapa cuando analicemos el final de la serie.

Las fantásticas aventuras de nuestro Nigromante favorito en Los Ángeles

Constantine (2005) es el nombre del único film que, hasta el momento, intentó adaptar las historias de nuestro querido John. Dirigida por Francis Lawrence [dirigió I Am Legend (2007), pero después de este film, antes de Constantine era un clipero que había realizado videos musicales para Beyoncé, Britney Spears, Jennifer Lopez, Shakira y Destiny's Child pero también para Garbage, Aerosmith y Green Day] y con una historia escrita por un ignoto Kevin Brodbin y transformada en guión por él y Frank A. Cappello [otro ignoto hasta ese momento, pero que unos años después escribió y dirigió He Was a Quiet Man (2007), un thriller enfermito muy piola con Christian Slater y Elisha Cuthbert], la película contó con el protagónico de Keanu Reeves personificando al brujo inglés, acompañado en el casting por Rachel Weisz, Shia LaBeouf (oh, si… seguro nadie se acuerda de este detalle… antes de Tranformers e Indi Jones, el buenazo de LaBeouf había personificado nada más y nada menos que al mejor amigo de John: Chas Kramer) y el groso de Peter Stormare.
En una época en la que las tendencias duraban un poco más de lo que duran hoy, a fines de los ’90 con el cambio de siglo ahí nomás y todo tipo de teorías conspirativas abarcando ese fenómeno, el cine comenzó a ofrecer su propio punto de vista sobre el tema desde la óptica del catolicismo, ofreciendo, por ejemplo, libres interpretaciones del último capítulo del Nuevo Testamento: el Apocalipsis. Es así como tenemos la presencia de Lucifer en dramas como The Devil's Advocate (1997) -también con Keanu Reeves-, Stigmata (1999), End of Days (1999) -groso Gabriel Byrne que el mismo año hace de Sacerdote combatiendo al Diablo, y de Satanás... ¡Eso es ser multifacético!-, la trilogía The Prophecy que comienza en el ’95 y tiene su final en el 2000, e incluso en comedias como Little Nicky (2000). Para cuando comenzó la producción de Constantine, la siguiente moda que se impuso dentro del cine de terror y suspenso, la generada por el film Saw (2004), donde lo sugerido y las tramas religiosas dejan lugar a lo explícito y los puzles pergeñados por psicópatas (una puesta al día del cine slasher de los ’80), todavía no se había implantado, razón por la cual llevar adelante una producción como esta tenía sentido. Un poco producto de que el sub-género del cine adaptando comics aún no estaba del todo aceitado  (si consideramos que esta producción comenzó en el 2003, Marvel solo había estrenado las 2 1ras Blade’s, la Hulk de Ang Lee, las 2 1ras X-Men, la 1ra Spider-Man de Raimi y Daredevil) y otro poco producto de que Constantine es una más de las fallidas producciones que encara Warner Bros. para deleite de sus fans (?), las decisiones que se tomaron en torno a este film fueron, casi todas, erradas. Agarrar un comic con contenido para lectores maduros, con un lenguaje jodido pero con mucho potencial para un film de terror psicológico con toques morbosos y dejar el trabajo del guión adaptado en manos de 2 muertos, y comisionar la dirección del mismo a un clipero que cimentó su carrera con videos de música Pop es, definitivamente, un error producto de la inexperiencia o de la falta de interés por lograr un producto final de calidad. En la vereda de enfrente tenés a Singer, Raimi, Ang Lee y Guillermo del Toro, pero nah… Warner pone este proyecto en manos de un clon de Joel Schumacher, una vez más. Y luego, para rematar, eligen como protagonista a… KeanuNeoReeves. En retrospectiva, fue la menos desacertada de todas las decisiones que tomaron. Ok, todos estamos de acuerdo en que Reeves es de madera, por supuesto, sumado a que no es Británico ni por asomo… pero de todos modos el guión no iba a requerir ese acento de él, y en el 2003,  Reeves aún tenía poder de convocatoria, ya que ese mismo año finalizaba la trilogía de Matrix. Al menos ahí, Warner se puso con algo de mosca… pero con esos guionistas y ese director, el producto final iba a estar lejos de ser digno del personaje en papel. Lejos.
Para  cuando nos embarcamos en la aventura de ser espectadores de Constantine (2005), teniendo en cuenta estos errores de producción, no nos debería sorprender el resultado final: un film pálido, sin alma ni corazón, con una trama apenas llamativa que toma dos o tres elementos de la saga Dangerous Habits de Ennis a la cual le suman un par de detalles más de lo escrito por Delano que termina teniendo un remate entre predecible y trillado done todo se resume a una batalla entre el bien y el mal. Y esta vez no definen por penal, no. Para los lectores del personaje se cometieron todos los ultrajes posibles en la traslación, siendo el peor de ellos el hecho de que John no viva en Inglaterra sino en la norteamericana ciudad de Los Ángeles. Conservaron la adicción al cigarrillo del protagonista y vemos también una tibia mención a problemas con el alcohol… olvidaron adaptar su estética, su humor cínico, sus comentarios racistas u homofóbicos, sus constantes bajadas de línea políticas, el sexo irresponsable… básicamente todo lo que es políticamente incorrecto y éticamente cuestionable. Como frutilla del postre, casi al final del film John se arma con una Holy Shotgun (?) y arremete contra algunos demonios con sorpresivos rituales coreografiados cual Glee, todo esto enmarcado en una estética muy cuidada y limpia -digna del director elegido-, con preciosos efectos digitales cada 30 segundos, uso de tremendas e innecesarias cámaras lentas y unos demonios muy imponentes y vistosos. ¿Qué se puede rescatar de todo esto? Para el personaje, nada. Constantine (2005) es a Hellblazer lo que Batman & Robin (1997) es a Batman, pero si una noche tu novia –que no lee un comic ni aunque la amenaces de muerte- tiene ganas de ver alguna película de suspenso/terror donde se plasme una batalla entre Ángeles y Demonios en la tierra… que se yo, esta safa. Ponele.
La semana que viene comenzamos con las esperadas entrevistas a artistas que han trabajado en Hellblazer, cimentando el camino para el final de estas reseñas, donde analizaremos la conclusión de la serie y tendremos acceso al banquete de despedida, la última sorpresa para John. Mantente sintonizado acá, en Tierra Freak.